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ABC Cultural

Del Niágara de los madrileños al 'charco del obrero'

Decíamos ayer

Una campaña de prensa instó en 1930 al Ayuntamiento a convertir el lago del Retiro y el de la Casa de Campo en las primeras piscinas municipales de la ciudad

El verano en que los tiburones acecharon las playas españolas

Nadadores de la Federación castellana en las pruebas en la piscina del Niágara en 1931 DÍAZ CASARIEGO
Mónica Arrizabalaga

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Tom Ray se vería satisfecho. Su clamor, a la larga, tuvo su recompensa. La ciudad de Madrid cuenta hoy con 30 piscinas municipales para sus más de 3,5 millones de habitantes. ¿Suficiente? Habrá quien eche de menos alguna más, pero cuando el periodista deportivo ... de este periódico escribió su artículo '¡Piscinas! ¡Piscinas!'en 1930 no había «ni una sola piscina pública (municipal o no)» en la capital española. Solo existía una casa de baños públicos y algún que otro establecimiento particular donde refrescar el cuerpo de las elocuentes temperaturas veraniegas. Para el millón de vecinos que poblaban ya la villa, eran recursos a todas luces escasos para sobrellevar el calor. «Está todo por hacer», decía Ray. Y no solo en Madrid, sino en todas las capitales de provincia, salvo en las del litoral y en las bañadas por ríos caudalosos.

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Sobre el autor Mónica Arrizabalaga

Redactora especializada en arqueología y patrimonio. Autora de 'España, la historia imaginada' (Espasa) y coautora, junto con Federico Ayala, de 'La Gaceta olvidada' (Libros.com).

Mónica Arrizabalaga

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