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ABC Cultural

Engaño en Do mayor: la celda de Chopin en Valldemossa era otra

Según un juzgado de Palma, el músico vivió en otra estancia de la cartuja mallorquina

J. M. AGUILÓ / M. DE LA F.

Esta sinfonía desafinada sobre la estancia del músico en la cartuja de Valldemossa no suena a nueva en la isla de Mallorca. Casi desde siempre, no han sido pocos los isleños que se lo barruntaban. Durante décadas se han gastado bromas y muchos mallorquines para sus adentros se lo temían. Ahora, ya no hay duda.

Porque un Juzgado de lo Mercantil de Palma, según informa Efe, ha dictado que el pianista y compositor romántico pasó un invierno en la citada cartuja, sí, pero en una celda diferente a la que se ha enseñado a los turistas. Es más, el piano que se ve en la visita jamás sintió los dedos del músico polaco deslizarse sobre sus teclas. Es decir, que a los visitantes les han engañado en Do mayor.

El desaguisado o el desafinado tiene su explicación. La citada resolución está originada en la demanda interpuesta por la propietaria de la celda número 4 de la cartuja contra la dueña de la celda número 2, abierta al público como la habitación donde el músico, su mujer, la escritora George Sand, y también sus hijos vivieron del 15 de diciembre de 1838 al 11 de febrero de 1839. La propia Sand ya contó la experiencia de esta estancia en «Un invierno en Mallorca».

Según la sentencia, continúa la información de Efe, la celda número 4, conocida en la época como la 3, es sin embargo donde realmente vivió el artista, por lo que condena a la propietaria de la número 2 (antiguamente la 1) a que pare de hacerle publicidad como si fuera el lugar donde el artista polaco vivió. Igualmente condena a la demandada a que publique la corrección de celda en los medios y la dé a conocer públicamente, así como a que retire el piano expuesto actualmente en la celda.

La jueza, piano, piano

Salvo para las partes implicadas, en la isla se lo han tomado con buen humor. Se sospechaba pero no había pruebas. Ya las hay. Tal y como explica Efe, para probar el asunto, la juez se lo ha tomado con calma. Nada de allegros. Piano, piano. Se han revisado cartas y dibujos, incluidas las misivas del morador anterior de la celda, Ignacio Durán, que habitó en ella antes que los Chopin. También se da cuenta de una carta de la propia Sand, e incluso del banquero encargado de cobrar el alquiler. Según estos testimonios, Durán pide al citado banquero que localice al propietario de la celda número 3 y habla de una «señora francesa», que no sería otra que George Sand, quien a su vez en una carta a una amiga le da pormenores de la celda «de tres habitaciones y un jardín lleno de limoneros», descripción que coincide con la actual número 4. La sentencia se basa igualmente en dibujo de Maurice, hijo de Sand, un paisaje que sólo podía ser pintado desde la celda número 4. La propia jueza lo comprobó en el lugar de los hechos. En cuanto al piano, la sentencia proclama que no es contemporáneo de Chopin.

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