La Jonde vive para contarlo
La formación celebró su 40º aniversario con un concierto bajo la batuta del que fue su primer director, Edmon Colomer
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Crítica de música
Jonde, 40º aniversario
- Obras John Williams: 'Happy Birthday Variations'; Isaac Albéniz, orquestación Francisco Guerrero Málaga: 'Iberia'; Manuel de Falla: 'Suite número 2 de 'El sombrero de tres picos''
- Intérpretes Joven Orquesta Nacional de España (Jonde)
- Director Edmon Colomer
- Lugar Auditorio Nacional de Música, Madrid
Se ha puesto de moda una especie de murmullo nostálgico, más pendiente del lamento que de la verdadera observación de los hechos. Es verdad que hubo épocas en las que todo era aventurero. Cuatro décadas atrás, por ejemplo, el momento se vivía con euforia ante ... la constante generación de proyectos. La proliferación de asociaciones profesionales corría en paralelo a la creación de numerosos grupos de interpretación: el Círculo en Madrid, el Grup Instrumental de Valencia y la Orquestra de Cambra Teatre Lliure en Barcelona fueron prototipos referenciales con una curiosa inclinación a la música actual.
Lo novedoso se asimilaba con la juventud y si la Fundación Juan March ponía en marcha la Tribuna de Jóvenes Compositores en el ámbito público se superponían propuestas equivalentes sin dejar de edificar auditorios, formar orquestas y proteger repertorios con espacios específicos, es el caso del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea (CDMC). En la década de los ochenta era fácil imaginar algo y conseguirlo al amparo de una inquietud social particularmente dinámica.
José Manuel Garrido Guzmán era director general de Música y Teatro del Ministerio de Cultura, con el ministro Javier Solana, y en su mano estuvo, en 1983, la creación de la Joven Orquesta Nacional de España (Jonde) con Edmon Colomer como primer director artístico y musical de un proyecto ensamblado con lógica ante la necesidad de formar profesionales capaces de vitalizar el entramado orquestal que se preveía bullicioso. «Si comparamos entre las múltiples y diversas actividades de tipo cultural que diariamente produce y consume nuestro país -escribía algunos años después Joan Francesc Marco Conchillo, por entonces, y también ahora, director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem)- observamos como la música ocupa un espacio de preferencia indiscutible». Y la afirmación aún iba más lejos, «gracias a una juventud que ha aprendido a reconocer en el cultivo de la música los valores espirituales de los que carece la vida cotidiana».
Sin duda, era difícil no dejarse vencer por el entusiasmo e incluso pasarse de frenada, pero si a aquellas palabras se les lima el superlativo y los supuestos valores espirituales se reducen a la estricta realidad de un proyecto hecho con una clara intención de perfeccionamiento profesional y artístico, es indudable que solo puede hablarse de éxito. La Jonde cumple ahora cuarenta años y aún sigue fresca hasta el punto de que en las últimas audiciones en el mes de octubre se ha recibido 650 solicitudes de acceso para las 85 plazas de músicos con edades comprendidas entre los 18 y 27 años, lo que demuestra que hoy como ayer la necesidad sigue viva: en los ochenta definida por la necesidad de crear una estructura solvente y hoy enfrentada a la obligación de mantener tensa una red musical y orquestal que, con todos los matices que se quiera, congrega a su alrededor a un público cuya experiencia reclama cotas de calidad que la Jonde homologa, contribuyendo no solo a la prosperidad musical española sino a la consideración internacional de los músicos que aquí se forman.
Una treintena de discos, varios libros, incluyendo los anuarios que resumen periódicamente su actividad confirman que la Jonde es un proyecto a largo plazo por mucho que viva la paradoja de su continua regeneración con nuevos aspirantes músicos. En todos los casos queda el entusiasmo, la entrega y la energía desbordada, vividas de forma muy particular y exuberante en el concierto celebrado con motivo del 40º aniversario. Colomer, trabajando con Jordi Navarro como director asistente, ha vuelto para dirigir a su orquesta un programa que incluía las extraordinarias 'Happy Birthday Variations' de John Williams; 'Málaga', de Albéniz, como parte de la muy compleja orquestación de 'Iberia' hecha por Francisco Guerrero, siempre a la espera de encontrar una mano capaz de domarla, y la segunda suite de 'El sombrero de tres picos', de Falla, a la que bien merece la pena observar con un paso más aristocrático. Eva Sandoval presentó el acto antes de que se proyectara el documental '40 años de futuro' editado con retazos de viejas imágenes en alternancia con el testimonio de varios protagonistas, particularmente los directores artísticos Colomer, Llorenç Caballero y la actual, Ana Comesaña, sin casi presencia de José Luis Turina, a quien, tras diecinueve años en el cargo, se le debe el haber dejado una potente configuración administrativa y programática.
Fuera de programa sonó el preludio de 'Las bodas de Luis Alonso', el pasodoble 'Amparito Roca' y un 'Cumpleaños feliz' que sirvió de prólogo a la fiesta con el conjunto de metales 'The Sir Aligator´s Company', integrado por antiguos músicos de la Jonde. Ellos recordarán algunos hitos que hoy son historia, como el de ser la primera orquesta española en los Proms londinenses, el haber participado en alguna interpretación memorable, por ejemplo de la mano de Carlo Maria Giulini con la Sinfonía número cuatro de Schubert y la Primera de Brahms, o la de dejar grabaciones imprescindibles como 'Atlántida', de Manuel de Falla.
Ahora nuevos proyectos están a la vista destacando el muy reciente acuerdo con la Fundació de Música Ferrer-Salat para promover un programa de becas anuales y la difusión de la obra ganadora del Premio Reina Sofía de Composición Musical empezando por 'Unda maris', de Javier Quislant García, que se incluirá en el repertorio de la gira que la Jonde hará en enero de 2024. Son muchas cosas que merecerá la pena vivir en presente. Porque el pasado fue interesante, pero lo que se avecina promete emoción.
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