El heavy metal que grita contra la guerra entre Israel y Palestina
Orphaned Land y Khalas, un grupo judío y otro árabe «hermanados» por la música que han hecho una gira europea por la paz entre sus pueblos, viven día a día con el odio y las amenazas de los extremistas de ambos lados

El pasado diciembre el ejército israelí mató por error a Yotam Haim, un rehén de Hamás que tocaba la batería con una banda de metal de Tel Aviv llamada Persephore. Todo el país lloró la muerte de la joven promesa de la música, especialmente su familia, sus amigos y también el grupo más famoso del género en Israel, Orphaned Land, que lleva años pidiendo literalmente a gritos que se firme una paz duradera con Palestina. Al día siguiente de la muerte de su compañero encendieron una vela de Hanukkah en su honor durante un concierto que acabó con los músicos estallando en lágrimas por la tensión acumulada, pero eso no paró los insultos y las críticas furibundas del extremismo sionista que no les perdona que lleven décadas abogando por la paz y, sobre todo, compartiendo una profunda amistad con sus «hermanos» Khalas, una banda palestina que a su vez es objeto de la ira del fundamentalismo islámico por lo mismo: tener amigos judíos.
«Los extremistas de Israel son una minoría, pero no les gusta que tengamos amigos palestinos y consideran que hacemos alabanzas a los árabes con nuestras canciones», cuenta a ABC su cantante Kobi Farhi, un fan de Camarón de la Isla que lleva tatuadas en su mano las palabras 'Soy gitano' junto a una estrella de David y una media luna. «Para los extremistas israelíes somos unos izquierdistas, unos traidores, unos «amantes de los árabes», y para los extremistas árabes somos unos invasores sionistas, unos colonialistas. Pero el hecho de ser nosotros mismos, y de que por ello seamos juzgados o categorizados como dos cosas antagónicas, nos hace darnos cuenta de que probablemente estemos haciendo algo bien».
Orphaned Land nació en 1991 en Petah Tikva, un distrito de Tel Aviv. Han girado por todo el mundo incluyendo España, donde tenían previsto dar varios conciertos este mes de enero -finalmente cancelados ante la situación en su país-, y a lo largo de sus más de tres décadas de carrera se han labrado una gran popularidad como creadores del 'Oriental Metal', que combina elementos musicales mizrajíes, magrebíes, árabes y turcos. Tienen cientos de miles de seguidores en países de los cinco continentes, incluyendo algunos árabes como Egipto, Siria, Túnez, Irán, Líbano, Arabia Saudí o Jordania, donde sus fans se enfrentan a penas de prisión porque escuchar sus discos está considerado 'satanismo', una barbaridad que Farhi y los suyos denunciaron ante el mundo llevándose de gira a una banda jordana que tenía prohibido actuar en su propio país. De todas las naciones musulmanas sólo han podido visitar Turquía (donde han recibido varios premios por la paz y la convivencia), y en esa ocasión, viajaron hasta Estambul cientos de seguidores árabes de todo Oriente Próximo sólo para verles en directo.
Por su parte, Khalas se formó en 1999, tienen influencias de «Metallica, Guns N' Roses, AC/DC, Alice in Chains o Nirvana» y está integrado por músicos de Cisjordania que viven y trabajan en el norte de Israel, y aunque sus conciertos arrasan en ciudades como Ramala o Nablus apenas han salido al extranjero y nunca han podido tocar en Gaza, porque jamás se les ha permitido siquiera entrar en la franja.
Las dos formaciones se conocieron en 2003 en Tel Aviv, en los tiempos en que una banda de palestinos podía girar por Israel sin demasiados problemas. «Nuestro primer encuentro fue un momento muy bonito. Teníamos un ensayo y ellos sabían dónde estaba nuestro local, así que se presentaron allí trayéndonos su disco y algunos dulces de su ciudad. Desde entonces mantuvimos el contacto haciéndonos más y más amigos, hasta que tiempo después empezamos a tocar juntos», recuerda Farhi. Las críticas aparecieron instantáneamente desde ambos lados, pero cuando en 2013 dieron el paso de emprender juntos una gira europea para reivindicar la paz entre sus pueblos, la cosa se puso realmente delicada con campañas de boicot y amenazas de muerte incluidas. «Sentimos que Khalas son nuestros hermanos, y lo sentimos porque históricamente siempre lo han sido: ambos somos descendientes de Abraham», dijo Farhi en su defensa, encendiendo aún más a los fundamentalistas. «No nos importan las banderas o la religión de nuestras naciones. No queremos que nuestros hijos peleen con los suyos, no queremos que se maten entre sí. Queremos que toquen juntos en una banda. Aunque seamos de origen judío y ellos musulmán, compartimos la misma religión, que es la música».

