Un 'quejío' por la guitarra de Paco de Lucía llena de magia el Carnegie Hall
Tras tres días de ensayos y reencuentros, más de treinta figuras del flamenco homenajearon ayer al guitarrista en el histórico teatro de Nueva York
Pepe de Lucía: «El último día que pasé con Paco le dije que tenía mala cara, que no se fuera de gira... y no le vi más»
Nueva York
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Iniciar sesiónEl concierto de ayer en el Carnegie Hall comenzó, en realidad, tres días antes. En el avión que traía a los músicos desde Madrid a Nueva York, con Farru cogiéndole el megáfono a la azafata, entre risas, para anunciar la algarabía: «Buenas tardes, señoras y ... señores pasajeros del vuelo 6251. Les comunicamos que aterrizaremos muy pronto en el JFK. El tiempo es bastante frío, pero no se preocupen, que ya están aquí los flamencos unidos por el legado de Paco de Lucía para calentar cada rincón de la ciudad con lo mejor de su música». Se escucha un «¡olé!» general.
El bailaor, animado, continúa: «No olviden abrocharse los cinturones, porque lo que nos espera es de vértigo. Si están por aquí, búsquennos, somos fáciles de encontrar. Esperamos veros por los teatros de la ciudad para celebrar su música, que era la mejor del mundo. ¡Muchas gracias! ¡Que estamos aquí los flamencos!». Se arranca después tocando unas bulerías con la guitarra y José Merce, sin quitarse las gafas de sol dentro del avión, le acompaña cantando unos versos improvisados sobre el algecireño, del que este domingo se cumplen diez años de su muerte.
Los 30 últimos libros que leyó Paco de Lucía
Israel VianaDaba comienzo así el festival Paco de Lucía Legacy, que esta semana homenajea en la Gran Manzana al guitarrista más influyente de la historia del flamenco con la cita del Carnegie como plato fuerte. Para medir su alcance no hay más que ver, por un lado, el retrato gigantesco de él que estos días se está proyectando en las pantallas de Times Square: «Me he ido a pasear y, al verla… ¡Me he emocionado, quillo!», comenta Dani de Morón, mientras nos enseña la fotografía que ha hecho con el móvil. Y, por otro, las figuras que se mezclan cada día en el vestíbulo del hotel donde nos hospedamos.
Tras los últimos ensayos en los estudios Boulevard Carroll un día antes del concierto, camino del hotel, Silvia Pérez Cruz le pregunta a Yerai Cortés, el guitarrista de C. Tangana en su última gira: «Esto puede considerarse histórico, ¿verdad?». Pocos minutos antes, Rubén Blades y parte del sexteto de Paco le dan los últimos retoques a 'No pasa nada', la rumba que grabó junto al Niño Josele. La premio Príncipe de Asturias de las Artes, Carmen Linares, charla cariñosamente con Pepe de Lucía. Pepe Habichuela pasea abrazando a los amigos. El percusionista Rubem Dantas se entretiene tocando el piano. Chano Domínguez, Jorge Pardo, Tino di Geraldo y el Piraña, entre otros, improvisan 'Yo soy gitano' para entretenerse.
«Between Two Rivers»
Una chelista estadounidense ajena al evento que pasa por los locales, pregunta: «¿Pero qué pasa aquí?». En ese momento, Dani de Morón entra en el local y suelta con guasa: «¡Venga, vamos a ensayar 'Between Two Waters'!», en referencia al éxito que catapultó al estrellato a Paco de Lucía en 1974. Se ríe con la broma y añade: «¡Qué día más intenso!». Y es que no falta casi nadie. Toda la élite del flamenco ha cruzado el Atlántico para homenajearle en uno de los teatros con más prestigio del mundo.
