Javier Molina: «Somos los Hombres G y ya está, tranquilidad. ¡Se creen que somos unas estrellas!»
estrellas en mi menor
Fondeamos al hombre que lleva el ritmo de la banda más famosa de la historia del pop español
¿Es Hombres G el grupo más importante del pop-rock español?
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Iniciar sesiónQue Johnny Rotten y los Sex Pistols sean fundamentalísimos para los Hombres G no lo visteis venir. O sí. 'Puedes hacerlo, inténtalo' como lema, una actitud desacralizadora que democratizó el pop y cambió su historia porque, como dice Javier Molina, su ... batera, antes solo había bandas de virtuosos como Led Zeppelin o Uriah Heep. «A nosotros los Pistols nos ayudaron a no tener miedo, a coger una guitarra y lo que salga». Justo en este momento, una señora aparece y le pide una foto: «Muchas gracias, es que eres mi héroe». «De nada, cariño».
El propio Rotten proclamaba que abajo los héroes, por inútiles, pero Hombres G serían como nuestros superhéroes del pop español, ahora con una gira de 40 aniversario que arrasa allí donde va, ya sea España, México, Chile, Estados Unidos o Canadá. Un alcance inaudito entre sus pares nacionales. Habrá habido roces entre ustedes en estas cuatro décadas, ¿no? «La verdad es que gracias a Dios éramos un grupo de amigos antes que un grupo de músicos. Y seguimos siendo eso». ¡Algo habrá!
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Empezaron como La Burguesía Revolucionaria, porque en 3º de BUP Molina debía estar leyendo sobre la historia de Francia y lo propuso. «Como somos la clase media, los que intermedian entre los del castillo y los campesinos... Lo que hoy en día se quieren cargar», dice. Luego fueron Los Bonitos Redford, por un anuncio de langostinos que les hacía gracia, y Los Residuos apadrinados por Los Nikis… hasta Hombres G en 1983. Y no olvidemos que con David Summers se conoce desde niños en el colegio Menesiano, hasta que les invitaron a largarse por bandarras y sacar malas notas: «Nos fuimos a un colegio de seglares y, luego, a la facultad juntos. Yo fui a Periodismo y él, a Imagen y Sonido». Con Daniel Mezquita también eran íntimos desde sus veranos de chaveas en la Sierra.
A punto de abandonar
«La popularidad, que ahora con las redes parece esto una película de instituto, nunca nos preocupó. No queríamos ser los más famosos del barrio cuando empezamos, si acaso ligar más», explica. Incluso hubo un concierto en la sala Autopista en el que casi lo dejan. «Era de despedida. Nadie nos hacía ni puñetero caso. Un show para nuestros amigos, y a estudiar o lo que sea. Pero estaba allí Paco Martín, que quería montar un sello independiente, y nos propuso grabar un disco. No lo esperábamos. De hecho, estábamos todos inconscientes al término del concierto. Nos acordamos al día siguiente. El concierto se acabó a mitad porque yo me desmayé, tuvimos que llevar a tres amigos en coma etílico a La Paz y a David se le cayó el bajo y se le rompió el jack por el cable. Y no teníamos más cables...».
Pero el ojeador vio frescura e irreverencia. Y de ahí al más allá de la fama vertiginoso con un parón de 9 años después, de 1992 a 2001. «Lo dejamos porque estábamos un poco quemados, hicimos demasiadas películas y demasiadas giras. Sin parar durante diez años ni vacaciones de ningún tipo. En un momento dices: 'Dónde coño estoy'». Y, además, Summers quiso sacar un disco en solitario.
«Eso lo gestionamos muy bien. Todo es muy democrático, si alguien no quiere hacer algo pues no se hace. Estábamos en esa época un poco de bajón. Cuando nos juntamos de nuevo, David me dijo: 'He cometido el error, como decía el cantante de REM, de estar en esa fase oscura para luego volver con el grupo y estar mejor'». ¿Hubo algún rollo de ego con David? «Hombre, algo de eso habrá habido aunque ni me acuerde. Solemos estar de acuerdo en todo. Y si David quería hacer un disco en solitario, pues que lo hiciese y fiesta. Y estábamos hasta los huevos y necesitábamos descansar. Yo pensé que sería uno, pero que si iba bien la cosa serían los que sean y ya veremos».
Pero sin perder el zen. Cada uno se dedicó a diferentes cosas, y Molina, en concreto, abrió el Pop N' Roll Bar: «Hicimos lo que no habíamos hecho en nuestra vida. Estar con la familia, amigos, ir a cenar a un restaurante tranquilamente. Antes era un peñazo, porque cuando eres un crío no te respetan. Te llaman gritando: '¡Ven chaval, que te vas a hacer una foto con mis niñas!'. Y tú: 'Perdona que estoy comiendo con mi madre'», cuenta entre risas, afirmando justo después: «Yo me lo tomaba todo a cachondeo. Y creo que una de las claves nuestras para permanecer es que nos parecía siempre todo una broma».
Sin rencor
Por aclamación popular volvieron. En los foros, mucha gente que no había podido ver a Los G soñaban con su retorno, y Warner hablaba de centenares de miles de discos vendidos de sus grandes éxitos todos los meses. «Cuando nos separamos, perdí un poco más el contacto con David. Se enfrió la cosa pero no había nada que reprocharnos el uno al otro. Ningún problema ni ningún rencor. Simplemente nos distanciamos. Él hizo cuatro discos en solitario y yo me volqué en mi bar».
