Pedro Sánchez pide a la cultura que se una a su causa: «Se equivocan quienes exigen un sector anodino y equidistante»
El jefe del Ejecutivo defiende la expulsión de Israel del Festival de Eurovisión: «No podemos permitir dobles estándares, tampoco en la cultura»
El turismo cultural impulsó la recuperación del sector tras la pandemia

Pedro Sánchez está decidido a usar la cultura al servicio de la causa izquierdista; a la suya, básicamente. Para el presidente del Gobierno, todo vale contra las derechas, extremas o no. «Se equivocan quienes exigen un sector cultural anodino y equidistante», sostuvo este lunes el ... presidente del Gobierno. No lo pudo decir más claro: «La cultura nos ayuda a combatir miedos [...] y a defender aquellos valores que hoy se están poniendo en cuestión y que tratan de normalizarse a golpe de noticias que vemos en los telediarios». Por ello, el jefe del Ejecutivo dio la razón a «aquellos que usan la cultura para defender valores que se pueden estar poniendo en cuestión». Y los enumeró: en primer lugar, la democracia, y ya más concretamente «unos servicios públicos de calidad», «denunciar la reacción que provocan conductas machistas», «exigir un compromiso con el medio ambiente», «un compromiso mucho más firme» contra la emergencia climática y pedir el fin de la guerra en Ucrania e Israel. «Y, desde aquí, un abrazo solidario para el pueblo de Ucrania y el pueblo de Palestina».
Sánchez realizó estas manifestaciones durante la presentación de un informe de la Fundación Cotec sobre los sectores culturales y creativos en España. Entre el público asistente al Museo del Traje, donde tuvo lugar el evento, se encontraban las caras visibles del sector: desde los directores de museos como el Prado o el Reina Sofía hasta representantes de organizaciones e instituciones de la industria. Había, además, cinco ministros, nada más y nada menos: Yolanda Díaz (Trabajo), José Manuel Albares (Exteriores), Óscar López (Transformación Digital), Elma Saiz (Inclusión) y, por supuesto, Ernest Urtasun, ministro de Cultura, el portavoz de Sumar que asumió la cartera con la misión de dar la batalla cultural contra la derecha. Este fin de semana, sin ir más lejos, se encargó de dejar claro que el fondo proisraelí KKR, que ha adquirido festivales como el Viña Rock, «no es bienvenido en la cultura en nuestro país».
Aunque Sánchez accedió a sacrificar la cartera de Cultura para lograr el apoyo de Sumar a su investidura tras las elecciones de 2023, el PSOE no está dispuesto a dejar en manos de su socio de gobierno toda la potencia de artillería propagandista que tiene este sector. Porque, como dijo, «la cultura es la forma más auténtica y libre que tenemos de expresar nuestras ideas y nuestros valores». Lo que no quedó claro es si se refería a los valores de la sociedad española o ese «nuestros» solo hacía mención a los suyos. Al otro lado del Atlántico, denunció, «estamos viendo que a brillantes cantantes se les está exigiendo el silencio». Se refería, claro, a Bruce Springsteen, a quien Donald Trump llamó «imbécil prepotente» y «más tonto que una piedra». El cantante había dicho que EE.UU. «está en manos de una administración corrupta, incompetente y traidora».
En línea con su visión de la cultura como un arma de combate al servicio de la izquierda, a Sánchez le pareció natural pedir que Israel no participe en el Festival de Eurovisión. «El compromiso de España con la legalidad internacional debe ser constante, también desde la cultura», sostuvo el jefe del Ejecutivo.
Récord en turismo cultural
Los anfitriones del acto estaban a favor de causa. La presidenta de la Fundación Cotec, Cristina Garmendia, fue ministra de Ciencia con Zapatero. Ante un público convocado para aplaudir al presidente, Sánchez llamó a ver la cultura como algo más que una fuente de identidades: como «un motor económico imprescindible para nuestro país». No en vano, el informe de Cotec certifica que los sectores culturales y creativos están creciendo por encima de la media de la economía española desde la pandemia. Por cada euro invertido en cultura hay un retorno económico de 1,75 euros, con un efecto multiplicador que supera a la construcción o al turismo. En datos macro, la cultura aporta más de un 2 por ciento de la economía del país y dio empleo en 2024 a 760.000 personas, una cifra récord.
