Big Star, el más bello fracaso de la historia del rock
Miembros de R.E.M, The db's, Wilco y The Posies suman fuerzas en The Music Of Big Star y celebran el 25 aniversario del sello y promotora Houston Party con una tanda de conciertos-homenaje a la banda más gafe del siglo XX
'Third/Sister Lovers': cuarenta años del más trágico de los discos malditos
Barcelona
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Iniciar sesiónFueron la más bella tragedia del pop, el error más hermoso de los setenta y, muy probablemente, la mejor banda con peor suerte del planeta. Su nombre, claro, lo decía todo, pero al final acabaron estrellados, condenados a tropezar una y otra vez con ... la misma piedra. Una estrella de brillante neón dorado y un gafe proverbial. ¿Su historia? Asombrosa. Quiebras, muertes, discos malditos, resurrecciones inesperadas, más muertes, una influencia inversamente proporcional a sus exiguas ventas y uno de los más eficaces autosabotajes de la industria musical. «No tengo que volver a escucharlo, ¿verdad?», preguntó, aliviado, un ejecutivo de Warner tras medirse por primera vez con el testamento discográfico de Big Star. «Eres una mentira de ojos tristes, eres un Holocausto», canta una voz agónica y fantasmal mientras las cuerdas acuchillan la melodía y el piano se desmorona un poco más a cada compás. Una juerga, sí. Sombras sin gozos. Miserias sin gloria.
Corría el año 1978 y para entonces Big Star ya ni siquiera existían. Tres discos y se acabó. Irrumpieron en 1972 con el fogoso y deslumbrante '#1Record', cambiaron de formación en 1974 con el anguloso y hercúleo 'Radio City' y en 1975 ya se habían desintegrado entre los surcos del agónico '3rd', bautizado años después como 'Third/Sister Lovers'. Sólo tres años en los que, sin embargo, les dio tiempo a grabar la canción más bonita del mundo ('September Gurls') y el más triste de los discos malditos (sí, 'Third/Sister Lovers'), y a prácticamente inventar lo que acabaría siendo el power pop. Guitarras ardientes y melodías gloriosas. Sin esos tres discos, el rock alternativo de los ochenta y los noventa sería completamente diferente. Teenage Fanclub no existirían y es más que probable que R.E.M y The Replacements tampoco.
«Big Star fue algo así como la banda de guitarras definitiva. No creo que alguien consiga que una banda de guitarras suene mejor de lo que lo hicimos nosotros», llegó a decir Alex Chilton, líder de una banda que renace ahora, por lo menos en espíritu, en The Music Of Big Star, supergrupo formado por Mike Mills (R.E.M.), Chris Stamey (The dB's), Jon Auer (The Posies) Pat Sansone (Wilco) y el batería Jody Stephens, único superviviente de la formación original de Big Star. Una 'troupe' de fans ilustres e ilustrados que desembarca en España la próxima semana para celebrar los 25 años de Houston Party, discográfica y promotora nacida en Barcelona al calor de lo que su fundador, el ex Parkinson DC Jaime Hernández, bautizó en su día como «las tres b»: Beatles, Beach Boys y, bingo, Big Star.
«Peter Buck empezó a ponernos su música cuando salíamos juntos allá por el 79. Primero escuché los dos primeros. Pensé que eran perfectos. Si pudiera hacer discos, ese sería el tipo de discos que haría. El tercero me tomó más tiempo para entrar, pero me recompensó con las escuchas repetidas. Lo que hacían Big Star tenía todo el sentido para mí», evocaba Mike Mills, exbajista de R.E.M, hace unos años. «Cada canción podría ser un single», escribió 'Billboard» cuando se publicó '#1Record'.
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La pregunta, visto lo visto, es obligada. ¿Cómo se torció todo? ¿Qué pasó para que la banda formada por Chilton, Stephens, Chris Bell y Andy Hummel pasara sin pena ni gloria (comercial) por su década y no se comiera ni un colín hasta lustros después? La respuesta más sencilla es que todo lo que podía salir mal salió aún peor. Veamos. La banda, formada en Memphis en 1971, empezó como un mano a mano entre Alex Chilton y Chris Bell, tándem compositivo que firmó un primer disco que la crítica, entusiasmada, dejó por las nubes. Una maravilla. Lo mejor del año. «A todo el mundo le encantó el disco», escribe Rob Jovanovic en 'Big Star. The Story Of Rock's Forgotten Band'.
El problema es que no había manera humana de comprobar si aquello era cierto: la distribución fue tan desastrosa y la promoción tan inexistente que casi nadie se enteró de que el disco existía. «Una combinación de mala suerte y mala gestión discográfica significaba que era casi imposible para los fans que leían críticas entusiastas conseguir una copia», resume Jovanovic.
