Viva Suecia: «Después de la pandemia está habiendo tanto odio que ya aburre»
La banda deja el sello independiente Subterfuge para publicar con Universal su nuevo disco, 'El amor de la clase que sea'
Nacho Serrano
El cuarteto Viva Suecia ha abandonado, no sin cierto mal rollito, el sello independiente con el que había publicado sus tres primeros discos (han dicho por ahí que Subterfuge los veía como «un negocio» y que se sentían «sobreexplotados») para firmar con la multinacional ... Sony. Ya no hay debate acerca de si sucesos como este suponen un clavo más en el ataúd del 'indie', porque éste ya lleva tiempo a tres metros bajo tierra. A estas alturas, es mucho más interesante analizar los efectos de este fenómeno de absorción que este viernes ha hecho germinar 'El amor de la clase que sea', un nuevo trabajo en el que los murcianos colaboran con Luz Casal y Dani Fernández (ex de la boy band Auryn), gente del 'mainstream', una palabra que curiosamente, parece seguir teniendo sentido a pesar de carecer de antagonista.
«Para empezar, este disco es el que se ha hecho con más recursos y con más tiempo de nuestra carrera, es el disco grande que queríamos hacer desde hace mucho tiempo», apunta el cantante Rafa Val. «Ha sido el proceso creativo más largo, más calmado y más bonito de todos, entre otras cosas porque para hacer las canciones nos fuimos a una casa rural de la sierra de Riópar (Albacete). Un sitio precioso con un lago, perfecto para estar con tus amigos. Montamos un pequeño estudio de grabación casero, y en tres tandas salió el disco».
Tener más recursos está muy bien, pero a veces puede complicarlo todo más de lo necesario, ¿no?
En nuestro caso teníamos tan claro hacia dónde queríamos ir, así que en el momento de partir de cero sentíamos una libertad total. Y también la responsabilidad de hacer algo en condiciones. Desde el primer momento dejamos de pensar en el concepto 'disco' para centrarnos en el concepto 'canciones'.
«La pandemia nos había dado la mejor oportunidad en un siglo para ser una raza más empática, y hemos hecho lo contrario»
El título de la canción 'No hemos aprendido nada' parece la moraleja post-pandemia, ¿no?
Es una de las lecturas más claras. La pandemia nos había dado la ocasión más perfecta en un siglo para ser una raza más empática, para crear vínculos, para olvidarnos de mierdas estúpidas, porque por primera vez todos vivimos lo mismo al mismo tiempo. Y hemos hecho lo contrario. Empieza a haber tanto odio que ya aburre. Los políticos hacen estupideces, los medios manipulan la realidad a su antojo... la pandemia ha exacerbado la parte más mezquina del ser humano.
Dani Fernández se antojaba un artista con un perfil alejado al vuestro.
Esta es una aportación nuestra al mundo de la música, demostrar que nos podemos liberar de prejuicios. Todos pensamos que tenemos calados a ciertos artistas, hasta que nos interesamos por lo que hacen, por situación y sus circunstancias, y apreciamos su música por lo que es. A Dani le conocemos y nos parece una persona estupenda, y cuando entró al estudio y empezó a cantar, a todos nos pareció increíble.
Y grabar con Luz Casal, ¿qué?
Pues es uno de los mayores logros que hemos alcanzado como seres humanos. Nunca estaremos suficientemente agradecidos a Luz por haber querido entrar un ratito en nuestro mundo y dejar su firma. Es una cosa increíble colaborar con alguien tan atemporal, que es un referente para tanta gente. Ha sido tan bonito que ha sido apabullante.
En 'El Mal' canta: 'No seremos padres, no encontraremos paz donde no se vende'. ¿Tan malas son las perspectivas?
Cada día es más complicado ser padre. Primero porque la sociedad en la que vivimos te aboca a serlo cada vez más tarde, y segundo porque especialmente ahora con todo lo que se nos viene encima, a nivel económico va a ser complicadísimo. Y el verso de la paz se refiere a que es imposible conseguir cosas que no se pueden comprar, independientemente del dinero que tengas.
La cosa no pinta bien para los bolsillos, pero su gira ya tiene media docena de 'entradas agotadas'.
Es una cosa increíble, y ni siquiera ha salido el disco. Hay dos Rivieras llenas y una tercera a la venta con mucha antelación. Es brutal.
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¿En sus inicios pasaron tiempos de penuria económica como los que relató hace poco Víctor Cabezuelo, de Rufus T. Firefly, cuando reveló que a veces cobraban treinta euros por cabeza en los festivales, después de años de carrera?
Víctor se metió en un embolao ahí (risas). Te voy a hablar desde nuestra experiencia personal. Nosotros siempre hemos tenido la sensación de que cobrábamos lo que generábamos. En algunos festivales nos han pagado de más, y en otros de menos, pero siempre hemos considerado justo lo que se nos pagaba. Siempre hemos cobrado lo que valíamos, o lo que se supone que valíamos. Lo que no veo bien es que haya músicos que suban a un escenario sin cobrar. Esto es un oficio, y no hay nada más indigno que hacer tu trabajo y no cobrar por ello. Al margen de esto, no quiero meterme mucho más en ese jardín. Nosotros tratamos de hacer que nuestra banda sea sostenible.
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