Quizás así, añadió Sánchez, «algunos entiendan que la cultura no es un adorno, no es una frivolidad, no es lo que viene después de lo importante, como suele pasar con otras muchas cosas, por ejemplo, cuando hablamos de la emergencia climática; la cultura es, también, una fuente de desarrollo y un motor económico». Aquello de «lo que viene después de lo importante» sonó a una enmienda a lo que dijo Uribes -el tercero de los cinco ministros de Cultura que ha nombrado- cuando estalló la crisis del Covid: «Primero va la vida y luego el cine». Sánchez no quiere más tropiezos en este sentido, y en posicionamientos como este se nota la mano de Manuela Villa, a quien el presidente puso al frente de la Oficina de Asuntos Culturales, en La Moncloa. ¿Su objetivo? Tener cierta tutela sobre el ministerio de Urtasun y no quedar descolgado en este terreno. Cuando llegan los periodos electorales, nadie aprieta tanto como el colectivo de los artistas, y esto la izquierda lo sabe bien.
La radiografía que hace Cotec del sector combina datos positivos con otros negativos. Por ejemplo: el salario medio de los trabajadores por cuenta ajena es superior al promedio de la economía, y se observa una brecha de género inferior que el conjunto del mercado laboral, pero en cambio hay una dispersión salarial pronunciada entre los que ganan más y los que menos. Otro dato positivo es el buen comportamiento del turismo cultural. El año 2023 registró una cifra récord de turistas culturales: se ha pasado en cuatro años de 14,4 millones de visitantes (2019) a 16,6 millones. Casi uno de cada cuatro visitantes internacionales vienen a España por este motivo y, además, tienen un gasto superior al del resto de turistas. «España es la cuarta potencia cultural del mundo» en 'soft power', destacó Sánchez, solamente superado por EE.UU., Francia e Italia. «Estamos por delante en cultura de otras potencias como Alemania, China o Japón».
A lo que no se refirió el presidente del Gobierno fue a otros datos menos positivos: que la cultura no se encuentra entre las políticas prioritarias de gasto público para los ciudadanos, y que la intensidad de preferencia por esta política ha caído en los últimos años, siendo la opción que más retrocede, hasta el sexto lugar. Lideran la preferencia los tres pilares del Estado de Bienestar (sanidad, educación y pensiones), seguidos de las políticas de ciencia e innovación y medio ambiente. Cataluña, Comunidad Valenciana y Castilla y León son las comunidades autónomas que más valoran las políticas de gasto en cultura.
Marca España
Sánchez aprovechó su discurso para anunciar una serie de medidas enfocadas al sector. Por un lado, habló de dinero: habrá «nada más y nada menos» que 1.700 millones de euros de los fondos Next Generation para la segunda fase del 'hub' audiovisual, que el Gobierno lanzó en 2021 con el objetivo de hacer de España un polo de atracción de la producción audiovisual. «Desde el punto de vista de la política económica, os situamos como un sector estratégico del país», afirmó Sánchez. Las condiciones para no quedarse fuera ya las había detallado antes. Las otras medidas que el Gobierno quiere implementar tienen que ver con la internacionalización de lo que el anterior Ejecutivo, el que lideró Mariano Rajoy, llamó Marca España.
«En primer lugar, vamos a actualizar el convenio que rige el Plan de Acción Cultural Exterior (convenio PACE) entre el Ministerio de Exteriores y el Ministerio de Cultura», avanzó Sánchez. «Lo vamos a hacer atendiendo al nuevo contexto geopolítico, dotándolo de mayor capacidad de coordinación entre organismos, que siempre es algo recurrente que nos dicen desde el sector privado». El Gobierno pretende también activar un Consejo de Acción Cultural Exterior, que se reunirá anualmente y contará con la presencia del Instituto Cervantes, la Aecid y RTVE. En tercer lugar, expuso Sánchez, constituirá un órgano consultivo con participación del sector cultural que sirva como asesoramiento externo: «Es importante incorporar de manera mucho más activa y verdadera a los actores, a las actrices, a los agentes protagonistas de la presencia cultural y creativa de España en el exterior».
Por último, después del verano, el Gobierno cuenta con presentar el Plan Nacional de Acción Cultural en el Exterior 2025-2028. Tendrá cinco ejes clave: potenciar las industrias culturales, usar la cultura como una herramienta para la diplomacia y la cooperación, mejorar la «marca de la cultura española a nivel internacional» -casi se le escapó a Sánchez lo de la Marca España de Rajoy-, reforzar el rol del idioma español como un activo único a nivel mundial y modernizar la estructura de Acción Cultural Española a los nuevos requerimientos del contexto global. «En esto estamos también en el Ministerio de Asuntos Exteriores y, también, lógicamente, en el Ministerio de Cultura», dijo el presidente. «Tenemos que aprovechar la enorme fuerza de toda nuestra industria cultural, su poder de persuasión, para seguir construyendo diálogo».
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