Lola Flores no da el cante en la Biblioteca Nacional
La institución reivindica como «patrimonio cultural y sentimental» de España la trayectoria artística de 'La Faraona'
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Iniciar sesión'Si me queréis, ¡venirse!', aunque sea para festejar un hito. Una exposición en la Biblioteca Nacional reconoce la figura de María Dolores Flores Ruiz, Lola Flores, como «patrimonio cultural y sentimental» de nuestro país, un emblema popular que alcanza una institución clave ... para la salvaguarda y rastreo de la identidad de España en una muestra, por otro lado, sencilla y de poca envergadura (de las 80 piezas que se exhiben, 77 son de fondos propios). Desde este 29 de septiembre al 21 de enero.
«Lola Flores baila, según su propia expresión, 'hasta cuando está coja', y Manolo Caracol… canta 'hasta cuando está ronco'. Y eso es una verdad», escribía el crítico teatral de ABC Alfredo Marqueríe (no 'Malqueríe', como se lee en la exposición) el 15 de abril de 1945. Una época de Lola, la de 'La Niña de Fuego, la de la posguerra entre 1939 y 1949, en donde surge la artista, de la que se exponen, en conjunto, libros, partituras, grabaciones, cintas de vídeo, discos de pizarra y vinilo, cintas de gasolinera, cartelería y muchas fotografías de retratistas tan relevantes como Ibáñez.
La jereza de 'El Lerele' irrumpió con fuerza, al igual que el propio flamenco, en el mundo del teatro en los 40, siendo ella de origen tabernario: «Mi primer colegio fue el bar 'Los Leones' de la calle Sol, la taberna donde servía vino y amistad mi padre… A ese sitio venían a cantar los mejores gitanos de Jerez, que es como decir los gitanos más artistas del mundo». Su debut tendrá lugar en el Teatro Villamarta de su ciudad, como telonera del espectáculo 'Luces de España' con la compañía de «la musa gitana del baile» Custodia Romero.
Y llega la 'Zambra' en 1944, en el madrileño teatro de la Zarzuela, montaje de teatro y música (copla, flamenco y baile) del tridente mágico Quintero, León y Quiroga para Lola Flores y Manolo Caracol, y aquí se exponen dos bocetos de escenografías creados para ese espectáculo que no forman parte de los fondos de la BNE. Fueron varios años de triunfo ininterrumpido y llenazos, una obra en la que ficción y realidad se entremezclaban en un juego cómplice que «no hacían sino aumentar el éxito artístico y social de la pareja, que vivía aquella relación de teatro también fuera de la escena con una intensidad bastante desbordada y escandalosa».
Como recuerda en la presentación el catedrático de Literatura Española Alberto Romero Ferrer, comisario junto a María Jesús López Lorenzo de la exposición, la 'Zambra' formaría parte de aquel 'cuarto de atrás' del que nos hablaba Carmen Martín Gaite para referirse a las emociones femeninas de aquella época 'antirromántica'. Letras como 'La Zarzamora' certifican la desenvoltura: «'Lleva anillo de casao', me vinieron a desí, pero ya lo había besao y era tarde para mí».
Llega el Plan Marshall, llega 'La Faraona'
Al calor del Plan Marshall, apareció 'La Faraona'. La estrella de cine. La racial Lola Flores se transforma en una sofisticada, moderna y cosmopolita estrella internacional gracias a Cesáreo González. Una época, los años cincuenta, en donde las grandes divas son Paquita Rico, Carmen Sevilla, Marujita Díaz o Marifé de Triana, que cabalgan entre las últimas ediciones de los discos de pizarra y la aparición de los vinilos.
Y el posfranquismo, el «tú lo que quieres es que me coma el tigre», los últimos 20 años de Flores. Un periodo en la que el personaje se come a la artista, un 'trending topic' andante antes de que hubiera internet, y que supo ser apreciada ante el descrédito de la copla como cante franquista y convertirse en referencia e «icono contradictorio» defendida por intelectuales como Terenci Moix, Manuel Vázquez Montalbán o Francisco Umbral, que dijo: «A uno Lola Flores le parece la escritora que más viene influyendo en el corazón sentimental y las entrañas en llamas de las españolas desde lo tiempos de 'Zambra'».
«Su vida y su obra han marcado un antes y un después en el arte del flamenco y, fundamentalmente, en el imaginario colectivo, cultural y sentimental con el que todos nos identificamos», ha destacado la directora de la BNE, Ana Santos.
«Ya costó que entrara en la Universidad...»
«Ya costó que Lola Flores entrara en la Universidad, pero esta exposición nos da la razón», ha señalado a su vez Romero, para quien la muestra es «un acto de justicia y reconocimiento» con «esa mujer lorquiana y rompedora que hizo de una España en blanco y negro un lugar un poco más agradable».
El investigador también apunta que «el personaje mediático que construyó hizo sombra a la artista, porque ella fue su mejor embajadora y, a la vez, su peor enemiga». Y la define como «trascendental y profunda», porque popularizó el flamenco a través de distintas fusiones (con la rumba, que inventó su pareja 'El Pescaílla', o cuando introdujo la orquesta en los espectáculos).
También extractan una frase de José Manuel Caballero Bonald y su obra 'Dos días de setiembre' (1962), galardonada con el Biblioteca Breve, en donde sintetiza el gigantismo de su figura, el que le falta a la expo, justo sobre un cartel original de la 'La Farona': «Bailando, oro de ley… esa llega a donde quiera… si levanta los brazos y dice aquí estoy yo se acabaron todas las que andan presumiendo de artistas», y que remite y contrasta a la vez a aquella crítica apócrifa en 'The New York Times' que nunca existió: «Ni canta ni baila, pero no se la pierdan».
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