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Quique González: «El fracaso siempre es una opción»

El músico presenta «Las palabras vividas», un disco cuyas letras están escritas por el poeta Luis García Montero

Quique González

Pablo Carrero

Con más de veinte años de carrera a sus espaldas, el madrileño Quique González quedó, después de la gira de su último disco, «Me mata si me necesitas», atrapado en un momento de atasco creativo. Las dudas se cernían sobre cada nuevo intento de canción en el que se ponía a trabajar y una sensación de hastío actuaba a modo de gas paralizante: «Estaba un poco perdido –explica el músico–, en tierra de nadie. Después de hacer una serie de álbumes en los que había tenido las cosas más o menos claras, me ponía a hacer temas y no sabía muy bien por dónde tirar».

Era el momento, pues, de tirar de los amigos y dar un golpe de timón. Su relación con el poeta Luis García Montero –le conocí hace unos quince años, a raíz de escribir «Aunque tú no lo sepas», para la que me basé en un poema suyo, y nos fuimos haciendo amigos– ha resultado crucial para que González pudiera dar el siguiente paso de su carrera, el disco «Las palabras vividas», cuyas canciones están firmadas por él mismo (la música) y por García Montero (las letras): «Es un proyecto de dos amigos. De vez en cuando teníamos la típica conversación en la que planteas hacer algo juntos. Yo quería buscar poemas suyos que fueran susceptibles de ser musicados por mí, pero la idea se quedó un poco aparcada, hasta que fue Luis el que me dijo que le gustaría hacer letras para que yo les pusiera música. A los dos nos pareció más bonito y especial».

González asumía sin problemas el hipotético riesgo de que al trabajar por primera vez con otro letrista finalmente las piezas no acabaran encajando: «Esa posibilidad existe, claro. El fracaso siempre es una opción . Cualquier cosa puede salir mal, pero yo estaba seguro de que este proyecto me iba a dar mucho. También me ha servido para oxigenar, para airear un poco el ambiente en el que estaba metido. Si trabajas al lado de un tipo como Luis es imposible que no te dé cosas».

El resultado, finalmente, sí está a la altura de sus expectativas: «Estoy encantado. Para mí era muy importante que el resultado fuera natural, que no sonara a poemas musicados, sino a canciones. Cuando la gente me dice que parecen canciones mías es un signo de que lo hemos hecho bien; ha habido una unión natural de los textos de Luis y el traje sonoro que yo les he hecho».

Además, el hecho de buscar músicas para los textos entregados por García Montero ha acabado trayendo novedades a la propia música: «Tenía la idea de hacer un disco un poco más alejado del rock and roll , de las influencias americanas habituales en mis álbumes y, cuando iban saliendo las canciones vi que pedían ese formato, más mediterráneo, por decirlo de alguna manera. Por eso hay mucha guitarra española, que yo normalmente apenas uso; hay una zanfona, mandolinas, violín, contrabajo… Queríamos que sonara crudo, orgánico».

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