Críticas de los discos de la semana: Omar Montes, Los Punsetes, Dominique A y Marala
Nuestros especialistas musicales hacen un repaso de las novedades discográficas más interesantes de las últimas semanas
Jesús Lillo , Javier Villuendas y Andrés Castaño
Semana con un racimo de uvas discográficas jugosas, aún acercándonos a los 'fuera de fecha promocional' del próximo diciembre, destacamos el nuevo trabajo de Los Punsetes, que vuelven de donde nunca se fueron pero mejor, recuperamos una crítica que se nos pasó en su día ... del galo Dominique A, abordamos el nuevo trabajo de Omar Montes como paradigma de una posible tesis y nos ocupamos del folk vocal de Marala y su 'Jota de morir'.
Por Jesús Lillo
Omar Montes - 'Quejíos de un maleante'
Lleva el gran público un par de días de lo más entretenido con los resultados de su Spotify Wrapped correspondientes a 2022, memoria individual para tiempos de desmemoria colectiva, recordatorio de lo transitorio para gente olvidadiza, quizá sin ser consciente de que la multinacional de las escuchas podría facilitar ya las listas del año que viene, sin apenas variaciones significativas respecto al saldo real de un año de música que ni siquiera ha empezado y cuyos discos no han sido colgados en las redes. Todo está escrito, ahora por lo binario.
Música Urbana
Omar Montes - 'Quejíos de un maleante'
- Discografía Sony
El algoritmo y las rutinas que canalizan el consumo, en este caso de canciones, no solo lo hacen previsible, sino posible. Que Omar Montes lo vuelva a lograr con su regresivo ejercicio de flamenquito de extrarradio -premeditadamente vulgar, sin apenas base social para hacer verosímil un mensaje inspirado no ya por la marginalidad, tangible a finales de los años setenta, cuando Caño Roto, sino por la idealización de un gueto que hoy tiene otro ritmo, de carácter migratorio- no depende ya del oyente, aún menos de una demanda cultural condicionada y mecanizada, sino del trazado de unos caminos digitales que hoy son las cañadas reales por las que trashuma el ganado y que siempre conducen a Roma, que no deja de ser un anagrama de Omar.
Si Luis de Pablo, y desde una indisimulada posición elitista, clamó en su día contra el pop por el daño que había infligido a los oyentes, apartados de la música hasta entonces considerada clásica o culta, la globalización de las escuchas en 'streaming' y el monopolio de facto que representa Spotify desembocan en un nuevo cambio de paradigma, similar al que hace unas décadas denunciaba el autor de 'We'. El detonante vuelve a ser económico: si la popularización del pop, valga la redundancia, se vio favorecida desde mediados del siglo pasado por la irrupción de la cultura de consumo -y viceversa, consumo de cultura, por así llamarla- y el abaratamiento de una música que hasta entonces había sido patrimonio de las elites a las que se dirigía Luis de Pablo, la gratuidad de las canciones -o su consumo a través de tarifas planas, tiradas de precio- no podía tener otra consecuencia, directamente proporcional, que el abaratamiento de sus estándares cualitativos hasta mínimos no ya históricos, sino indiciarios de una nueva era. Está escrito, por lo binario. Lo barato sale caro, en cristiano.
Los 'Quejíos de un maleante' de Omar Montes contienen todos los ingredientes para entretener a ese público al que dentro de unos meses habrá que recordarle lo mucho que disfrutó escuchándolos. El disco cuenta con una amplia nómina de artistas invitados, se sostiene sobre la voz manipulada de una celebridad de las redes sociales, colecciona instantáneas de un presunto lado salvaje de la vida, editado por una multinacional japonesa, y desequilibra la balanza del flamenco de verbena hacia el terreno de la delincuencia, siempre romántica y protagonizada por alegres bandoleros, héroes de una mitología de andurrial a la que ya dieron la espalda Manzanita o Estopa, por no citar a Los Manolos, blanqueadores con diploma olímpico, y que renacen de la mano de un artista cuyo genio, contrastado en el género de la ocurrencia, se somete al 'autotune' formal y argumental que le imponen los que ya han escrito la lista de éxitos del año que viene. Próximamente en Spotify y en los mejores salones de bodas de Torrejón.
