Último sprint para las olimpiadas del piano
Un húngaro, una georgiana y una coreana pasan a la final del concurso «Paloma O'Shea»
cosme marina
Santander vive con pasión el tramo final de la XVII edición del concurso internacional de piano que Paloma O'Shea tutela hasta en el más mínimo detalle. Cuarenta años cumple el certamen en este verano. Cuatro décadas de trabajo serio, firme ... y decidido en apuesta por la alta cultura . O'Shea ha consolidado, con impuslo firme y decidido, una aventura ya instalada en la élite europea por la calidad y solvencia de su trabajo a lo largo del tiempo.
Frente a tantas iniciativas volátiles y sobredimensionadas, el Concurso de Santander es un refugio seguro a prueba de crisis y con imponente capacidad de convocatoria que abarca todo el planeta. Este año el concurso está dedicado a una de nuestras glorias nacionales, la pianista Alicia de Larrocha , muy vinculada al mismo y también a la Fundación Albéniz . Ha sido cómplice de O'Shea en diversas iniciativas y este gesto engrandece al ciclo porque De Larrocha es uno de los nombres esenciales de la cultura musical de España, una intérprete que desarrolló su carrera en los circuitos de mayor exigencia mundial.
Si hacemos un guiño a la actualidad, no dejamos de estar ante una olimpiada del piano. Pero la cita cántabra es algo más. O'Shea y su equipo han sabido crear un ambiente familiar que impregna a los participantes, una cercanía en la que todos -participantes y organización- hacen piña y los triunfos de unos no significan los fracasos de los demás. Esto es muy difícil de lograr y aquí se ha conseguido con creces. En algo más hay similitudes. En ambas competiciones los niveles de exigencia, trabajo y concentración se llevan al límite.
Selección milimétrica
El proceso de selección ha sido largo y laborioso. Organizado con precisión milimétrica. Desde las primeras fases es necesario acertar porque ahí, en el estadío primigenio, está la clave del éxito de los últimos tramos. Ciento sesenta jóvenes de treinta y dos países se inscribieron para participar en esta nueva convocatoria. Cifras que dan una medida de la repercusión que se ha alcanzado en los últimos años. De ellos un comité especializado seleccionó setenta y cuatro que fueron los que pasaron a la fase de preselección, un proceso que se realizó la pasada primavera en Madrid, Nueva York y París. Este proceso supuso una nueva criba de la que sólo quedaron veinte pianistas que son los que llegaron a Santander para la primera fase del Concurso, ya en el Palacio de Festivales de Cantabria, en un emocionante maratón final, ofreciendo cada uno de ellos un recital de su elección. Esta prueba significaba un salto más: el que suponía llegar a la segunda fase en la que ya sólo quedaron doce intérpretes y en la que la exigencia fue creciendo. Aquí la prueba ya se duplicaba, por una parte otro recital -en el que al menos debía estar una obra de compositores españoles como Albéniz, Falla o Granados - y una velada camerística acompañados del Cuarteto Casals. Un nuevo descarte dejó a seis fuera de la competición para acceder ya al esplendor de la Sala Argenta y tener la opción de tocar con la Real Filharmonia de Galicia , dirigida por el maestro Juanjo Mena , y un duro compromiso de por medio, la interpretación de alguno de los conciertos para piano y orquesta de W. A. Mozart , en dos jornadas. Dos húngaros, dos coreanos, una georgiana y un italiano fueron los elegidos.
El primer día participaron en la prueba los húngaros Benedek Horváth y János Palojtay , además del italiano Daniele Rinaldo . En el segundo los coreanos Samson Tsoy y Ah Ruem Ahn y la georgiana Tamar Beraia . Ambas finales fueron muy competidas, dato este que indica el acierto en los diferentes grados de selección. En la sesión del cuatro de agosto, el coreano Samson Tsoy abrió fuego con el «Concierto número 20 en Re menor» en una interpretación un tanto titubeante al inicio pero que fue ganando según avanzó la obra, exhibiendo un pianissimo sutil y muy correcto. Le siguió su compatriota Ah Ruem Ahn que se decantó por una obra mozartiana menos conocida, el «Concierto número 12 en La mayor» de la que supo extraer notables calidades. No era tarea fácil y lo consiguió a través de una interpretación cuidada formalmente y con mordiente expresivo. La velada se cerró con el muy conocido para el público -y, por tanto, muy expuesto- «Concierto número 21 en do mayor» en el que la georgiana Tamar Beraia convenció con un trabajo exquisto desde el punto de vista estilístico, sin forzar, con un «Andante» de refinada expresión y alta capacidad para transmitir.
Los finalistas
Después de este segundo concierto el jurado, presidido por el director de orquesta español Antoni Ros Marbà y del que forman parte personalidades de la vida musical como Elsabeth Leonskaja o Tomás Marco , entre otros, decidó con rapidez. Al filo de la medianoche en el Hotel Real hizo público el fallo con los tres elegidos para la final: dos mujeres y un hombre. La coreana Ah Ruem Ahn (28 años), la georgiana Tamar Beraia(24 años) y el húngaro János Palojtay (25años) estarán en el podio final, en la última reválida en la que tendrán la compañía y el apoyo de la Sinfónica de Madrid -la orquesta titular del teatro Real- bajo la dirección del maestro Jesús López Cobos . La cita de hoy y de mañana, a media tarde, ya se hará público el ganador. Antes se enfrentarán a tres cimas de la literatura pianística. Ah Ruem Ahn ha optado por el segundo de Rachmaninov, Tamar Beraiapor el «Emperador» de Beethoven y János Palojtay por el «Concierto para piano» de Schumann . Es la final y ahora toca jugárselo todo a una carta para ganar el oro. Como recordó O'Shea en la presentación a los medios de la final de ayer domingo, estos tres finalistas han realizado una gran exhibición de «talento y fortaleza».
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