La gira duró un mes en el que compartieron absolutamente todo en un autobús que pasó por España, Francia, Países Bajos, Reino Unido e Irlanda para dar dieciocho conciertos con gran repercusión mediática en algunos casos, y con públicos entusiastas donde se mezclaban árabes y judíos en hermandad metalera. «Eso también ocurre en conciertos en Israel, lo que demuestra que podemos convivir en paz, y que en ambos lados hay gente buena y gente mala», señala Farhi, que reconoce haber superado el «lavado de cerebro» al que fue sometido durante su infancia, que le hizo pintar un grafiti a los catorce años que decía «muerte a los árabes» después de que un niño muriese en un atentado en su ciudad natal, Jaffa. Algo de lo que se avergüenza a día de hoy, «después de descubrir que se les puede querer como hermanos».
La fraternidad vital y artística entre Orphaned Land y Khalas fue incluso más allá después de aquel tour por la Vieja Europa, ya que juntos crearon lo que llamaron 'Peace Series', un proyecto discográfico dedicado a financiar y distribuir álbumes conjuntos de «músicos israelíes, palestinos, árabes y hebreos de todas las religiones y naciones», que tuvo su primera edición en 2021 y ahora está congelado a la espera de que se calmen las cosas.
La esperanza, reducida a un hilillo de luz
El ataque de Hamás del pasado 7 de octubre, y la posterior masacre desatada por el ejército israelí en Gaza y en menor medida en Cisjordania, no han cambiado un ápice la opinión de Farhi respecto a este eterno conflicto. Pero sí le ha llevado a una posición casi insostenible en su defensa de su amistad con Khalas. «Después de lo ocurrido estos últimos meses, la esperanza se ha reducido a un hilillo de luz», lamenta el músico. «Es increíble cómo en tiempos de guerra todo el mundo se vuelve más extremista. Ya es imposible hablar. Es imposible decir lo que sientes. Para nuestro grupo ha sido imposible incluso llorar por las víctimas israelíes, porque muchos esperaban que adoptáramos inmediatamente la narrativa palestina. Y hay miles de fans que han dejado de seguirnos en las redes sociales». Aun así, el cantante de Orphaned Land no ha dudado en ponerse en contacto con un miembro de Khalas que ha huido a Estados Unidos por la guerra, «porque era importante para nosotros decirnos que nos amamos, preguntarnos si necesitamos algo y recordarnos nuestra amistad y hermandad».

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Con la actividad de su grupo paralizada por la situación, y tras la reciente publicación de un disco en directo ('A heaven you may create') que ha quedado eclipsado por lo irrefrenable de la escalada bélica, Farhi sólo tiene un deseo: «Que surjan líderes valientes en Israel y en Palestina. Ambos pueblos seguirán a líderes valientes hasta el fin del mundo para encontrar la paz. ¿Sabes por qué estoy convencido de ello? En primer lugar, porque he visto lo fácil que es gracias a nuestra experiencia con Khalas. En segundo lugar, porque cuando Israel hizo las paces con Jordania, ¡muchos bebés jordanos que nacieron ese día se llamaron Yitzhak Rabin! Pero estas cosas sólo suceden con los líderes correctos. Los árabes poniendo a su hijo el nombre de un líder israelí… ¿Puedes creerlo? ¡Pues es posible!».
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