Comiendo en el Restaurante Madrida, guarida de confianza y hábito del entrevistado, el músico describe que su rol en la banda atribuido por la visión popular era el del gracioso, el gamberro, el borracho… y lo que igual no se sabe: el pepito Grillo. «El 'tocahuevos'. Me gusta sopesar las cosas y puedo llevar la contraria», dice. En la banda, igualmente, todos hacen de todo. «El líder es David para la gente. Y es normal si quieren una entrevista sea con él, es el cantante y compositor, la cara visible. Es el Mick Jagger… comparando a Dios con un español (risas). Pero no se sabe todo lo que hay detrás».
Una veterana trayectoria en la que también les timaron: «Se llevaron la mitad de la pasta entre unos y otros. Éramos unos críos e íbamos a toda hostia, éramos descuidados. Pero no éramos gilipollas, simplemente estábamos todo el día borrachos. El tiempo pone a la gente en su sitio. Y la gente que se quedó con pasta ahora están donde están. Unos en la cárcel y otros hechos unas piltrafas. Yo no es que me alegre pero el tiempo pone a la gente en su sitio».
Artrosis y Rock&Roll
Y sin embargo, la edad llega. Y nuestro batería lleva un tiempo de médicos, sin que la ilusión por ello se resienta. «Tengo una artrosis de caballo. Y la batería no colabora. El traumatólogo me decía: 'Pero usted qué ha hecho, ¿ha estado picando piedra toda la vida?'. Estoy infiltrado de pies a cabeza literalmente. He ido a muchos médicos y ahora voy a Vitoria a este de las células madre, porque ya no puedo tomar más cortisona. Trabajo físicamente para aguantar lo que pueda, me gusta vivir de esto y no me gustaría dejarlo por estar lisiado. Es el trabajo más bonito del mundo, porque aunque estés dolorido o deprimido cuando sales al escenario ves a miles de personas esperándote con una alegría a que simplemente les digas 'Yo sono il capone della mafia', por ejemplo. Y durante dos horas se olvidan de todo».
¿Algún hit les aburre? «No, les tenemos un cariño enorme y son ineludibles. No puedes irte sin tocar 'Marta tiene un marcapasos', 'Sufre mamón', 'Venezia' o 'Indiana Jones', porque la gente se quedaría muy extrañada». Le comento que Bob Dylan, en su última gira, ha pasado de sus clásicos. «Está 'tarao' perdido, lo hace para llevar la contraria. Toda la vida ha hecho cosas así. Pero tiene su gracia».
En los últimos años, Hombres G han cambiado su modus operandi en sus tours por el extranjero. Si antes se iban medio año, que era como hacer varias milis en una vida, ahora juegan con incursiones más cortas: «Estamos cruzando el charco todos los meses, y uno o dos países cada vez. Estoy acostumbrado pero es una paliza. En 'business' como marqueses y guay, pero aún así con la artrosis y todos los dolores de viejuno… son 12-14 horas el último viaje a Monterrey, por ejemplo». ¿Y en Canadá los conocen? «Sí, ya han llegado ahí nuestros mexicanos, nuestros 'latin lovers'». ¿Se arrepiente de no haberse cuidado antes? «No, desde que me cuido estoy hecho una mierda. Llevo año y medio sin beber ni fumar, y desde que lo he dejado me ha venido la artrosis, el covid, la cortisona… Así no hay manera».
Un Bernabéu
El sueño de Molina era, realmente, haber sido actor, viene de familia, y en las películas con Summers padre lo pasaba como un enano. Y ahora disfruta de la madurez y lo sembrado. Con 2024, toca Estados Unidos. «Desde Seattle hasta Miami, desde Boston hasta San Diego, tenemos todo el puto país. Los de Live Nation nos preguntan por qué vivimos en un país más pequeño que Texas. Pero ahí no tienen mejillones con vinagre, tortilla de patata, no hay vino de rioja… Hacemos el Madison Square Garden y lo llenamos. El Hollywood Bowl o el Radio City, sitios que no ha hecho nadie más que nuestros ídolos. No nos sabemos vender, somos muy buenos españoles incluso para eso. Luego cualquier desgraciado dice que triunfa en México y está en un teatro para mil personas. Nosotros metemos 50.000 personas y no se entera ni Blas». Aparte de los 'States', el próximo año planean un Bernabéu. Otra liga.
Y le vuelven a pedir otra foto... ¿Perjura que no han tenido problemas de ego? «En algún momento todos hemos tenido un subidón, sobre todo de jovencitos. Pero ahí estaban tus amigos para decírtelo. ¿Quién nos creemos que somos? Somos los putos Hombres G y ya está, tranquilidad. Nosotros siempre nos reíamos. Se creen que somos unas estrellas del pop… ¡Cómo nos tratan!».
-¿Y algún consejo para un grupo joven que quiera aguantarse y aguantar 40 años como ustedes?
-El primero, que nunca se rindan.
-Pero Hombres G casi abandonan.
-Sí, pero por eso (risas).
Y amplía: «Y mucha personalidad. Porque puedes tener influencias, cosas que te gustan, dioses del Olimpo, pero no les imites. Busca tu manera de decir las cosas. Y también hay que ser honrado, buena persona y atender a la gente con educación».
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