Vicente Amigo: «Estoy en un punto en el que me da igual si lo que hago es más o menos flamenco»
El guitarrista andaluz ofrecerá un concierto el próximo 5 de mayo en el Teatro Real en el que avanzará su próximo proyecto discográfico
Vicente Amigo: torear con la guitarra
Vicente Amigo, en el Teatro Real
No parece que entre las actividades favoritas de Vicente Amigo (Guadalcanal, Sevilla, 1967) figure conceder entrevistas ni someterse a sesiones fotográficas, pero lo hace con disciplina y buena disposición. El escenario es el Salón Carlos III del Teatro Real, al que vuelve, después ... de seis años de ausencia, el próximo 5 de mayo, para ofrecer un recital que quiere ser adelanto de su próximo trabajo discográfico, cocinado a fuego lento: «Ya lo estaba grabando antes de la pandemia... Pero todavía no tiene fecha de publicación, lo estamos terminando -confiesa con voz pausada el guitarrista, uno de los grandes referentes de este instrumento en el flamenco actual-; creo que ha merecido la pena esperar, darle tiempo. Me he aventurado a hacer yo mismo los arreglos de cuerda, que tenía ganas de hacerlo...»
-Con los años uno aprecia más el tiempo, ¿verdad? Se tiene menos prisa.
-¡Hombre, claro!... Por lo que tienes prisa es por aprovecharlo. No quieres dejar pasar ni un segundo sin que dé su fruto lo que sabes que tienes todavía para dar...
-¿Y disfruta más los momentos que pasa con la guitarra en los brazos?
-Se hace de otra manera. Es más o menos lo mismo, pero ahora soy más consciente de lo importante que es aprender. Ese para mí es el sitio, el refugio; aprender. Sentir que estoy creciendo. Eso es muy bonito.
-¿Y se aprende más mirándose para adentro o mirando para afuera?
-En las dos direcciones. Pero para hacer tu propia música hay que mirar hacia dentro, y a la vez estar un poco al corriente de cómo están las cosas.
-La guitarra flamenca experimentó, gracias a maestros como Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar, una evolución grande, y tengo la sensación de que otras disciplinas como el cante o el baile llevan la delantera en este momento.
-La guitarra está en una constante evolución y creo que por encima de las otras manifestaciones dentro del flamenco; es un instrumento universal que no deja de evolucionar. Como la madre es la música, y la música es infinita... A mí, desde luego, lo que me interesa es eso, la música. Es verdad que yo pertenezco al flamenco, pero en este punto en que estoy me da un poco igual si lo que hago es más o menos flamenco. De lo que se trata es de hacer la música que uno quiere hacer y no ponerle etiquetas. Yo sé cuándo estoy tocando por soleá y cómo tiene que ser una soleá. Pero necesito tener la libertad para hacer otras cosas.
-Es que la música es libertad, al fin y al cabo.
-La guitarra está en una constante evolución y creo que por encima de las otras manifestaciones dentro del flamenco; es un instrumento universal que no deja de evolucionar. Como la madre es la música, y la música es infinita... A mí, desde luego, lo que me interesa es eso, la música. Es verdad que yo pertenezco al flamenco, pero en este punto en que estoy me da un poco igual si lo que hago es más o menos flamenco. De lo que se trata es de hacer la música que uno quiere hacer y no ponerle etiquetas. Yo sé cuándo estoy tocando por soleá y cómo tiene que ser una soleá. Pero necesito tener la libertad para hacer otras cosas.
«El flamenco, más allá de unos palos, es una forma de expresar. Una forma de expresar que es muy característica. Si tú eres flamenco, es muy difícil que lo que hagas no suene a flamenco»
-Posiblemente el flamenco sea el mascarón de proa y la locomotora de la música en España, porque en el fondo es un arte que nos llega a todos y con el que todos, flamencos y no flamencos, nos sentimos identificados.
-Totalmente. Es que es nuestro; hay algo que traspasa cualquier cosa. Cuando escuchas flamenco te das cuenta de que tiene que ver con tu forma de sentir... Yo, al menos, tengo la sensación de que es así.
