Hazte premium Hazte premium

La Pegatina: «Tras el virus habrá menos bandas nuevas y cachés más bajos»

El grupo catalán, uno de los que más conciertos da en el extranjero, lanza su nuevo disco «Darle la vuelta» con sensaciones agridulces

La PEegatina Oscar Penelo

Nacho Serrano

Aunque haya otras artistas españolas que lucen más palmito internacional, lo cierto es que La Pegatina es la banda nacional con mayor proyección fuera de nuestras fronteras en lo que a escenarios se refiere. Han dado más de 1200 conciertos en 35 países en sus ya 17 años de trayectoria artística, y aunque ahora sus viajes tendrán que esperar, han sacado un nuevo disco que volverá a llevarlos por medio mundo cuando la pandemia remita.

Se trata de «Darle la vuelta» , diez nuevas canciones que recuperan la esencia de los primeros discos y la mezclan con la experiencia de sus últimos viajes y grabaciones. A nivel estilístico, por lo tanto, parten de la rumba desatada, alocada y sin complejos de siempre (ésa que tanto le gusta a su público) y la fusionan con los toques latinos y pop que aporta la producción del también catalán Tato Latorre (Maldita Nerea, Efecto Pasillo, Antonio Orozco,…), pieza clave en la organización, grabación y ejecución de un disco en tiempos de pandemia. La mezcla del álbum ha ido a cargo de Rafa Sardina, ingeniero vasco residente en L.A. y premiado varias veces en los Grammy por su trabajo con Alejandro Sanz, y la portada ha sido obra del diseñador irlandés Steve Simpson, con el que el grupo ha trabajado por primera vez. Su cantante Adriá Salas describe el proceso creativo tras la gestación de este disco nacido en tiempos de coronavirus.

¿Cómo fue empezar a grabar un disco en abril?

Cuando empezó el confinamiento, hicimos un zoom con nuestro productor Tato Latorre para ver cómo podíamos hacerlo. Nos pidió que cada miembro del grupo grabara sus pistas en casa y se las enviáramos, y él poco a poco fue montando el Frankenstein con los trocitos que le iba mandando cada uno. Claro, cada uno de nosotros flipaba bastante durante el proceso porque no sabíamos qué habían hecho los demás en su casa. Pero como teníamos todo el tiempo del mundo, salían ideas guapas. Después, cuando a finales de mayo ya se podía ir al estudio, fuimos de uno en uno, sin cruzarnos. Fue todo muy loco, suerte que teníamos a Tato para guiarnos porque si no hubiera sido imposible.

Lo bueno es que el resultado final no denota un trabajo a trompicones.

No lo notamos ni nosotros, que sabemos cómo ha sido el proceso.

¿Han encontrado alguna ventaja inesperada en esta forma de trabajar?

Nosotros antes íbamos al local con una idea de melodía y letra, y empezábamos a tocar durante horas dándole vueltas a la canción, los arreglos, etc, y a veces se tardaba más de la cuenta. Que cada uno tuviera mucho tiempo en casa para pensar tranquilamente qué quería aportar, ha tenido sus efectos beneficiosos.

Es un disco de baile, como todos los que han hecho. Aunque no podamos hacerlo con gente, no hay que dejar de bailar en casa ¿no?

Yo en mi casa bailo todos los días. Hay gente que pone nuestra música para limpiar la casa, para animarse a lo Freddie Mercury.

¿Cómo llevan lo de no saber cuándo podrán tocar para multitudes?

Es muy deprimente. Llevamos 17 años tocando sin parar, y no hemos parado porque nos encanta. Y no tener eso, duele. Tener sólo conciertos online en los que no te aplaude nadie, no es lo mismo. Es rarísimo.

No han querido dar conciertos con distancimiento social, etc...

El problema es que somos un montón en el grupo, y mantener la distancia entre nosotros en un escenario ya es imposible. Y además es que para nosotros no tiene sentido dar un concierto para gente sentada. Lo siento, pero no lo tiene. Preferimos esperar y volver como tiene que ser. Hemos previsto volver a actuar en marzo, pero si vemos que va para largo y solo se pueden dar conciertos así, lo haremos por pura supervivencia económica. Aunque casi no nos salga a cuenta.

Si no se pueden dar conciertos hasta 2022, ¿qué significaría para La Pegatina?

Pues que habrá que adaptarse, y preparar algo distinto para 2021. Pero estamos retrasando esa decisión hasta comienzos del año que viene.

¿Han valorado la posibilidad de mirar si hay algún país que esté mejor que España, y al que podáis ir a tocar?

Sí, lo hemos mirado. Pero todavía no lo vemos viable. Lo que tiene que ser viable es el experimento de la sala Apolo, que va a meter a mil personas en un concierto haciéndoles un test de antígenos previo. Si eso funciona habrá esperanza (el experimento se suspendió dos días después de esta entrevista por los rebrotes, NdR).

¿Qué efectos ha tenido la movilización de los trabajadores de la música, el pasado 17 de septiembre?

Ninguno, no ha cambiado nada. No ha habido movimientos por parte del Ministerio de Cultura, y siguen sin tomarse las medidas que se están tomando en otros países. Ya sabemos que en épocas de crisis la cultura va a la cola, pero es que ahora ni se disimula. Si ya estábamos precarizados, lo que viene es aún peor. Da incluso para sospechar que hay una intención expresa de precarizar aún más este sector. Cuando acabe esto del virus habrá menos bandas nuevas, porque habrá visto que la música es muy mal negocio, las bandas que ya están tendrán que reducir su caché, y los conciertos serán menos espectaculares. Este año, muchos artistas íbamos a dar un crecimiento importante en ese sentido, pero la pandemia nos va a dejar en una situación tan mala que ya no vamos a poder permitirnos apostar fuerte por ofrecer mejores espectáculos.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación