¿Qué les pasa a los músicos cuando ganan un Grammy?
Un estudio revela las 'secuelas' que deja el premio en los artistas
Nacho Serrano
Subidón estratosférico del ego. Pulsaciones al límite. Risa tonta. Estos son algunos de los efectos inmediatos que produce ganar un Grammy, el premio más famoso del mundo de la música. A largo plazo puede aparecer algún que otro pecado capital como secuela, pero ¿qué ... hay de las consecuencias artísticas? Según un estudio del que se ha hecho eco la BBC, se pueden diagnosticar con bastante exactitud.
En contra de lo que pudiera parecer, el ensayo asegura que hay una altísima probabilidad de que los ganadores del Grammy prueben nuevos sonidos y realicen innovaciones estilísticas en su siguiente disco, quizá más atizados por la responsabilidad de haberse visto reconocidos que por el convencimiento de que repetir la fórmula le dará los mismos resultados.
«Piense en Fleetwood Mac pasando de 'Rumours' a 'Tusk'», dice el profesor de Sociología Giacomo Negro, coautor del artículo. «La composición de las canciones es más escasa e incluso tienes influencias del post-punk. Es un álbum muy diferente. O tomemos a U2, que ganó el premio al álbum del año por 'Joshua Tree'. Su siguiente álbum fue 'Achtung Baby', que tenía elementos de baile y krautrock». Al estudiar casos como estos, los investigadores empezaron a detectar este patrón y llegaron a la clara conclusión de que «ganar un Grammy tiene consecuencias tangibles tanto para los artistas como para su audiencia».
Los autores sugieren que esto se debe a la combinación de confianza y estabilidad que brinda una victoria, haciendo que los artistas se vean más capaces de desafiar las demandas comerciales de sus sellos discográficos y exigir más recursos para grabar música nueva. Sin embargo, observa Negro, estos discos más experimentales a menudo funcionan mal en comparación con sus predecesores. «La música subsiguiente no necesariamente recibe mayores elogios de la crítica o mayores ventas. Es un acertijo interesante, donde el artista toma un camino diferente pero la audiencia no necesariamente lo sigue».
El equipo estudió cinco décadas de premios Grammy para realizar el estudio, que arroja otro descubrimiento incluso más sorprendente: los artistas que están nominados para un premio pero no ganan van en la dirección opuesta, haciendo discos que son menos únicos, con un sonido más cercano a la música existente en el mismo género. Que dejan de ser originales, vaya. Y se aferran a su base de fans haciendo música que les suena familiar. «Por implicación, el sistema de premios aparentemente ejerce un impacto escalofriante en la diferenciación artística, aunque las intenciones de los organizadores de los premios suelen ser las contrarias». El estudio no puede explicar por qué los artistas se vuelven más conservadores después de perder un premio, pero los autores especulan que podría deberse a un fenómeno conocido como el 'síndrome de la medalla de plata'. «Esa reacción negativa ante el 'casi éxito' podría hacer que los músicos duden de sus instintos, o incluso intenten copiar a los 'artistas consagrados'», dice Negro. Al final, los autores del informe plantean una pregunta interesante: ¿Sería mejor que no se publicara la lista de nominados? «Tal cambio en el sistema ya no incentivaría el comportamiento convencional de los artistas preseleccionados. Por otro lado, dar a conocer una preselección promueve la venta de álbumes, incluso si un artista no gana», señala Negro.
La BBC pone varios ejemplos que darían la razón a este estudio. El primero es del álbum blanco de los Beatles. «'Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band', álbum del año en 1968, reescribió las reglas del rock con sus experimentos musicales barrocos y psicodélicos. Sin embargo, en lugar de repetirse, los Beatles abandonaron las exuberantes orquestaciones de Pepper en favor de una estética vanguardista y despojada», señala el diario británico. Otro ejemplo sería el del segundo disco de Christina Aguilera, mucho más arriesgado que su debut desbordante de pop adictivo. También valdría el caso de Billy Joel: Cuando « »ganó el premio Grammy a disco del año en 1977, por 'Just The Way You Are', estaba harto de que lo describieran como un baladista de rock suave. Al mismo tiempo, estaba llenando estadios y se dio cuenta de que necesitaba canciones más duras y más fuertes para llenar esos espacios». O los de Billie Eilish, que después de arrasar en los Grammy probó con la bossa nova y el grunge, y el de Stevie Wonder, un caso paradigmático porque ganó el Grammy a disco del año tres veces seguidas, lo que generó tres saltos evolutivos en su obra.
La investigación fue realizada por tres académicos estadounidenses: Giacomo Negro, de la Universidad de Emory; Balázs Kovács, de Yale, y Glenn R. Carroll, de Stanford, y está previsto que se publique en la 'American Sociological Review' el próximo mes. El equipo analizó todos los premios Grammy en las categorías de los 'cuatro grandes' (mejor álbum, mejor artista nuevo, disco y canción del año) desde la primera ceremonia en 1959 hasta 2018, cuando Bruno Mars fue el gran ganador. También clasificaron más de 125.000 álbumes por atributos como género, estilo, tono, tempo, energía, capacidad de baile y acústica, utilizando etiquetas de la base de datos de música en línea AllMusic, combinadas con los metadatos que utiliza Spotify para clasificar canciones individuales.
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