Por Javier Villuendas
Los Punsetes - 'AFDTRQHOT'
Los tiempos podrán cambiar (a peor, claro), pero Los Punsetes no. Hay mucho aún por odiar. ¿El progreso del que hablaban? ¿El progreso de las úlceras, dices? El séptimo disco del grupo madrileño, 'AFDTRQHOT', empieza con 'ESPAÑA CORAZONES', que campanea en algún momento como las Vainica Doble haciendo noise. Inicia con un arpegio distorsionado digno de los Crazy Horse de Neil Young para que su cantante, Ariadna, calificado con un 0 su cantar por una profesora para 'Rolling Stone', lance el primer exabrupto en una fórmula de contundencia ganadora: «España es lo que a mí me salga de los cojones». Captada la atención, cierra este primer hit con corolario cómico: «Me sobra media España. Media España me apesta. La España que madruga y la que no se acuesta».
Noise-punk
Los Punsetes - 'AFDTRQHOT'
- Discografía Sonido Muchacho
En la siguiente, continúa la fórmula, il jogo del hate, la ira es energía y todo eso, su marco general. Aquí hacen cumbre: «Todos los cerdos deben morir. De siete en siete empezando por ti. La luna es blanca, el cielo es gris. Y tus amigos merecen estar muertos». Con mágica flexión del 0 en voz, en esta canción hay, quizá, denuncia política sin abstracciones «está muy caro el alquiler en Madrid, y tus amigos se merecen estar muertos» que se suma a otra pequeña innovación con el aporte de los corillos que no habitúan. Segundo hit este 'CERDOS'. Por cierto, portada de Johnny Ryan al disco y singles. El de 'Pudridero'. Qué bella asociación comercial.
La cara A sigue con 'QUE TE VAYA MAL', una nueva visión constructiva («Y si sé que apretando un botón te atropella al instante un camión, voy a tocarlo sin dilatación y a rezar por el conductor»). 'HOLA, DESTRUCCIÓN' es una gema noise pop con adagios de sabiduría milenaria incluidos («Cada miseria que se asume es un pequeño juego que me consume»).
Después 'ESTRATOS GEOLÓGICOS', menos directa en el mejor sentido sonoro, al salirse de la línea musical e incluso literaria de las anteriores pues se apoya en las no-partículas para contar el dolor («Y no hay sedimentos en mi corazón. Un poco más abajo debería encontrar algo. Una palabra, una imagen, un resto. Puntas de presente, tapas de pasado… Y no hay sedimentos. Nada permanece, nada se queda, nada está»). Esta recuerda, por su juego metafórico concreto, a la espléndida 'Imagina ser una piedra' que lanzaron hace un año.
La primera cara cierra con 'Cosas que no me gustan', buen ejercicio de estilo de su malotismo inveterado pero con un final garagero lo-fi novedoso. Se dice se comenta siempre que todo es igual en ellos pero hay cositas nuevas gradualmente, en su sonido, en sus progresiones y estructuras, en sus cierres, que consiguen sin perder lo bueno que tenían, la frescura. Y en esta obra es cuando todo esto mejor funciona. Y qué bien les suena el disco, grabado por Paco Loco y mezclado por John Agnello (Dinosaur Jr.).
La cara B de 'AFDTRQHOT' abre con 'OCULTISMO', y un juego de palabras marca de la casa pesimista: «Al final del túnel resulta que hay otro túnel. Que conduce a un túnel que lleva a un cuarto túnel». También 0 emociona con otras frases bonitas como «No hay líquido más espeso que el odio que te profeso».
La siguiente empieza formularia: «Por qué tener miedo a una paliza. Qué hay de malo en una lluvia de hostias. De todas las hostias que se rifan. Dos o tres, seguramente, te las mereces tú». Titulando por Bresson en 'UN CONDENADO A MUERTE SE HA ESCAPADO' con juego de voces en el estribillo, llegamos a 'FOMO', tema final vaporoso y lento, que deja una desdibujada imagen final, evanescente.
En un álbum que es un deslumbrante muestrario de disparos mordaces diferenciales y diferenciados dentro de su noise-punk, porque quizá otras veces se hacía más mazacote homongéneo, logrando su mejor disco en años al juntar como nunca el filo de los primeros dos discos y la mejor producción de los que fueron llegando, con varias canciones que entran de lleno en lo mejor de la discografía de un grupo con un concierto de 15 pepinos impepinables.
