María Callas: el museo que te hará llorar
ABC visita la institución que se acaba de inaugurar en Atenas y que está dedicado a la memoria de la legendaria soprano griega, de cuyo nacimiento se cumplen cien años el próximo 2 de diciembre
MARIA CALLAS, UN MITO CENTENARIO
Maria Callas, retratada en su apartamento de Milán
En la calle Mitropóleos, en pleno corazón de Atenas y frente a la catedral ortodoxa, ha abierto el primer museo en el mundo dedicado a la figura de la gran diva del siglo XX, María Callas, que el próximo 2 de diciembre hubiera ... cumplido cien años.
La gente se agolpa en la entrada de un edificio neoclásico de principios del siglo XX. Con casi dos décadas de retraso han abierto las puertas del museo dedicado a la soprano griega y la expectación de los atenienses es grande. Las entradas para el primer fin de semana de la apertura se agotaron en escasos minutos. «Los atenienses llevábamos años esperando a que se abriera el museo», comenta a ABC, Sofía, una mujer de cincuenta años que acudió la misma mañana de la inauguración para ver los objetos que pertenecieron a «la mejor voz de todos los tiempos», añade.
En algo más de mil metros cuadrados se exponen las colecciones que el Ayuntamiento de Atenas adquirió en una subasta en el año 2000, junto con los objetos que decenas de admiradores de María Callas han donado a la colección permanente del museo. Entre las piezas preferidas por los visitantes que se acercaron durante el primer día tras la inauguración, destacan los vestidos que Maria Callas usaba en sus recitales y en sus salidas mundanas, algunas de sus joyas y las cartas de las personas que jugaron un papel relevante en su vida.
En la recepción del museo, ofrecen un plano de las salas y aconsejan al visitante que empiece el recorrido por la segunda planta; por la experiencia inmersiva. En el ascensor, según se cierran las puertas, sorprende la firme voz de María Callas, que en un griego perfecto pero con un dulce acento americano, afirma que ella siempre ha sido de Grecia y que por sus venas corre sangre griega.
Al salir del ascensor, nos encontramos con una puerta misteriosa, donde una cartela nos explica que estamos a punto de iniciar un viaje a través de las mejores representaciones de la soprano y que nos dejemos llevar por nuestros sentidos. Nos adentramos en la sala, un bosque de enormes árboles nos recibe. Nos sentamos en un tocón y, frente a nuestros ojos, la figura de la sacerdotisa celta con los brazos alzados, y bañada por la luz de la luna, comienza a interpretar 'Casta diva', el aria de 'Norma'. En la sala no somos más que cinco personas. Una mujer se pone en pie y empieza a llorar desconsoladamente. Se trata de Popi Diamandaku, miembro del comité ejecutivo de un centro cultural de la capital griega. «Su voz es única, se me ha erizado el vello y encharcado los ojos, esta sala es la mejor introducción a un museo dedicado a La Callas», explica a este diario al terminar todo su recorrido por el museo.
Dejamos atrás la sala de 'Norma' y nos adentramos en la de 'Tosca': una habitación roja y amueblada con muebles de época, donde la tenue luz color burdeos acompaña a la dramática aria 'Vissi d'arte', interpretada por 'La Divina'. De nuevo el público se agita sobre las butacas coloradas que colocan al espectador a la misma altura de los ojos de la soprano. «Es como estar dentro del escenario», comenta a sus acompañantes Petros, un hombre de sesenta años que no puede apenas pestañear de la emoción que le provoca lo que está viendo.
En la tercera sala, acaso la más alegre de las estancias, nos encontramos ante una ventana abierta de par en par y desde la que se divisan los tejados de la ciudad. Una leve brisa mueve las cortinas y en el centro de la habitación hay un diván vacío donde los asistentes nos imaginamos a Violetta, la protagonista de 'La traviata', mientras interpreta 'Sempre Libera', alargando elegantemente las 'íes'. Spyros, un padre de familia que ha acudido al museo con su mujer y su hija de dos años, nos explica que esta habitación le ha puesto «la piel de gallina. Al entrar me he imaginado que María Callas estaba recostada en el diván, y me ha parecido una experiencia maravillosa», relata.
Finalmente, abrimos la última puerta y entramos en una estancia de madera donde, sentados en taburetes de pianista, asistimos como público a la clase magistral que la Callas impartió en la Juilliard de Nueva York en la década de los años 70 del siglo pasado. Alfredo, un conservador de arte afincado en Estados Unidos y que ha acudido a Grecia para visitar el museo, explica a ABC que le ha parecido brillante poder formar parte de esa clase magistral. En este espacio, también podemos escuchar algunas de las grabaciones más famosas de la soprano, en las que podremos hacernos idea de la compleja voz de la soprano y los diferentes roles que interpretó a lo largo de su carrera.
«Hemos dado mucha importancia a la experiencia inmersiva», explica a ABC María Floru, responsable de la creación del museo. «Aunque la institución está dedicado a los admiradores de la soprano, que son muchos, sin embargo creemos que La Callas también puede maravillar al público general (…) porque aunque no sepas absolutamente nada sobre ella, al entrar dentro de estas tres habitaciones o escucharla mientras enseña, te quedas maravillado», añade.
En la primera planta, una enorme sala nos sumerge en los hitos principales de la vida de la diva; desde su nacimiento en diciembre de 1923 hasta sus últimos días -murió en París el 16 de septiembre de 1977-. En paredes, vitrinas, puertas, cajones, paneles giratorios... que el visitante puede tocar, abrir, cerrar o girar vamos conociendo a fondo la vida profesional y personal de una de las figuras más relevantes de la historia de la ópera. «Los objetos que hablan de los primeros años de su carrera son los que más me han emocionado -comenta Lorena, una joven dramaturga que recorre el museo con lágrimas en los ojos-. Los éxitos en su carrera, cuando ella se convirtió en un ídolo, los conocemos todos, pero yo me acabo de emocionar leyendo la correspondencia que la soprano tenía con su maestra, Elvira de Hidalgo y viendo las notas que sacaba cuando estudiaba en el conservatorio de Atenas», añade visiblemente emocionada.
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Al terminar, visitamos la tienda del museo, donde se pueden adquirir todo tipo de regalos, desde lápices, libros, vinilos e incluso chocolates con el rostro de la diva. En la cafetería 'La Divina', los visitantes podrán degustar bebidas y tapas inspiradas en los gustos de la soprano en un ambiente acogedor con vistas a la catedral. ¡Una auténtica experiencia para todos los sentidos!