Depresión y muerte
El batacazo fue tan sonado que Bell, romántico, idealista y cada vez más receloso ante el protagonismo creciente de Chilton, se dio a la bebida, cayó en el pozo de la depresión y acabó ingresado una temporada en un hospital psiquiátrico. Abandonó la banda a los cuatro meses y se centró en una carrera en solitario que dejó un par de canciones memorables ('I am The Cosmos' y 'You And Your Sister') y un bonito cadáver: en 1978, con sólo 27 años, murió tras estrellar su Triumph TR7 contra un poste de la luz. Su funeral se celebró el 28 de diciembre, el mismo día que, viva el gafe, Chilton cumplía 28 años.
Antes de eso, Big Star volvió a la carga en formato trío con 'Radio City', otro disco radiante repleto de estribillos memorables y otro fenomenal trompazo. El rayo, en efecto, cayó dos veces en el mismo sitio, y justo cuando el disco tenía que aterrizar en las tiendas, la discográfica (Stax) y la distribuidora (Columbia) rompieron relaciones y el segundo disco de Big Star acabó en el limbo. Otra vez. «Siempre supe que las canciones eran geniales. Era sólo cuestión de que la gente las encontrara», que dijo Jody Stephens en 'Nothing Can Hurt Me', documental sobre la turbulenta historia del grupo estrenado en 2013.
A la tercera, sin embargo, tampoco fue la vencida, sino todo lo contrario: Hummel abandonó el barco y Chilton se quedó solo en el estudio con sus demonios, una botella sin fondo y el siempre entusiasta Stephens a la batería. El propio Chilton, fallecido en 2010, recordaba así su 'fin de semana' perdido: «Me levantaba a las cuatro de la tarde, fumaba unos porros, bebía; iba a discotecas, veía algunas bandas. Fiesta todo el tiempo. Iba a los estudios Ardent a altas horas de la noche después de haber estado en bares y simplemente tiraba ginebra sobre la mesa de mezclas. Parecía una idea bastante revolucionaria en ese momento. Sólo estaba intentando escribir algo que parecía importante. Sentí que descubrí a mi musa... Finalmente comencé a escribir con confianza. Había mucho Mandrax; no se podía conseguir heroína en Memphis. Y cantidades increíbles de alcohol. Si tomas suficientes drogas malas y bebes, estarás escribiendo una música bastante extraña».
El resultado, en efecto, fue un disco bastante extraño; un álbum tóxico y retorcido que exuda despecho y frustración y que nadie quiso publicar en su día: casi cuatro años tardó ver la luz una mortaja que, incompleta y desordenada, habría de esperar aún más, hasta 1992, para contar con una edición a la altura. La mala suerte empezó entonces a esfumarse y artistas como Cheap Trick, The Posies, Placebo, Primal Scream, Yo La Tengo, Elliot Smith, This Mortal Coil, The Bangles o Teenage Fanclub, entre muchos otros, plantaron la semilla de una nueva 'bigstarmania'. Tanto es así que, en la controvertida revisión de la lista de los mejores 500 discos del siglo XX de 'Rolling Stone', 'Third/Sister Lovers' brincó del puesto número 449 al 285 como por arte de ensalmo.
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En 2010, el culto a la banda cobró una nueva dimensión cuando Jody Stephens y Chris Stamey, cabecilla de los dB's, impulsaron un proyecto para llevar al directo el canto de cisne de Big Star. Una quijotesca y ambiciosa iniciativa que, viva el gafe bis, Chilton se quedó sin conocer por los pelos: un infarto se lo llevó horas antes de la reunión en la que le iban a explicar los planes de lo que acabaría siendo Big Star's Third, una serie de conciertos con invitados de la talla de Michael Stipe y Peter Buck (R.E.M), Ray Davies, Van Dyke Parks, Dean Wareham (Luna), Cat Power, Kurt Vile, Aimee Mann y Robyn Hitchcock, entre otros.
De aquel homenaje que pasó en 2012 por el Primavera Sound con Jeff Tweedy, Sharon Van Etten, Norman Blake y Alexis Taylor a las voces bebe ahora The Music Of Big Star, celebración no sólo del del barroco de 'Third/Sister Lovers', sino de toda la discografía de los de Memphis. Una revisión de grandes incunables del pop que echará a rodar el 15 de noviembre en la sala Apolo de Barcelona y pasará por Madrid (16 de noviembre), Gijón (18 de noviembre) y Valencia (19 de noviembre).
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