Por Andrés Castaño
DOMINIQUE A – 'Le monde réel'
Una pequeña nueva obra maestra más, pero claro, sin la evidencia de la obra maestra fácilmente manejable. Porque su manera de hacer se escapa de lo esperable. Lo que hace Dominique A no es casualidad, ni azar, el fruto de una evolución apabullante. Su trayectoria ascendente a lo largo de 14 discos de estudio le ha llevado a construir un cancionero espectacular. Desde discos primitivos como su seminal 'La Fossette' (1992) con un sonido casero, lo-fi también presente en su penúltimo disco 'Vie étrange' (2020) (disco Covid / Confinado grabado en su casa), la rugosidad de 'Toute latitude' (2018), hasta lo excelso de 'Vers le lueurs' (2012), 'Éléor' (2015) o 'La fragilité' (2018). Y muchos otros discos que maravillan. Este 'mundo real', su último trabajo, conjuga lo mejor de su lirismo, de un intimismo radiante, amplificado por unos arreglos sublimes: tocando continuamente la excelencia (desde la inicial 'Dernier appel de la fôret' que pasa de balada a otros estratos, 'Avec les autres' que tiene el poder de un hechizo hecho swing, jazzy, darky).
Nouvelle chanson
DOMINIQUE A – 'Le monde réel'
- Discografía Cinq7/Wagram Music
Sus canciones cautivan por una magia casi innata, un poder invisible, para atrapar entre voz, estructuras minimalistas o arregladas. 'Déssacord des éléments' transmite su conciencia ecológica, con su poética más refinada, aderezado por brumas electrónicas, y propulsado por arreglos magníficos de cuerda y xilófono. La canción que da título al disco nos desbarata, nos vigila con sigilo, y aparece entre las tinieblas. 'La maison' nos susurra entre flautas y teclados, nos seduce 'Au bord de la mer sous la pluie' en un diálogo con los elementos y las sonoridades más leves y embriagadoras. Las canciones de Dominique A tienen algo de belleza efímera, algo que se nos escapa de las manos, pero que deja su impronta, su rastro, su olor. Su manejo de la lengua francesa le hace poseer un verbo infalible, una capacidad lírica sin igual, de un gran chansonnier, un creador de canciones. Este 'mundo real' gana con cada escucha. Porque Dominique A es un creador que necesita su tiempo para adentrarse en nuestro universo. Alguien que está en otra dimensión, ésa que aún siendo ajena nos resulta plausible, táctil, nos perturba, nos altera, y nos emociona. Esa calidad que sólo los genios poseen.
Por Andrés Castaño
Marala - 'Jota de morir'
Su primer disco 'A trenc d'alba' (U98 Music, 2020), ('al amanecer' en castellano) aportaba frescura y una búsqueda en las raíces, hacia su estilo propio, dentro del folclore vocal, con unas letras que beben mucho de la poética (los versos de Nina da Lua, Miquel Martí i Pol o Maria Mercè Marçal han acompañado sus canciones). El trío coral Marala formado por Selma Bruna (Sant Cugat, Cataluña), Clara Fiol (Palma de Mallorca) y Sandra Monfort (Pedreguer, Alicante) mira al folclore (corrandas, jotas, tonadas, etcétera) con el respeto que se tiene a las raíces. Pero ellas quieren experimentar, estirar sus límites, sus estructuras y sus formas. Todo ello sucede en su segundo disco 'Jota de morir': pura maravilla compositiva producida con maestría por Pau Vallvé y Jordi Casadesús.
Folk vocal
Marala - 'Jota de morir'
- Discografía Propaganda pel fet!
En 'Jota de morir' hablan de la muerte pero sin la solemnidad y la mirada trágica habitual. En la vida vivimos una serie de muertes o transiciones, que nos endurecen, que nos permiten crecer y superarnos. La muerte como un estadio hacia otro lugar, quizás mejor (o no), pero sin dramas, sin tragedias. 'Jota de morir' contiene el poder de la voz (de las tres voces), mucho latido, ritmo y percusiones; melodías de piano, de teclados que nos atrapan en su minimalismo y en su desnudez; y guitarras que son estados del alma. Nos acompañan algunas atmósferas sutiles ('A la vora del riu mare'), teclados hipnóticos ('Canteu a l'albat'), efectos de voz envolventes ('Disimula'), o momentos de redención (los teclados de 'Nocturno' o 'Testament', o la guitarra melancólica de 'Póstum'). Lo coral nos sobrecoge ('Verderol', 'Canción del varear'), nos envuelve en un manto de vivencias, de conexiones.
Más allá de Tarta Relena, de Maria Arnal i Marcel Bagés, toda esta escena de folk suma (Rodrigo Cuevas, Rocío Márquez y Bronquio, María de la Flor, Califato ¾, Baiuca,…) y nos eleva como tradición. Marala combinan catalán y castellano en una dualidad que impregna la tierra y sus sonidos. Intuyo un gran futuro a este trío formado en la academia pero con ganas de investigar las raíces y la modernidad. Sus letras conectan con fuerza con la poética de lo cotidiano, en un naturalismo que engrandece por sí mismo. 10 canciones, 25 minutos, que son una joya.
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