Nikolaos Stampolidis, director del Museo de la Acrópolis: «Los británicos siempre buscan argumentos para que no regresen los mármoles del Partenón»
Al mando de la institución desde 2021, el doctor en Arqueología habla en exclusiva con ABC sobre la polémica desatada a raíz de las negociaciones entre Atenas y Londres para la repatriación de las esculturas
Entramos en el museo y caminamos sobre una enorme cristalera, bajo nuestros pies espectaculares restos arqueológicos que narran siglos de la historia de Atenas. Dentro de este magnífico edificio que custodia los tesoros de la Acrópolis nos espera Nikolaos Stampolidis, director general ... de la institución que se ha visto salpicada por la reciente polémica sobre la restitución de las esculturas del Partenón.
Stampolidis al igual que la propia Atenas, ha tenido un día ajetreado. Esa misma mañana, en el centro de la capital helena, se ha celebrado el funeral de Constantino II de Grecia. Paseamos por este imponente edificio inaugurado en 2009. En la tercera planta, encontramos una reproducción del Partenón. En ella, con sumo cuidado, se han ido colocando las metopas y los triglifos que decoraban las paredes del templo.
Faltan solo las que fueron arrancadas y vendidas al Museo Británico por Lord Elgin hace doscientos años. En el lugar de las obras expoliadas han sido colocadas unas reproducciones, en paciente espera a que regresen las originales. Todo está preparado para que las obras se vuelvan a fundir con el conjunto monumental al que pertenecen.
El museo está elaborando un nuevo discurso expositivo y diseñando un espacio en el que se expliquen los grupos sociales que convivieron en los siglos de oro de este monumento patrimonio de la Humanidad. El arqueólogo explica que «el propio friso corrido del Partenón es un testimonio único de las distintas clases sociales en la Atenas de Pericles». Según Stampolidis, este bajorrelieve convierte al Partenón en «símbolo de la democracia», ya que es la primera vez que en un templo no se representa un tema mitológico, sino una escena que refleja la vida real de la polis.
Símbolo de la democracia
«El friso corrido del Partenón es un testimonio único de las distintas clases sociales en la Atenas de Pericles»
Desde que asumió el cargo, Stampolidis ha tenido como misión principal el retorno y la reunificación de las esculturas del Partenón. Hace hincapié en la palabra reunificación porque «se trata de volver a colocar las obras que fueron arrancadas, cortadas en piezas del templo del que formaban parte». Al poco tiempo de su nombramiento, una resolución de la Unesco legitimaba la demanda del país heleno.
Desde entonces, el museo ha conseguido que Sicilia devuelva el Fragmento de Fragan y, hace escasas semanas, el Vaticano repatrió otros tres que custodiaba entre sus colecciones, todos ellos provenientes del Partenón. «El Papa Francisco no pudo expresar mejor el espíritu de las restituciones», dice Stompolidis «por el deseo de continuar por el camino del testimonio de la Verdad». Visiblemente emocionado repite las palabras del Pontífice.
Un museo a medida para las obras expoliadas
La creación de un museo fue uno de los requisitos que Londres pedía a Atenas para la devolución de las obras de Fidias. Han pasado 14 años y, sin embargo, las esculturas no han retornado.
Stampolidis cuenta que «los británicos siempre han intentado buscar nuevos argumentos para que no regresen las esculturas. Al principio era la contaminación atmosférica, como si en Londres no hubiera contaminación; después, era que el museo que teníamos era demasiado pequeño y las obras no cabrían, lo que era verdad. (…) Una vez construido el museo, los británicos empezaron a inventarse otras razones. Entre ellas, que la resolución de 1963 del Parlamento prohíbe la salida de obras de sus museos. Algo que no es cierto, porque sabemos que algunas piezas procedentes de expolios realizados por los nazis han sido devueltas a sus países de origen».
Otro de los argumentos esgrimidos por el Reino Unido es que el Británico es un museo universal. En este sentido, el arqueólogo griego cree que no es ético que se autoproclame universal «cuando lo que está enseñando es la historia del expolio», ya que sus salas están a rebosar de obras que «fueron llevadas a Londres sin el consentimiento de los pueblos que las crearon».
La sala griega del Partenón tiene vistas al templo, convirtiendo la visita en una experiencia inmersiva que permite al visitante entender mejor su contexto histórico y artístico. En cambio, en Londres «las placas están colgadas en la pared como si de lienzos se tratara, sin que cuenten nada del Partenón o de la sociedad que los creó» lamenta Stampolidis.
Respuesta a los argumentos de Michelle Donelan
En su entrevista con la radio pública, la ministra de Cultura británica aseguraba que no había intención de devolver las obras a Grecia. Michelle Donelan afirmaba, además, que George Osborne, el director del Museo Británico, pensaba igual que ella en lo referente a la repatriación de las esculturas. A juicio de Stampolidis, «una ministra no debe expresarse en ese tono» en un tema tan delicado y más cuando la propia Unesco ha legitimado la demanda griega. Además, no cree que Osborne comparta la misma opinión que ella en este asunto.
