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ABC Cultural

Pedro Pablo Rubens y la exuberancia barroca conquistan CaixaForum

El Museo del Prado cede 62 piezas para una gran exposición que intenta explicar la vida y obra del gran pintor flamenco, así como de otros maestros como Van Dyck, Jordaens o Brueghel

Una pieza de Rubens de la National Gallery puesta en duda

Una visitante frente a 'Apolo vencedor de Pan' Fundación 'La Caixa'

Carlos Sala

Barcelona

Dentro de Pedro Pablo Rubens (1577-1640) hay múltiples Rubens. Está el pintor, por supuesto, pero también el coleccionista, el estudioso del mundo clásico, el erudito y filósofo, el políglota que dominaba cuatro idiomas, el diplomático y cortesano, y el provocador que dio una patada al mundo del arte del XVII y lo llevó a la modernidad. Su figura es inabarcable, lo que hace de 'Rubens y los artistas del Barroco flamenco', la nueva exposición de CaixaForum alrededor del artista, un hito imprescindible para contextualizar su enorme figura y ayudar a comprender mejor su genio.

A partir de 62 piezas de las colecciones del Museo del Prado, de grandes óleos a dibujos, grabados, relieves o cuadernos de notas, la muestra nos adentra en el taller del artista en Amberes y nos enseña cómo fue capaz de coger toda la sabiduría aprendida por el arte clásico y dotarla de una nueva modernidad y dinamismo. «Rubens solía decir que la mayoría de obras de sus colegas olían a piedra porque no iban más allá del mundo clásico, sólo eran burdas copias. Él era capaz de coger dibujos clásicos del renacimiento y ¡corregirlos! Su pasión por crear imágenes vivas es fascinante», reconoce Miguel Falomir, director del Museo del Prado.

La exposición, dividida en nueve ámbitos temáticos, cuenta con obras icónicas del artista barroco como 'El juicio de Paris', restaurada específicamente para la exposición, 'Apolo vencedor de Pan' o 'La infanta Isabel Clara Eugenia', entre muchos otros. Aunque es en las pequeñas piezas que enmarcan el contexto de estas grandes obras donde la exposición consigue ser mucho más que un contenedor de obras maestras. Por ejemplo, tenemos un libreta de apuntes donde se ven sus notas y dibujos preparatorios; una copia del dibujo de 'La batalla de Anghiari' de Leonardo da Vinci o otro dibujo en que se puede ver como Rubens corrige y mejora una obra original de Maarten van Heemskerck.

La exposición se abre con una recreación escenográfica del taller de un artista de la época para evocar el universo barroco que vio florecer al genio flamenco. Desde el inicio, vemos su exaltaba pulsión creativa explotar en sus tradicionales cuerpos dinámicos, llenos de vida y su gusto por temas mitológicos. Por ejemplo, podemos ver 'La disputa entre Minerva y Neptuno' cuadro que Velazquez inmortalizó en el fondo de 'Las meninas'. «El mensaje que Rubens parece querer dejar claro con sus cuadros de temas mitológicos es que las pasiones humanas y las de los dioses no difieren en nada y que todos los actos, todos, tienen consecuencias», asegura José Juan Pérez Preciado, comisario de la exposición y técnico del área de conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo del Prado.

De Brueghel a Jordaens o Van Dyck

A partir de aquí, miraremos cara a cara al erudito Rubens, conocedor de la historia de la filosofía, con obras milagrosas como 'La muerte de Séneca', donde el pintor plasma el suicidio del filósofo español, máximo exponente del neo estoicismo, tan en boga en la actualidad. «Es un cuadro inspirado en la estatua 'El pescador de Egipto' que está en el Louvre y que abruma al espectador con su fuerza arrebatadora», comenta Pérez Preciado.

También veremos al Rubens diplomático, al que viaja a España y pinta por encargo del Marqués de Leganés, que entregará la obra a los Reyes, lo que le abrirá las puertas de par en par de las cortes españolas y donde tendrá grandes mecenas, como la Infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II y gobernadora de los Países Bajos.

Aunque la exposición no se queda simplemente con Rubens. Completa su recorrido con obras de otros maestros de la pintura flamenca del siglo XVII como Anton van Dyck, Jacques Jordaens, Jan Brueghel el viejo o David Teniers, entre otros. Por ejemplo, destaca el retrato 'EL conde de Hendrik van den Bergh', de van Dick o la obra tallada en marfil 'Danza de niños con el dios Pan', de Lucas Faydherbe. «En esa época, los pintores se ven a si mismos como importantes miembros de la sociedad, como pequeños burgueses que al representarse no necesitan dibujarse con un pincel. Tienen una idea de sí mismos más allá del artista», asegura Pérez Preciado.

La recreación del paisaje, la forma en que enaltecen el retrato, la fuerza política y propagandística de sus encargos reales, la gran renovación de la iconografía religiosa o el impacto de las naturalezas muertas son otros de los temas que analiza la muestra, con obras maestras como 'Mercado y lavandero en Flandes', de Jan Brueghel el Viejo o 'Concierto de aves', de Jan Fyt.

La gran historia sobre Rubens todavía queda por escribirse y su estancia en España, con misiones diplomáticas secretas y juegos de espías incluidas para influir en las negociaciones de paz entre España e Inglaterra, lo convierten casi en un personaje inverosímil. Esta exposición hace justicia a la hora de aproximarnos a todas las vertientes de un hombre genial y cosmopolita.

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