El Museo del Prado recupera la zarzuela más antigua conservada

La pinacoteca estrena 'Los celos hacen estrellas', de Juan Hidalgo y Juan Vélez de Guevara, en el marco de la exposición dedicada a Francisco Herrera el Mozo

Herrera 'el Mozo' emerge de las sombras

Una imagen del ensayo de 'Los celos hacen estrellas' Museo del Prado

Madrid

13/07/2023 a las 18:28h.

«No es comedia, sino solo una fábula pequeña en que, a imitación de Italia, se canta y se representa». Calderón de la Barca hizo esta primera y certera definición de zarzuela en su obra 'El laurel de Apolo', publicada en 1687, y perteneciente ... precisamente a ese mismo género, entonces balbucientes. Catorce años antes, el 2 de febrero de 1673, se estrenaba, en el Salón Dorado del antiguo Alcázar de Madrid, y para celebrar el cumpleaños de la regente Mariana de Austria, 'Los celos hacen estrellas'. El libro era del dramaturgo Juan Vélez de Guevara y la música de Juan Hidalgo. La representación de esta obra, la zarzuela más antigua que se conservar, contó con escenografía de Francisco Herrera el Mozo; por ello el Museo del Prado ha querido cerrar la exposición que dedica al pintor sevillano (está abierta hasta el 30 de julio) con la puesta en escena, hoy, de esta pieza en su Auditorio.

La recuperación de la partitura han corrido a cargo del Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU) y la edición crítica lleva la firma de Álvaro Torrente y Carmelo Caballero. «El texto del espectáculo completo, incluyendo loa, entremés y fin de fiesta, además de cinco acuarelas de la escenografía de Francisco Herrera el Mozo, se conservan en Viena en un manuscrito enviado a la emperatriz Margarita Teresa (que no llegaría a verlo, porque murió un mes después del estreno), mientras que la música se ha conservado casi completa en diversas fuentes musicales españolas, lo que refleja y confirma su gran popularidad».

La puesta en escena de 'Los celos hacen estrellas' (que lleva el subtítulo 'Y el amor hace prodigios') cuenta con la dramaturgia y dirección de escena de Sergio Adillo, y la dirección musical de Jesús Fernández Baena. Iris Miralles, Belén Vaquero, Paula García Mendoza, Nuria Gil, Juan Maroto, Paula Bagán, Irán Moya, David Martín, Juan García y Valeria Vélez conforman el reparto, que cuenta con el acompañamiento del Grupo de Música Antigua de la ICCMU.

«El argumento desarrolla, con bastante fidelidad -cuenta Álvaro Torrente-, la versión ovidiana de la violación de la ninfa Ío, transformada en vaca, y puesta por Juno bajo la custodia de Argos, el pastor de los cien ojos, a quien Mercurio matará después de haberle adormecido con la música, y la restitución de la ninfa a su ser humano. A esto añade, además del catasterismo final de la ninfa, algunos personajes alegóricos, al dios / gracioso Momo y varios pastores y pastoras. Como es habitual en las zarzuelas, son varios los personajes que no cantan, entre ellos dos protagonistas, Júpiter y Juno, además del pastor Argos o Ínaco, padre de Isis». La razón, explica Torrente, es muy sencilla. En las compañías «eran mayoría los representantes que no sabían cantar, incluyendo sus principales estrellas, las primeras damas y galanes».

La zarzuela, explica Torrente, sigue los cánones de la ópera italiana de la época, donde «la acción se desarrolla en estilo recitativo -romance en nuestro caso- mientras que las emociones se expresan en las arias y conjuntos -tonadas en la zarzuela-. La música de Hidalgo es una síntesis de las tendencias españolas y de la ópera italiana, como lo era la pintura de Francisco Herrera el Mozo».

En ellos se ha basado Sergio Adillo para la escenografía de su puesta en escena. «Hemos diseñado el montaje como una zarzuela barroca de bolsillo en todos los sentidos; hemos jugado a reproducir a pequeña escala lo que los Austrias menores debieron de ver en el Salón Dorado del Alcázar, y para ello hemos optado por la misma solución que se adoptaba en los corrales de comedias del Siglo de Oro para hacer llegar al gran público las innovaciones importadas de Italia por el teatro cortesano: la máquina real, el antiguo teatro de títeres».