Ana Torroja y Alaska, la unión más esperada de las heroínas del pop español

En ese momento, Mecano estaba empezando a pegar fuerte pero Alaska ya era toda una celebridad de La Movida, respetada, admirada y casi temida. «Había una rivalidad, pero yo creo que era una cosa como impuesta desde la prensa y desde parte del público», reflexiona Ana. «Yo recuerdo que me gustaba lo que ella hacía y que tenía ganas de conocerla, pero era una época en la que se veía como imposible que una banda underground como la suya se juntara con un grupo de niños bien, que era como nos llamaban a nosotros. Y eso que en realidad ellos también venían de buenas familias. Algo más tarde, en cuanto cruzamos más de dos palabras, nos dimos cuenta de que nos admirábamos mutuamente, y de que nos caíamos bien. Y así empezamos a querernos, aunque fuera casi a escondidas como los amantes. Cuando hay admiración mutua, es muy difícil que dos artistas no se lleven bien».

Ahora se ríe a carcajadas de los prejuicios que se instalaron en La Movida, pero la jovencísima Ana Torroja de 1981 llegó a pasarlo regular por los insultos que les dedicaban los más 'auténticos'. «Yo pensaba '¿pero qué culpa tengo?'», dice la cantante con un tono carente de rencor. «No, en serio, yo me preguntaba a mí misma, '¿por qué tiene que ser malo ser un niño bien, ser un niño de clase media? Si tus padres han podido darte oportunidades, ¿qué tiene que ver eso con la buena o mala música? ¿Qué tiene que ver la familia que tengas con la música que conozcas o seas capaz de hacer? Me sorprendía. Ahí me di cuenta de lo mucho que gusta etiquetar».

Ana y Alaska lanzan su tema horas antes de que nos podamos quitar las mascarillas. «Es una casualidad muy pop, una casualidad preciosa. Hay que seguir siendo prudentes pero poder respirar el aire fresco es algo que todos necesitamos», dice la cantante, que describe esta colaboración como «un regalo de la pandemia», por la forma en que llegó. «El disco estaba casi completo, pero como lo tuvimos que dejar en stand-by porque no podíamos hacer promoción, al cabo de un tiempo apareció esta canción y lo vi claro, porque es ochentona, divertida, juguetona. Alaska me dijo que sí enseguida, y bueno ahí está, a ver cómo la recibe la gente».

El videoclip, una divertida secuencia de baile grabada en el bar malasañero La Vía Láctea con un cameo de Mario Vaquerizo incluido, sin duda ayudará a que la canción tenga éxito. «Nos los pasamos genial. Estábamos en lugar mítico de los ochenta como pocos, Alaska y yo estamos en medio de una especie de baile de flirteo con punzaditas, como digo yo, y Mario lo hace súper bien detrás de la barra. Para él fue como un sueño, porque no sé si sabes que está enamorado de mí. Alaska y yo somos sus dos amores, ella el real y yo el platónico, así que se marcó una especie de ménage à trois entre la fantasía y la realidad».

A pesar de tanto ochenterismo en su single más sonado, el disco de Ana no tiene nada de nostálgico. Es más, para grabarlo se ha rodeado de artistas de la vanguardia de la nueva generación como Rosalía, El Guincho, Alizzz, Pional, Henry Saiz o Maxthor, que han participado en mayor o menor medida en un álbum que saldrá el 2 de julio con el título de 'Mil razones', y que empezará a presentar en directo el 25 julio en el Festival Cruilla XXS (Estadi Olímpic) de Barcelona, en una gira que también pasará por Madrid (28 julio, Noches del Botánico), Murcia (29 julio, Murcia On Plaza de Toros), Alicante (31 de julio, Noches Mágicas Plaza de Toros), Jerez de la Frontera (5 agosto, Tío Pepe Festival, Bodegas González Byass) y Benicàssim (7 agosto, Mar de Sons, Recinto de Festivales). «Espero no haber perdido forma», bromea Ana, que no ha podido dar conciertos durante el último año y medio. «Ha sido la época de mi vida que más tiempo he tenido para dedicármelo a mí misma. Pero ahora tengo unas ganas y una emoción por volver al escenario, que no me caben en el cuerpo. Sé que cuando pise el primer escenario, va a ser tan emotivo que no sé si voy a poder controlar las lágrimas».