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EL JUKEBOX DE LA HISTORIA

Donovan, el ruiseñor de Glasgow

Leyenda de los 60 y 70, el escocés vive en su planeta zen alejado del mundanal ruido del pop

Donovan, el ruiseñor de Glasgow ABC

MANUEL DE LA FUENTE

Por supuesto, cuando empezaba, año 1964, lo primero fue compararle con Dylan . Sí, es cierto, sus primeras grabaciones recordaban el fraseo, los acordes y la impronta dylaniana, pero se debía más que a pura imitación de Bob a que ambos se habían empapado de chavales de Woody Guthrie , maestro en la distancia, que no el olvido, de los dos artistas. Pero Donovan, escocés de Glasgow, era mucho menos adusto, más bucólico, menos torrencial y más dulce que el Bardo de Minnessotta .

Como tantos, Donovan creció en las llamas de la canción protesta y los himnos hippiosillos, como Colours , The Universal Soldier y Catch the wind (fantásticas canciones, por otra parte), y fue una de las voces más cantantes y sonantes de lo que se llamó flower-power... De hecho, en alguna de sus actuaciones, el escenario lucía esperanzadoramente engalanado con flores de todo tipo. Buen amigo de los Beatles , especialmente de George y Paul, compartió con ellos el viaje iniciático en pos del majarishi hindú en el verano del 67. A los Beatles la experiencia les influyó en mayor o menor medida, pero Donovan entró en trance.... y no ha salido. La religión que ha abrazado es el budismo zen, que incluso han influido bastante en su música, como en su álbum Sutras, del 96, un hermoso trabajo.

Influencias interesantes

A finales de los 60, Donovan sin embargo había elegido un camino bastante personal para su música. Era un tipo inquieto. Fue de los primeros en beber copiosamente de la psicodelia (se cuenta que le enchironaron en el 66 por posesión de marihuana), y también dejó que por su cancionero fluyera el folk celta, lo que también haría con la música hindú y cuanta influencia sustanciosa se le ponía a mano . Grabó discos bastante interesantes, siempre con un toque muy personal y dando rienda suelta a su imaginación y su anchura de miras. Títulos como Mellow Yellow ( 1967), A Gift From a Flower to a Garden (también de 1967), The Hurdy Gurdy Man (1968), Barabajagal (1969).

En ese momento, el Ruiseñor de Glasgow vio la vida de otra manera. No le gustaba ser una megaestrella, los grandes conciertos le agobiaban y prefirió retirarse a la campiña inglesa en compañía de su santa, y también musa, Linda Lawrence. Pero no deja de grabrar. Álbumes como el rockero Open Road (1970), o un año después, un disco extrañamente original y sorprendente, HMS Donovan, un álbum doble de canciones infantiles.

No dejó de trabajar, pero su nombre no volvió a estar nunca en lo más alto de las listas, ni entre los superventas, ni entre los artistas más populares. Sobre todo, porque renunció a casi toda pompa y circunstancia. En el 96, en manos de Rick Rubin (el barbudo que volvió a la vida a Johnny Cash y Neil Daimond , entre otros) grabó Sutras, un disco más que interesante, marcado por las coordenadas de su religiosidad, su austeridad y su amor por la Naturaleza. No se le hizo mucho caso, pero el disco es precioso. Hace 7 años, sacó al mercado Beat Cafe, repleto de canciones intimistas. Y hasta hoy. El budismo y el zen no dan para muchas más alegrías. Por lo menos, poperas.

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