Zahara: «Decíamos que cambiaríamos, pero solo queremos olvidarnos de todo cuanto antes»
La cantante jiennense y Martí Perarnau (Mucho) dejan de lado -momentáneamente- su carrera individual para experimentar con la música
Lorena López
El 2020 fue un año atípico para cualquiera. Las noticias parecían de ciencia ficción; la rutina cambió. Mientras los salones se convertían en oficinas y los patios en solárium, un desconocido grupo llegó a las redes sociales y empapeló media España con un cartel en ... el que apenas se vislumbraba la silueta de sus dos componentes. La complicidad previa de Zahara y Martí Perarnau , sus peculiares timbres y la forma de escribir permitieron que los más melómanos descubrieran quienes se escondían detrás de _Juno. Otros simplemente se hicieron ilusiones. Para hablar con este periódico, entre los jardines de El Retiro, aparecen llenos de purpurina, como si viniesen de un cotillón de los de antes; incluso un oportuno viandante se cruzará con nosotros con la música de este dúo sonando en sus auriculares.
Todo fue raro desde el principio, ¿por qué quisisteis hacerlo así?
(Ríen) Martí Perarnau: La idea fue tuya.
Zahara: Empezamos a hacer canciones sin saber que estábamos formando un grupo [como Hoy la bestia cena en casa]. Después de dos o tres temas nos dimos cuenta de que lo que estábamos haciendo tenía identidad propia, que era diferente y especial. Quisimos tratarlo con respeto y por eso preparamos el disco antes de contar nada. No queríamos decir eso de: «Mira, hemos montado un grupo. Tenemos una canción», y desaparecer; pero el planteamiento se nos terminó yendo de las manos. He de reconocer que ver cómo la gente especulaba con nosotros fue divertidísimo. Sobre todo un rumor que decía que éramos Alberto, de Miss Cafeina, y yo: «el grupo soñado». ¡Qué decepción!
¿Para qué nace Juno?
M.P.: Para hacer canciones desde la libertad. Cada uno tiene su proyecto, pero, cuando llevas tantos años en la música, acabas siendo víctima del sistema y de la industria musical. Para eso y para no tener que dar explicaciones ni sufrir porque esto vaya bien o vaya mal. También pensábamos que no íbamos a hacer entrevistas y míranos…
Z: Ni sabíamos si íbamos a tocar. No teníamos esa cosa de ver cómo será en directo, si habrá una gira o la presión de qué día saldrá.
Se puede decir que se ha convertido en un salvavidas en mitad de la pandemia.
Z: No hemos tenido más remedio que vivir esta situación que lo hace todo nuevo y adaptarnos a lo que hay. Ojalá esto acabe, podamos tocar con la certeza de que no vamos a recibir una llamada para decir que ha cambiado la normativa. Pero he de reconocer que es lo mejor que haya pasado artísticamente porque no sé cómo hubiese gestionado el subirme a un escenario con el patio de butacas medio vacío, las mascarillas, las distancias… después de la gira pasada. Al menos con este nuevo proyecto y estas nuevas canciones es diferente.
¿Hay o habrá más discurso social? Por aquello de la pandemia.
Z: No lo sé. Pensaba que el coronavirus nos cambiaría, que ya habría discurso social y al final parece que el mundo solo quiere volver a lo que había antes y olvidarse de todo lo que ha pasado. La sensación que tengo es de que el 2020 ha sido un año robado, que no cuenta y que repetimos el curso este año, y eso que a mí este año sí que me ha dejado huella.
¿Es más fácil componer sin un sello o una discográfica detrás?
Z: Uno de los motivos por los que monté mi propio sello fue para no rendir cuentas ante nadie. A la hora de crear siempre he sido honesta con lo que siento, y creo que Martí es igual. Pero cuando estás en un sello hay una serie de obligaciones, de conceptos instaurados que, desde mi punto de vista, están completamente obsoletos y que la única manera de luchar contra ellos es alejarte completamente. Se nota a la hora de gestionar la carrera. Estar sin un sello detrás sí que facilita el tener una dirección propia y seguir tus propios impulsos, no ceder ante presiones comerciales.
M.P.: Es muy fácil traicionarte a ti mismo cuando estás en el sistema de las multinacionales porque, en el fondo, es lo normal. Son grandes empresas que tienen que vivir de ello. Miran por los beneficios por encima del sentido artístico. Cuando no tienes un sello detrás pues puedes ser más libre. Son sistemas diferentes.
Z: Cuando no tienes un sello detrás no piensas en el dinero y te acabas arruinando. No hay nadie que te diga: «No. Esto no deberías…».
¿Y es mejor ser dos que uno?
Ambos: Depende para qué. Ja, ja, ja.
Z: En mi caso, que vengo de estar sola todo el rato, gestionándolo todo, encargándome de todo, sí. Me encanta porque sigo teniendo mi proyecto en solitario y, al final, lo que me gusta es poder hacer muchas cosas. En este grupo he aprendido cosas que me han beneficiado mucho a nivel artístico y personal. Cuando estás sola puedes entrar en un lugar de comodidad y vagueza que aquí no me lo puedo permitir. Estoy todo el rato al límite de mis posibilidades.
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