Las pasiones de Bach: la importancia del director de orquesta
Herrewege, Vox Luminis y la Barroca de Freiburg llevan a Barcelona las dos grandes Pasiones de Bach en días consecutivos
Herreweghe, el apóstol de Bach
Barcelona
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Iniciar sesiónExiste algo así como un grupo de feligreses que, cada Semana Santa, se congregan en alguno de los auditorios de Barcelona para escuchar con emoción el relato de la Pasión de Cristo. Los hay católicos, los hay protestantes… y lo mejor de todo es ... que también hay agnósticos y ateos que asisten entusiasmados al ritual. Una vez al año no hace daño y, al fin y al cabo, el Dios al que reverencian todos es Johann Sebastian Bach. Este 2023, el Palau de la Música ha tenido el acierto de programar, en días consecutivos, la Pasión según san Mateo y la Pasión según san Juan, ambas interpretadas por grupos de solvencia más que contrastada: la primera, con Vox Luminis y la Barroca de Freiburg; la segunda, con el Collegium Vocale Gent dirigido por Herrewege. Asistir a ambas ha sido para muchos una experiencia espiritual inolvidable, con unos excelentes resultados musicales.
Música Antigua
Las Pasiones de Bach
- Música: J.S. Bach.
- Intérpretes: Vox Luminis, Freiburger Barockorchester, Collegium Vocale Gent, coro infantil del Orfeó Català. L. Meunier, P. Herrewege, directores.
- Fecha: 30 y 31 de marzo.
- Lugar: Palau de la Música, Barcelona.
Excelentes, aunque no idénticos. Con 75 años, Herrewege sigue al pie del cañón y, a pesar de que sus movimientos son limitados —a menudo se reducen a un ligero vaivén de las manos con el que parece decir a sus músicos algo así como «adelante, ya sabéis cómo va»— imprime un sello personal: ese sonido límpido, emotivo, con un sentido dramático que acompaña el avance de la acción de la Pasión según san Juan subrayando los detalles de la retórica bachiana sin perder de vista el conjunto.
Por contra, el mucho más joven Lionel Meunier, fundador del conjunto Vox Luminis, se ha embarcado en un proyecto más innovador, arriesgado y que ofrece tantas luces como sombras. Al lado de la mítica Orquesta Barroca de Freiburg, propone una pasión según San Mateo interpretada según los estudios musicológicos que apuntan a que Bach debió de tener unas plantillas bastante limitadas en número a la hora de estrenar sus obras. Para Meunier, esto se traduce en una orquesta con los mínimos instrumentos imprescindibles y un coro que, una vez dividido en dos, como exige Bach, queda en solamente dos cantantes por cuerda —reforzados en la primera parte por los magníficos cantantes del coro infantil del Orfeó Català—. Para equilibrar mejor el sonido, sitúa los instrumentos de viento en las filas delanteras —lo usual es poner ahí los violines— y los cantantes solistas en medio de ellos. Está por ver si Bach trabajaba con tan pocos músicos, pero en cualquier lo caso lo hacía en una iglesia en la que la reverberación era su aliado. Un aliado, claro está, que no existe en la acústica mucho más seca de un auditorio actual, como el Palau de la Música Catalana.
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Meunier canta con el coro y por tanto dirige viendo la nuca de la mayoría de intérpretes. Su gesto les llega «retransmitido» por la solventísima concertino Petra Müllejans. A la práctica, es Müllejans quien dirige en los conciertos, por más que Meunier debe hacer su trabajo en los ensayos. Se, pues, de una fórmula que obliga a los excepcionales músicos de la Freiburger Barockorchester a hacer un trabajo camerístico y estar pendientes en todo momento del resto de compañeros y de los cantantes. Esto permite un notable lucimiento de los solistas instrumentales y vocales, como la propia Müllejans, pero hay momentos en que la ausencia de director genera inevitablemente desajustes, inseguridades y, sobre todo, una falta de visión de conjunto. Justo lo que soluciona un director como Herrewege.
En ambos casos, el trabajo de los cantantes fue excepcional. En la Pasión según san Mateo, conviene destacar al evangelista de Raphael Höhn y al Jesús de Sebastian Myrus, así como las intervenciones del contratenor William Shelton. Desconcertante la soprano Zsuzisi Tóth, quizás aquejada de alguna afección, con exceso de aire en la emisión y llegando a respirar enmedio de los delicadísimos melismas de su aria 'Aus liebe'. En la pasión según san Juan, Reinoud Van Mechelen arrancó no pocas lágrimas con su evangelista, mientras la soprano Dorothee Mields y el contratenor Alex Potter protagonizaron algunos de los momentos más elevados de la velada.
En definitiva, la experiencia de Herrewege se impuso al experimento de Meunier, si bien ambos lograron dar vida a unas Pasiones de gran nivel. Al contrario, por cierto, que el público. Hace tiempo que han vuelto las toses, los móviles no han dejado de estar nunca, y en estas dos ocasiones hay que añadir esa particular prisa por lanzarse a aplaudir al final. ¿De verdad no podemos permitirnos ya ni siquiera cinco o diez segundos de silencio después de Bach?
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