Patricia Guerrero: «El tablao es una parte de mí, no puedo abandonarlo, lo necesito»

«Granada está llena de Lorca y los granadinos nos reconocemos en su arte y en su expresión», dice la bailaora, que reconoce que la de Nueva York fue una noche muy especial. «Esta plaza significa muchísimo. Estamos en Times Square, en la capital del mundo culturalmente, y para un artista esto significa mucho. 'Alter Ego' es una propuesta que nos toca mucho a Alfonso y a mí, y salimos con la seguridad de que íbamos a disfrutar mucho« –la bailaora reconoce que esta gira neoyorquina le ha venido muy bien para despejarse y sentirse solamente bailaora y no directora de compañía–.

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Patricia Guerrero se admira del público neoyorquino, puesto en pie al concluir el espectáculo. «Es una locura; el público aquí se llena de nuestra energía, y no es tan frecuente de ver. ¡Y la matinée...! –por la mañana del día de su actuación ofrecieron una función reducida para varios centenares de niños de entre 8 y 12 años, procedentes de colegios públicos, y a los que anteriormente les explicaron en clase lo que iban a ver–. Fue espectacular, tan respetuosos, chillando cuando había que chillar. Yo estaba emocionada, y pensaba: qué pena que no tengamos en España algo parecido, matinées para colegios en el Teatro Real, en la Zarzuela... Es algo tan importante. Y dice Miguel Marín que son las funciones que antes se llenan, porque las familias y los educadores saben lo importante que es el arte para los niños«.

Hay un acento quejoso en sus palabras. Y cuando se le pregunta si el flamenco está suficientemente valorado en España dice enseguida que no. «La atención y el apoyo a la cultura en España deja mucho que desear, y la gente no la consume porque no la conoce; no le llega como le tiene que llegar. Y el flamenco es uno de los grandes perjudicados. Hay un desconocimiento muy preocupante por parte del español ante su cultura, porque el flamenco es parte de nuestra cultura, de nuestra identidad, pero la gente no lo conoce, sigue pensando que es algo para guiris. Siempre pregunto, cuando doy charlas en alguna universidad, cuánta gente ha ido a un tablao, y levantan la mano una o dos personas. En los tablaos hay verdaderas joyas; ir a un tablao es un planazo, pero no vamos porque lo desconocemos«.

Reconoce Patricia Guerrero que no todos presentan espectáculos con la misma calidad –«tampoco todos los teatros tienen la misma calidad en su programación»–, pero los tablaos siempre han sido de alto nivel: el Arenal, Los Gallos; han ido los mejores artistas, desde Morente a Carmen Linares. Y los flamencos comíamos, y comemos, de los tablaos... No sé, me preocupa el desconocimiento que hay, especialmente por parte de la gente joven; desde el Ballet Flamenco de Andalucía trabajamos para llevar el flamenco a la Universidad, a los conservatorios... Incluso entre los jóvenes del propio Ballet hacemos esa labor de pedagogía, para que sepan de dónde vienen. Hay entre los jóvenes una falta de afición, pero eso ha ocurrido siempre. En el Ballet hay gente muy aficionada y otros que escuchan quizás demasiado reguetón, pero mi labor es inculcarles el trabajo y la afición, y a partir de ahí cada uno tiene que decidir«.

La bailaora conoce ya grandes teatros en todo el mundo, pero siempre vuelve al tablao. «Existe en el mundo del baile el discurso de que si estamos en los teatros ya no podemos estar en los tablaos. Yo reflexioné mucho sobre ello y no estoy de acuerdo con esa afirmación. Para mí el tablao es otra parte de mi carrera; evidentemente, no voy a ir asiduamente como cuando no tenía tanto trabajo y le dedicaba al tablao el cien por cien de mi esfuerzo. Pero es un lugar donde el artista se desarrolla y se expresa de otra manera. Y para mí es necesario; es un desahogo en todos los sentidos, mental, físico, artístico... Es otra parte de mi carrera. Y si la abandono, es como si me abandonara a una parte de mí».