Woody Guthrie: el juglar comunista

El día 14 se cumplieron cien años del nacimiento de uno de los grandes músicos populares del siglo XX, maestro de Bob Dylan

Woody Guthrie: el juglar comunista woody guthrie archives

manuel de la fuente

Quizá todo empezó durante los nueve meses que Woody pasó en el vientre de su madre, Nora Belle , que cantaba y cantaba a todas horas como un jilguero enamorado aquellas viejas canciones tradicionales, de los negros, de los pioneros de los ... Apalaches, transmitidas de generación en generación como el único tesoro de la gente sencilla de Oklahoma .

En la pila bautismal, a Woody le nombraron como Woodrow Wilson Guthrie , en honor a Woodrow Wilson , candidato demócrata que ganaría las elecciones presidenciales en 1913. Un año antes, hace ahora justamente un siglo, el 14 de julio de 1912 , nacía en un pequeño lugar de Oklahoma el tal Woody.

Su infancia no fue fácil. Una hermana mayor murió en un accidente, y Nora Belle emprendió un vía crucis que terminaría en locura, la terrible enfermedad de Huntington . Ocho años después, su padre, Charley Edward Guthrie , padecía otro terrible percance casero al abrasarse con una lámpara de queroseno.

Un niño vagabundo

Con catorce años, Woody creció desamparado y pronto la música se convirtió en su principal compañía. No había cumplido aún los dieciséis cuando Woody se convirtió en Woody Guthrie . Se echó a los caminos a buscarse la vida, de aquí para allá, de allá para acullá, ya nunca pararía, convertido en un romero de la música popular, hasta que la enfermedad, la misma de su madre, le paró definitivamente los pies en los años cincuenta.

Por el camino, Woody hizo de todo. Fue columnista en periódicos cercanos al comunismo, compuso cientos y cientos de canciones (apenas tardaba unos minutos) tomaba apuntes al natural de todo lo que veía y escuchaba, trabajó en la radio, en el teatro, en los clubes, a solas o en compañía de su buen amigo Cisco Houston , o de los Almanac Singers , de Pete Seeger, grupo de folk altamente politizado.

Se casó tres veces, tuvo ocho hijos que se sepa, se enroló en la Marina durante la II Guerra Mundial , tras el disgusto que le supuso su divorcio de Mary Jennings, fue el mejor testigo de la marcha de sus paisanos (los oakies) hacia el Oeste, que tan magistralmente narrara John Steinbeck en «Las uvas de la ira» (no menos magistralmente rodada después por John Ford ) .

Se le encomendaron trabajos colosales, como componer una serie de canciones sobre el descomunal proyecto Gran Coulee Dam , una presa que en el momento de su finalización, en 1941, era la estructura más grande jamás cosnturida por un ser humano. Allí estuvo Woody, con su lápiz y su guitarra, en la que siempre quedaba bien a la vista una inscripción: «Esta máquina mata fascistas» .

No fue un hombre de partido

Woody estuvo estrechamente vinculado al izquierdismo radical norteamericano , puede que hasta se sintiera íntimamente comunista, pero era un tipo demasiado rebelde para encajar en las estructuras de un partido marxista. Él era un juglar, un trovador, que aun en los tiempos en los que dispuso de algún dólar en el bolsillo no paraba de viajar, siempre como un pobre vagabundo, de tren en tren, de pueblo en pueblo, cantando donde se le requería: en las fábricas, en las huelgas, en los campamentos de los inmigrantes, entre los vendimiadores, entre los recolectores de naranjas en California, o dedicándole una cancion a una heroína soviética, la francotiradora del Ejército Rojo Miss Pavlichenko , al Batallón Lincoln de la Guerra Civil, o contraatacando el «God bless America» (Dios bendiga a América») de Irving Berlin , con el «This land is your land» , una autétnico himno a la fraternidad y la solidaridad universales, que también acompañó a Obama en su viaje hacia la Casa Blanca. También dejó un maravilloso libro de memorias, «Bound for glory».

Muchos dirán que las canciones de Woody Guthrie apenas si son panfletos cantados. Así es un buen puñado de casos, porque esas piezas fueron escritas con urgencia, como crónicas desesperadas, como informaciones de última hora para un diario, como contundentes palabras de denuncia. Pero otras, cientos, son bellísimas canciones de amor, canciones para los niños, canciones sobre la Naturaleza, las ocupaciones y problemas de la gente sencilla. Woody fue el cantor de las gestas de los que no tenían voz, de los que también construían América desde la sangre, el sudor y las lágrimas .

Un trabajo musical hercúleo

Para Woody todo merecía ser cantado . Su aportación a la música popular contemporánea estadounidense es hercúlea. Guthrie sirvió de puente entre los padres fundadores del folk y el country, la Familia Carter y Jimmie Rodgers , y la generación del Greenwich Village a finales de los 50, en la que se fraguó aquel Dylan que acabaría visitando a un Woody casi moribundo en un hospital del barrio neoyorquino de Queens. Allí fallecería un 3 de octubre de 1967.

Como suele suceder con los clásicos, la popularidad de Woody entre sus colegas ha aumentado progresiva e imparablemente desde que la enfermedad le apartó de la canción, y sus piezas han sido grabadas por docenas y docenas de artistas de todos los estilos, desde Joan Baez a Wilco , pasando por Bruce Springsteen , Dylan , por supuesto, pasando por Harry Belafonte, Judy Collins, the Kingston Trio, Odetta , Peter, Paul & Mary, Pete Seeger, Johnny Cash, Merle Haggard, Waylon Jennings, Alison Krauss, Dolly Parton, Paul Anka, Ry Cooder, Ani DiFranco, Billy Bragg, Donovan, Nanci Griffith, Van Morrison…

Musicalmente, las melodías y los fraseos de la guitarra de Woody no siempre son originales, son simplemente la tradición que Nora Belle, aquella madre que se llevó la locura la cantaba a Woody cuando aún estaba en su vientre. Woody (siempre lo había intuido) murió de la misma enfermedad que Nora , el mal de Huntington. Un mal que entre nosotros se conoce como e l baile de San Vito . Ni enfermo, Woody pudo parar quieto. Nunca dejó de volar. Porque para Woody, su nido, su única casa, era el mundo entero .

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