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Debut internacional del Divan iraquí

La Joven Orquesta Nacional de Irak, creada en 2009, actúa en el Festival Beethoven, en Bonn

Debut internacional del Divan iraquí

susana gaviña

En el Beethovenhalle de Bonn y en el marco del Festival que celebra cada año al compositor alemán, tendrá lugar la presentación internacional de una agrupación muy especial , la Joven Orquesta Nacional de Irak. Especial por los músicos que la integran, procedentes de un mismo país, pero de distintas étnias y religiones —chiíes, suníes, kurdos, cristianos, árabes, turcos...—, enfrentadas algunas de ellas desde hace siglos. Pero también por los obstáculos y los esfuerzos que estos han tenido que superar para tocar en la meca de la música clásica y en la ciudad que alumbró a uno de sus mayores genios, Beethoven. (El concierto es un preámbulo al Día de la Unidad de Alemania)

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La guerra en Irak y el peso de los fundamentalistas, contrarios a la cultura occidental, provocaron que músicos y profesores abandonaran el país por miedo a las represalias cuando estalló el conflicto, dejando huérfanos a muchos alumnos. Fue entonces cuando una pianista de apenas 17 años, Zuhal Sultan, decidió, en 2008, poner en marcha un proyecto para crear una orquesta de jóvenes. Para ello tuvo que superar varios problemas: cómo reclutar músicos que no tuvieran miedo a tocar, a profesores que les ayudaran a mejorar, encontrar un director musical y cómo conseguir fondos para financiar el proyecto.

Aprender por Skype

El principal aliado de Sultan fueron las redes sociales donde colgó numerosos anuncios en inglés, árabe y kurdo. El resultado: cincuenta solicitudes. Una de ellas fue la Paul MacAlindin, que se enganchó al proyecto inmediatamente: «Para mí, era y es un honor ayudar a crear una nueva orquesta joven. Además, me ha permitido disfrutar de una innovación radical en cuanto a los métodos, necesaria para resolver los problemas de organización», explica el director de orquesta escocés a ABC. Pero el mayor aliciente fue «la grandísima motivación de estos jóvenes, que realmente necesitan mi ayuda».

El primer encuentro de la orquesta, que se celebra dos semanas al año en la ciudad kurda de Arbil, una de las zonas más tranquilas del país, fue en agosto de 2009 y en él participaron 33 músicos; al segundo se unieron 40, y en éste último han sido 45 los músicos, entre 18 y 28 años, que han tendido puentes para compartir una cultura común, la música, olvidando por unos días el entorno donde les ha tocado vivir. Estos jóvenes, junto a la Joven Orquesta Nacional de Alemania, interpretarán la «Sinfonía 104» de Haydn, el «Concierto para violín» de Beethoven y dos obras comisionadas por el festival: al compositor árabe Mohammed Amin Ezzat, y al compositor kurdo Ali Authmann.

La formación de los músicos representaba otro escollo pues los integrantes de la Joven Orquesta Nacional de Irak son en su mayoría autodidactas. Sin embargo, gracias al programa «Musicians for Hamony», creado tras el 11-S bajo el lema de alcanzar la paz a través de la música, muchos han podido recibir lecciones de profesores de reconocido prestigio de EE.UU. y Reino Unido a través de Skype. Sultan, que tuvo que dejar el conservatorio tras la muerte de sus padres, fue una de las niñas que se benefició de este sistema.

Sobre los objetivos que persigue la creación esta agrupacón, MacAlindin apunta que se trata de «mejorar sus formación musical en Irak de tal manera que puedan compartir su mensaje de paz, reconciliación y su cultura en todo el mundo». Si bien guarda ciertas similitudes con el West-Eastern Divan creado por Barenboim y Said, la principal diferencia estriba en que «nosotros tenemos serios problemas para poder mejorar la educación musical en Irak. Y mientras todos nuestros músicos vivien en el mismo país, algunos de los más sobresalientes del Divan han podido estudiar en Europa». Entre los peores recuerdos de su aventura, el director recuerda la gastroenteritis que tanto él como los profesores invitados sufrieron en agosto de 2009; y el mejor,sin lugar a dudas, «la celebración del primer concierto ese mismo verano en Suleymanniyah [ciudad elegida por ser más segura que Bagdad]. Entonces supimos que algo más grande era posible».

La orquesta cuenta con un presupuesto anual de cien mil libras, aportadas por distintos patrocinadores, «que van cambiando. Este año ha sido el Goethe Institut, el gobierno regional del kurdistán y el Beethovenfest». Sultan, desde Glasgow, donde reside en la actualidad, sigue gestionando la orquesta, y ya ha logrado cerrar otro concierto para la orquesta el proximo año, en Edimburgo. Un sueño que se hará posible gracias al dinero confiscado a Sadam Husein, casi catorce millones de libras, por el Weir Group, cantidad repartida entre varias organizaciones culturales y humanitarias.

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