Los Tigres del Norte, corridos con historia

No obstante, los Tigres ni quitan ni ponen gloria o villanía a los protagonistas de las venganzas o balaceras del narcotráfico. Otra cosa son sus canciones sobre la vida del mojado, las angustias por un mal amor y el orgullo del ser mexicano, ahí, y tras el «Jefe de Jefes» con que comenzaron su actuación, se metieron ya a toda la parroquia en el bolsillo con «Somos más americanos», en la que cantan que «...indios de dos continentes mezclados con español, somos más americanos que el hijo de anglosajón».

A reseñar: el esfuerzo de casi tres horas encadenando temas sin interrupciones ni falsos bises, los papeles en blanco distribuidos entre el público para que hiciesen sus peticiones y que luego Jorge leía en alto entre canción y canción. Muy fanático hay que ser de los corridos para escucharlos tan de seguido durante tanto tiempo, pero aún así, buena parte de un público mayor de veinticinco años en el que se podía encontrar lo mismo a un motero que a un encorbatado o a alguna morena «requetepiedra» en compañía de un fiel de la estética country aguantó hasta el final. Y no contento con ello, agotó los discos preparados por el promotor de «Treinta grandes éxitos» de los mexicanos residentes en un pueblito cercano a San Francisco, que son fenómenos populares al sur y al norte del río Grande y que tratan también de cuajar acá con sus guitarras, saxo, acordeones, batería y voces.