Sayuri, otra estrella del pop asiático muere a los 28 años «en extrañas circunstancias»

Tras las especulaciones de la prensa que califican de «extrañas» las circunstancias que rodean al suceso, el comunicado de su esposo, con el que se casó el pasado mes de marzo, ruega «a los miembros de los medios de comunicación que respeten el profundo dolor de la familia y se abstengan de ponerse en contacto con ellos o de solicitar entrevistas con personas relacionadas. Además, como Sayuri trabajaba como freelance, hemos estado recibiendo cartas de fans y otra correspondencia en la oficina de la productora en directo. Les rogamos que se abstengan de enviar más mensajes de condolencia en estos momentos».

La artista anunció un parón indefinido en julio de 2024 debido a una disfonía funcional, un trastorno médico que provoca que las cuerdas vocales suenen tensas debido a un aumento de la tensión muscular de la laringe. Su marido ha declarado que fue «una apasionada de la música hasta el final, ya que estaba luchando contra una enfermedad crónica» que, según ella misma declaró este verano, le causaba «una gran frustración» por no poder trabajar en su pasión, la música. En aquel momento, dijo que acudía a un logopeda y a un profesor de canto, pero que se sentía apesadumbrada por no poder expresarse y «conectar con el mundo».

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Sayuri comenzó su actividad como artista musical independiente en 2010, trasladándose de su ciudad natal en Fukuoka a Tokio en 2013 para impulsar su carrera. Debutó a lo grande en 2015 a la edad de 18 años y comenzó a atraer la atención de los fans del anime ese mismo año, cuando su single 'Mikazuki' se utilizó en la banda sonora de 'Rampo Kitan: Game of Laplace'. Desde entonces, ha interpretado canciones para animes como 'Erased' ('Sore wa Chiisana Hikari no Youna'), 'Scum's Wish' ('Parallel Line'), 'My Hero Academia Season 4' ('Koukai no Uta'), 'Edens Zero' ('Sekai no Himitsu'), 'Golden Kamuy' ('Reimei') y 'Lycoris Recoil' ('Hana no Tou'). El pasado mesde mayo dio sus últimos conciertos en una gira por China, pocas semanas antes de recibir el diagnóstico de disfonía funcional.

A pesar de su fama, Sayuri siempre mantuvo un perfil mediático bajo y nunca reveló su verdadero nombre. Era conocida por su voz única, caracterizada por un temblor natural que transmitía profundas emociones, y sus letras a menudo exploraban temas oscuros y emotivos. Esto hizo que su música resonara con fuerza entre los fans, que apreciaban la cruda vulnerabilidad que aportaba a sus actuaciones y han llenado las redes con mensajes de despedida. «Descansa en paz Sayuri, gracias por forma parte de tantas obras maestras, eras muy especial», escribe una seguidora. «Te echaremos mucho de menos, te has ido demasiado pronto», dice otra.

La disfonía funcional es un trastorno de la voz caracterizado por una función vocal anormal sin daño estructural o neurológico de las cuerdas vocales. Los síntomas de la disfonía funcional son voz ronca, tensa o débil. Las principales causas de este trastorno son el uso excesivo de la voz, el estrés, la ansiedad o las técnicas de habla inadecuadas. La disfonía funcional es el resultado de la forma en que se utilizan los músculos vocales y no de una anomalía física. En muchos casos, los factores emocionales y psicológicos también desempeñan un papel importante en el desarrollo de la disfonía funcional. El estrés o los traumatismos pueden provocar tensión muscular en la laringe, causando dificultad para producir sonido. Las personas que utilizan mucho la voz, como profesores, cantantes u oradores, son especialmente propensas a desarrollar esta afección.

La muerte de Sayuri se suma a la de innumerables artistas de las escenas de K-Pop y J-Pop, fallecidos en circunstancias similares siendo muy jóvenes. Muchos de ellos habían estado lidiando con problemas psicológicos por las altísimas exigencias de la industria musical que rodea a estos géneros musicales.