-¿En el concierto en el Teatro Real va a desvelar su nuevo disco?
-Aunque no se haya publicado sí, voy a aventurarme a tocar algunos temas, porque creo que el público de Madrid se lo merece; se merece que haga ese esfuerzo.
-¿Qué tiene de especial el Teatro Real para usted?
-¡Uf! Es una sala que impone, la verdad. Cuando estás en el escenario, impone más que cualquier otra sala. Miras hacia arriba y dices: ¡Madre mía! Pero yo tengo muy buen recuerdo del Teatro Real, recuerdos muy bonitos de las veces que he tocado aquí; me he sentido muy bien. Espero que esta vez sea lo mismo.
-La primera vez que lo pisó sería seguramente cuando ensayaba la 'Medea' del Ballet Nacional, en la que usted tocaba junto a Manolo Sanlúcar...
-¡Claro! El Ballet Nacional tenía aquí su sede entonces... ¡Sí, sí, era aquí donde ensayábamos, claro! Es que este edificio es inmenso. ¿Cuántos años han pasado?
-Pues casi cuarenta años ya... 'Medea' se estrenó en 1984...
-¡Madre mía!
«Últimamente lo he pensado mucho y estoy intentando reencontrarme con el niño que era... Por muchas razones; porque ese niño no tenía miedo ninguno»
-¿Queda algo de aquel guitarrista?
-Claro que sí! Queda que me mueve la misma ilusión de hacer las cosas bien y de... Queda mucho. Y gracias a Dios, trato de reencontrarme con ese guitarrista, porque con el tiempo te puedes contaminar de muchas cosas que no tienen nada que ver contigo. Últimamente lo he pensado mucho y estoy intentando reencontrarme con el niño que era... Por muchas razones; entre ellas que ese niño no tenía miedo ninguno. Era responsable, sí, pero no estaba dándole vueltas constantemente a la cabeza; si voy a estar bien, si voy a estar a la altura, si... Ese niño era mucho más... Más libre. Busco todos los días ese reencuentro con él. Y cuando salgo al escenario, me siento bien y consigo sentirme libre, recupero al niño que yo era. Y eso pasa muchas veces, gracias a Dios.
-¿Qué va a encontrar el público de nuevo en este concierto y en este trabajo discográfico?
-Va a encontrar un Vicente viejo, un Vicente más viejo; eso es lo más nuevo que se va a encontrar –ríe con ganas–... Cada actuación es una historia diferente. Un cantante tiene sus letras, sus estructuras... No es mi caso. Aunque yo haga los mismos temas, cada día los hago de una manera. Cada día trato, en función de lo libre que me sienta, de volar un poco a otro sitio. No existen dos conciertos iguales.
-Afortunadamente.
-Todavía no tengo ni decididos los temas que voy a hacer el 5 de mayo. De lo que se trata es de procurar estar bien todos los días.
-Habrá habido algún día que no haya querido ni salir a tocar...
-¡Uf! Claro que los ha habido, unos pocos... Pero tienes que hacerlo. Hay días que dices: esto me viene hoy muy cuesta arriba, pero... Hay que hacer un trabajo mental, ser positivo y coger fuerzas. Un músico no debe entrenar solo el 'deporte' del instrumento, sino también la mente. Lo que hay que hacer para estar lo más tranquilo y lo más feliz posible... Es complicado hacer las cosas bien estando amargado; no salen... Para mí un concierto es como cerrar los ojos para ver más claro; he de olvidarme de que estoy ahí. No quiero pensar en el público, quiero olvidarme de él para darle lo mejor. Y para eso hay que llevar la mente a un lugar que... Pero cuando lo consigues, es una maravilla. En mi caso, si logro eso, me siento como si tocara el cielo con los dedos. Es precioso, es lo que da sentido a todo. A mí no me gusta realmente salir al escenario a tener que demostrar que toco bien la guitarra, y necesito pensar que lo que hago le sirve a alguien de alimento; que el sentimiento y el poco conocimiento que le echo a esto que hago está siendo para algún espectador como un abrazo.