«Cuando yo era pequeño, había una foto de mi tío Paco por casa que me encantaba, en la que se le veía en la puerta del Carnegie Hall con el cartel grande que anunciaba su concierto, que decía: 'Paco de Lucía, el Paganini de la guitarra'. Gracias a esa imagen, tuve idealizado el Carnegie durante muchos años, porque toqué con mi tío en muchos teatros importantes del mundo, pero no en ese… hasta esta noche», recuerda pocas horas antes del concierto su sobrino, el también guitarrista José María Bandera.
Cuando falta media hora para el inicio, cunden un poco los nervios ante la advertencia del Carnegie Hall de que, por cada 15 minutos que se alargue la fiesta después de las 22.30, los organizadores deberán pagar al teatro 15.000 euros de sanción. Es el mercado, amigos. Pero en el flamenco eso es como intentar ponerle puertas al campo, sobre todo si por el escenario tienen que desfilar más de treinta figuras, entre las que estaban, además de los citados, Al Di Meola, Diego 'El Cigala', Rafael Riqueni, Niño Josele, Farruquito o Duquende, entre otros. Por si acaso, arrancan puntuales, con casi todas la localidades vendidas y la rondeña 'Mi niño Curro' sonando por la megafonía.
«¡Que me tiro!»
En el Carnegie Hall mezclaron temas propios de Paco de Lucia con otros ajenos que él interpretó, como 'María de la O', del maestro cubano Ernesto Lecuona, o 'Danza del fuego', de Manuel de Falla. Lo cierto es que el concierto fue largo –más de tres horas– y, en ocasiones, perdió bastante ritmo por el continuo cambio de los músicos, las sillas, los micrófonos y los monitores por parte del nutrido grupo de trabajadores del Carnegie. Se hizo lo que se pudo y, aún así, hubo momentos bonitos para un público entregado y cariñoso que, en ocasiones, se levantó de sus asientos para aplaudir, prorrumpió en «vivas» a Paco y hasta provocó los gritos de un espectador emocionado, desde el palco, cuando sonó 'Solo quiero caminar', el sencillo que dio nombre al primer disco del sexteto, en 1981, con el que el genio de Algeciras redefinió el flamenco: «¡Que me tiro para abajo!».
José Mercé se llevó la primera ovación reseñable al cantar 'Luzia', impulsado por dos portentos de la guitarra como Yeray Cortés y Dani de Morón. Carles Benavent volvió loco al público con un solo de bajo vertiginoso en 'Monasterio de sal', arropado por el gran tocaor José María Bandera, el sobrino al que antaño el tío Paco se quiso llevar de gira cuando tenía solo 14 años, en formato dúo, hasta que la gira se canceló en el último minuto… para desgracia del entonces estudiante, según reconoció a ABC por la mañana.
Pepe Habichuela, Antonio Rey y Rafael Riqueni se defendieron solos en un escenario gigantesco como el neoyorquino. Hubo momentos de complicidad, como el protagonizado por Jorge Pardo, Carles Benavent y Rubem Dantas al interpretar 'Alta mar' o el piano de Chano Domínguez jugando con la armónica de Antonio Serrano en 'Canción de amor', recordando los años que pasaron con el maestro recorriendo el planeta. Y fue también emotiva la interpretación de 'María la portuguesa' por parte de Silvia Pérez Cruz, que cambió la letra para homenajear a la madre del guitarrista con un sentido «Luzia la portuguesa».
Al final del concierto, el público se entregó de lleno a Antonio Sánchez y Yerai Cortés, que emularon junto a Al Di Meola el trío que conformaron el propio guitarrista estadounidense con John McLoughlin y Paco de Lucía, con 'Mediterranean Sundance'. Levantaron al Carnegie antes de poner el broche con la esperada 'Entre dos aguas'.... o una versión muy libre de esta, que acabó con todos los músicos sobre el escenario y Pepe de Lucía como improvisado maestro de ceremonias, cantando el estribillo de 'Buana buana king kong'. Mientras, fuera el frío arreciaba de lo lindo.
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