Desde que inició su andadura el nuevo siglo, cada año se repetía el ritual de unas cifras cada vez más desastrosas para la industria musical en España. El pronóstico estaba claro: la popularización de internet y la crisis económica en el último lustro se llevaban por delante un negocio hasta ese momento muy lucrativo. Pero, por fin, el sector vislumbra la luz al final del túnel. Por primera vez desde 2001, las ventas de música subieron el año pasado un 22,2%, según los datos definitivos publicados el 10 de febrero por Promusicae, la patronal de los productores de música que abarca al 90 por ciento del sector en España. Los españoles se gastaron en 2014 en música 149,9 millones de euros. La cifra supera los 123 millones gastados en 2013, el peor año en la historia del sector. Pero quedan muy lejos de los 626 millones con que empezó el milenio. La situación “sigue siendo, evidentemente, muy delicada, tras un desplome del mercado de un 80% en los últimos años” según el diagnóstico del presidente de Promusicae, Antonio Guisasola.
¿Cuáles son las claves? Los expertos consultados por ABC señalan tres factores. El lanzamiento de nuevos discos de artistas consagrados ha despertado una gran expectación, como los de Pablo Alborán, David Bisbal, El Barrio (tras cinco años de silencio) o Fito & Fitipaldis. El auge de los concursos televisivos en España ha aupado nuevas figuras de la música como Gemeliers o David Barrull, y ha permitido acercar más al público el rostro de artistas como Melendi o Malú. En tercer lugar, la generalización en España del uso de plataformas de “streaming”, de servicios de suscripción y de descargas como Spotify, Deezer o iTunes ha supuesto la consolidación de una alternativa amable y de calidad a las descargas no autorizadas. En cuanto a la proporción entre los soportes físicos (CDs, vinilos y DVDs) y los digitales, si en 2006 estos últimos apenas representaban el 6% del mercado, el año pasado la música escuchada online supuso ya el 42% del total, una cifra similar a la de 2013.

