¿Quevedo, Rosalía o Shakira? La canción del verano, a examen

'Quédate', 'Despechá' y 'Te felicito' pugnan por convertirse en la canción de este verano de aparente vuelta a la normalidad

Cuánto ha ganado Quevedo con la canción 'Quédate'

¿Cuánto se cobra por la canción del verano? El dinero que han ganado Quevedo, Rosalía y Shakira

La verbena del desamor, este verano el despecho se baila

Sobre estas líneas, Rosalía durante una actuación; Shakira y Rauw Alejandro en el videoclip de 'Te felicito', y Queve y Bizarrap en una imagen promocional ABC / EFE

David Morán

Barcelona

Quevedo y 'Quédate': el tirón del artista más escuchado

Si el Quevedo original asomase sus célebres anteojos desde el más allá descubriría con pasmo que, bienvenidos al siglo XXI, un chaval de apenas veinte años le ha birlado el nombre y parte de la popularidad. La razón, con más de 300 millones ... de reproducciones en Spotify y subiendo, no es otra que 'Quédate', himno interplanetario que, se dice pronto, se ha convertido en la canción más escuchada del mundo. ¿Suficiente para convertir al canario en soberano indiscutible del primer verano pospandemia? Todo apunta a que sí. Otra cosa, claro, es llegar a entender cómo un rapero casi recién llegado se las ha ingeniado para barrer del tablero a Bad Bunny, Harry Styles y, sí, también a Rosalía.

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Esto, para entendernos, es como si 'Quédate' se hubiese caído en la marmita de Panoramix y hubiese salido de ahí convertida en la 'supercanción' del verano: sintetizadores que empujan hacia arriba, ritmo trotón que explota en el momento justo, 'autotune' a paletadas, un estribillo para corear rodeado de cientos de personas, palabras arrastradas con ese deje perezoso que se ha convertido en santo y seña generacional... ¿Más? Un poco de 'Me gusta todo de ti' de Raw Alejandro, otro tanto de 'Experimento' de Myke Towers... Todo lo que se espera de la canción del verano en estos tiempos de fronteras líquidas, barullo estilístico y eclosión de la Generación Z.

Rosalía y 'Despechá': fenómeno viral a ritmo de merengue

También es casualidad: se muere el colombiano Darío Gómez, mundialmente conocido como el rey del Despecho, y Rosalía se corona como reina del ídem antes incluso de saltar a la arena. Cetro, corona y una creciente multitud de súbditos dispuestos a dejarse gobernar. Qué cosas. Por aplastante aclamación popular, 'Despechá' ya era para muchos la canción del verano antes incluso de ver la luz de forma oficial. La estrenó Rosalía en Almería el 6 de julio, en el primer concierto de la gira 'Motomami', y la gente se volvió loca. Literalmente. La pedían a gritos en las redes sociales y la celebraban cada noche como si la canción llevase meses campando a sus anchas por listas de ventas y plataformas de 'streaming'.

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La efectividad, en fin, era esto: Rosalía, alocada y despechada, volteando el merengue y llevándoselo «de lao a lao» mientras maneja como nadie los tiempos de los fenómenos virales. ¿Que no? Un vídeo de 35 segundos en Tik Tok grabado por la propia artista fue el acelerante que acabó por inflamarlo todo. En sólo seis días la bola ya era imparable: nadie se hubiese extrañado si el público de Valencia y Madrid hubiese aparecido en los conciertos con aquello de «Baby, no me llames, / que yo estoy ocupada olvidando tus males» estampado a todo color en la camiseta. Sólo faltaba una coreografía que, entre brazos al aire, teléfono imaginario y manos de bailaora. permitiese replicar la melodía hasta el infinito y más allá en redes sociales. Y listos. Normal que, cuando 'Despechá' aterrizó por fin en plataformas digitales el 28 de julio, más de veinte días después de asomar la cabeza por primera vez, los números fuesen de infarto: 100 millones de escuchas en Spotify y más de 16 millones de reproducciones del videoclip en Youtube.

Cala el mensaje, ese desamor empoderado que funciona como reverso a la súplica de Quevedo -casualidades: 'Quédate' vio la luz también el 6 de julio- y cala también el espíritu festivo y hedonista, puro desenfreno estival, de un himno veraniego con vistas al Caribe.

Shakira y 'Te felicito': reguetón y dardos envenenados

La ira, ya lo decía John Lydon, es energía. Y el rencor. Ah, el rencor. ¿Qué sería del pop sin esos corazones hechos trizas que, llegado el momento, consiguen transformar en estribillo taquicárdico y versos adhesivos el ajuste de cuentas y el memorial de agravios? Lo sabe bien Shakira, figura habitual de los rankings estivales que, con una precisión de relojero suizo, ha hecho coincidir la voladura descontrolada de su matrimonio con el futbolista Gerard Piqué con la publicación de 'Te felicito', su primer lanzamiento desde que 'Don't Wait Up' viese la luz el año pasado.

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Como a la Beyoncé de 'Freedom', a Shakira la vida también le ha dado limones pero, en vez de limonada, lo que ha hecho ha sido exprimir otro himno de perfil sintético y onda expansiva imparable. No llega a 'Waka Waka' o 'Hips Don't Lie', pero se acerca lo suficiente como para merecer el tercer puesto de este podio. Por delante, casi tres minutos de reproches, dardos envenenados y giros irónicos con los que la cantante colombiana escenifica una ruptura tras descubrir una supuesta infidelidad. «Por completarte me rompí en pedazos. / Me lo advirtieron pero no hice caso. / Me di cuenta que lo tuyo es falso. / Fue la gota que rebasó el vaso», se arranca a cantar la de Barranquilla en un single por el que también desfila el puertorriqueño Rauw Alejandro, sospechoso habitual de este tipo de fregados estivales.

No es la primera vez que la colombiana saca pecho con el despecho -ahí está, sonando en bucle en el 'jukebox' de los veranos perdidos, 'La tortura'-, pero la supuesta dedicatoria a Piqué le añade un plus de morbo a una canción que, musicalmente, basa buena parte de su atractivo en la fusión del funk sintético y bamboleo rítmico del reguetón. Un híbrido casi perfecto entre las últimas bases de Dua Lipa y el influjo imparable de los ritmos caribeños que si algo busca es conquistar y colonizar las pistas de baile de medio mundo. Eso y, bueno, también mandar un mensaje nada velado a quien, ironiza, se merece un Óscar por haber convertido su relación en el papel de su vida.

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