En sus declaraciones, Donelan remarcó también que la propiedad de los mármoles es británica y que debían permanecer en la institución de Londres que los conserva desde hace doscientos años. Ante esta afirmación, Stampolidis replica que es un argumento sin ninguna base porque no se pueden considerar más importantes los 200 años que las esculturas llevan en la institución británica que los 2.500 años que el monumento lleva en pie en Grecia. Y añade visiblemente enfadado que «si nadie pone en duda la procedencia de las esculturas, nadie puede tener dudas sobre a quién pertenecen».
Un grupo de visitantes contempla los mármoles de Elgin en el Museo Británico
En cuanto a la posibilidad de un préstamo a largo plazo (de unos cien años), citada por la ministra británica, Stampolidis responde rotundamente que «los términos préstamo o regalo no pueden ser admitidos por la parte griega, pero tampoco por el conjunto de la Humanidad» y saca a colación el caso del Fragmento Fagan, que fue trasladado desde Sicilia al Museo ateniense en concepto de depósito, término que, según el director de la institución helena, no tiene el mismo peso que el de préstamo. Esta palabra levantó fuertes críticas entre la opinión griega y la oposición parlamentaria al gobierno conservador de Mitsotakis. Parece que, con esta estrategia lingüística, Grecia pretende rebajar el peso del impopular término de préstamo.
«Los términos préstamo o regalo no pueden ser admitidos por la parte griega, pero tampoco por el conjunto de la Humanidad»
Tajante en sus declaraciones, Donelan aseguró que realizar un acuerdo similar al que apuntaba la prensa, «abriría la puerta a cuestionar todo el contenido de nuestros museos» y sería como «destapar la Caja de Pandora». A juicio de Stampolidis, es un gran error pensar así ya que «Grecia solo ha reclamado las esculturas del Partenón» y no otras obras como, por ejemplo, la Venus de Milo u otras esculturas que se encuentran en museos de todo el mundo.
El griego resalta que «el caso de la repatriación de las esculturas del Partenón es único porque no se trata de hallazgos fortuitos, ni de obras que fueron robadas de varios sitios. El Partenón es un monumento que lleva 2500 años sobre la Acrópolis, sobre la Roca Sagrada, todas sus partes se encuentran allí». Además, «es símbolo de la Unesco, símbolo de la belleza clásica arquitectónica y escultórica pero, sobre todo, es símbolo de la democracia y, como no se trata de un monumento cualquiera, entonces, ¿por qué tiene que estar desmembrado?», añade.
«El Partenón es símbolo de la Unesco, símbolo de la belleza clásica arquitectónica y escultórica, pero, sobre todo, símbolo de la democracia y, como no se trata de un monumento cualquiera, entonces, ¿por qué tiene que estar desmembrado?
Por otro lado, Stampolidis recuerda que el Museo Británico se agarra a un supuesto contrato firmado con un sultán por el cual Lord Elgin habría adquirido los mármoles tras un intercambio económico. Según el arqueólogo griego, este documento nunca ha sido mostrado, y «lo único que se conserva es una traducción al italiano del responsable de extraer las esculturas, reducir su grosor y cortarlas en pedazos». Para trasladar las obras a Londres por barco no tuvieron más remedio que reducir su peso y tamaño, explica.
La parte griega siempre ha esgrimido que no existió dicho contrato entre el sultán y el Lord, sino que se trató de un soborno a la guardia otomana que custodiaba el monumento para que mirasen a otro lado. «No fue un acuerdo con el sultán, con el estado otomano, fue un acuerdo previo pago de un soborno a los funcionarios. Después Elgin los vendió al Británico por 35.000 liras esterlinas. ¿Eso les da derecho a decir que las esculturas son de su propiedad?». pregunta.
Apoyo de la población británica
Aunque parece complicado que en este ambiente puedan retomarse unas negociaciones, Stampolidis es de la opinión de que la parte griega debe volver a solicitar la restitución de las esculturas milenarias y, por su parte, el gobierno británico debe buscar una fórmula para poner solución al problema, ya que, en palabras del arqueólogo, «el propio monumento está pidiendo a voces que se le devuelvan sus obras» y según encuestas publicadas por medios ingleses, tres cuartas partes de la población británica está a favor de la repatriación de las piezas. «Desde el momento que un porcentaje tan alto de la población está a favor, el Parlamento británico debería o bien cambiar la ley o tomar la valiente decisión de devolver las esculturas», dice.
Antes de despedirnos Stampolidis hace un llamamiento a los ingleses para que «sean protagonistas de un sistema en el que impere lo moral, devolviendo y reunificando las esculturas del Partenón al Museo de la Acrópolis, hogar común a todos nosotros».