El Liceo se presenta en París con 'Barbazul'
La orquesta barcelonesa se presenta por vez primera en la Ópera Bastille acompañada de Iréne Theorin y Bryn Terfel
Gran Teatro del Liceo
Paris
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Iniciar sesiónSe hace extraño escribir en un mundo que ya no es el de Nuccio Ordine ni el de Alain Touraine, que tanto nos ayudaron a hacernos preguntas sobre él y a entenderlo. Más extraño todavía es ir a un concierto, el del estreno ... en la Ópera de París de la orquesta del Gran Teatro del Liceo, y que la obra escogida sea 'El castillo de Barbazul', de Béla Bartók, toda una reflexión sobre la conveniencia o no de hacerse preguntas y el riesgo de obtener respuestas, ejercicio que los dos intelectuales que nos han dejado estos días practicaron con tesón.
La orquesta llegó a mediodía del sábado a La Bastilla, y el director titular, Josep Pons, optó por dedicar el último ensayo a repasar la partitura de arriba a abajo sin perderse demasiado en detalles: «No os quiero cansar antes del concierto», decía a sus músicos y a los solistas vocales, Iréne Theorin y Bryn Terfel, cabezas de cartel que aseguraban el éxito musical y de taquilla. Pons se limitó a dar algunas indicaciones, la mayoría relacionadas con la acústica de la sala: «Algunas partes que en el Liceo tocaríamos más fuerte aquí las tenemos que moderar, porque la acústica es muy buena y juega a nuestro favor».
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Aquí las cuerdas suenan demasiado, allá un poco menos de requinto, cuidado esas trompas que me tapan el resto de los metales… Al bajar del podio, nos cuenta que el revestimiento acolchado de las paredes del Liceo absorbe los sonidos armónicos y da como resultado una acústica demasiado seca. Nos lleva a un lado de la sala de la Bastilla, nos hace tocar la pared: «¿Veis? ¿Qué es? ¡Granito!» y el suelo, de baldosas y madera. No hay una sola onda sonora que no rebote a la perfección, al contrario de lo que pasa en el teatro barcelonés.
Ya a la hora del concierto, el público parisino respondió a la llamada llenando 2.000 de las 2.700 localidades de la Ópera Bastille, pero sobre todo dedicando calurosos y prolongados aplausos tanto a los solistas vocales, como a la orquesta, que cosechó un rotundo éxito con una partitura compleja, pero que le va como anillo al dedo. 'El castillo de Barbazul', de Béla Bartók es una de las favoritas del director titular, Josep Pons: «Es fascinante cómo con pequeños gestos explica tantas cosas»; y Terfel lo certifica: «Es una maravilla trabajar con un director como Pons, que la conoce tan profundamente, tengo ganas de volver a trabajar ya con él».
En solo una hora, Bartók nos presenta a Judith, enamorada de Barbazul a pesar de los rumores que existen sobre las desapariciones de sus anteriores esposas. Llegados al castillo del misterioso personaje, Judith ve siete puertas cerradas, y se empeña en saber lo que hay detrás. Ve ríos, y Barbazul le advierte que por ellos corre sangre; contempla un jardín y Barbazul le hace notar que con sangre está regado; admira un lago y Barbazul le explica que es de lágrimas. La última puerta esconde los espectros de las mujeres que la precedieron. Judith ha preguntado, y ha obtenido respuestas. Ordine y Touraine podrían haberla advertido de que el conocimiento no siempre nos hace felices.
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Para el Liceo, el acto tenía una trascendencia especial, ya que se trataba de presentarse en la capital francesa devolviendo a sus colegas parisinos la visita que hizo unos meses atrás la orquesta la Ópera nacional gala capitaneada por Gustavo Dudamel. En un breve discurso, tras el concierto, el presidente de la Fundación del Liceo, Salvador Alemany, los invitó a volver a Barcelona cuando se inaugure el Liceo Mar, «en primavera de 2028».
Hasta París se desplazaron dos consejeras del Govern. La de Cultura, Natalia Garriga, destacó que este es «un momento muy dulce de la internacionalización de la cultura catalana», con presencia estas últimas semanas en el festival de Cannes, los éxitos de la escritora Eva Baltasar y la gira que el Teatre Nacional de Catalunya hace por Francia, Bélgica y Rumanía. La de Acción Exterior, Meritxell Serret, hizo notar que «París es un referente cultural mundial», y que por tanto «hoy es un gran día a nivel de acción exterior del país». Entre los invitados reunidos por la oficina del Govern en Francia hubo diversos embajadores de países como Andorra y Polonia, empresas patrocinadoras del Liceo y algunos periodistas franceses.
Por su parte, el Gobierno delegó su presencia en la figura del embajador, Victorio Redondo, a pesar de que el Ministerio dirigido por Miquel Iceta forma parte del patronato del Liceo y aporta tantos recursos como la Generalitat a las cuentas de la institución. Estuvo también el exministro José Manuel Rodríguez Uribes, ahora embajador de España ante la Unesco. No hace falta ser Ordine ni Touraine para hacerse preguntas al respecto.
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