Pablo López, Malú y el juego del despiste

En su primer disco, «Once historias y un piano» , López parece estar enamoradísimo al escribir letras como las de la canción «Todo»: «Amor que no se acaba, amor es la palabra, sólo escucho tu canción, me canta tu mirada, melodía que no calla, ella es mi respiración».

Pero en el último tema del disco, la inspiración parece provenir de los primeros momentos de duda en una relación: «He olvidado que la vida va pasando, he olvidado que tu tiempo y mis engaños se abrazaron una vez. He olvidado que al amor se le olvidó mentir. Se olvidó de ti, se olvidó de mí. Se ha olvidado de los dos…».

El segundo álbum del cantante malagueño, «El Mundo y los amantes inocentes» , salió hace relativamente poco tiempo, dos años, y en él habla del amor pero también de sus miedos. Quizá del miedo a romper, a quedarse solo. «Que no tengo nada que perder. Que lo tengo todo por vivir (…) Del que siempre siempre siempre está callado. Del que siempre estuvo a punto de gritarlo. Del que nunca te lo dijo. Sólo se quedó callado» (de la canción «Callado»).

Poco después comenzó a componer las canciones de su nuevo disco, publicado hace una semana con un título que parece describir el recorrido de una relación que empieza, se consume y termina: «Camino, fuego y libertad» . En él se pueden encontrar varios versos que delatan una situación sentimental agónica, que debe llegar a su fin por el bien de los dos, aunque probablemente más por el bien de él. No hace falta citar ninguna estrofa en concreto, pues ya lo explicó él mismo en su reciente entrevista con ABC: «Hacer este disco no ha sido cuestión de supervivencia profesional, sino personal (…). Me he dicho a mí mismo, “muéstrate el camino, no sigas en la tendencia de estar donde no quieres estar, de seguir hablando de lo que no quieres hablar, o de besar la boca que no quieres besar”». Cinco días después de estas declaraciones saltó la noticia: Pablo López y Laura Devesa rompen tras once años de relación.

Desde el pasado lunes los medios de la prensa rosa hacen sus apuestas para averiguar quién ocupa ahora el corazón de Pablo López, dando por hecho que hay una nueva inquilina, rechazando la posibilidad de que el artista, que ahora vive solo en Pozuelo de Alarcón, se esté dando un tiempo prudencial tras la separación. Y todo parece apuntar a Malú , que también ha roto su relación (con Gonzalo Miró) hace poco y ha hecho buenas migas con él en La Voz, donde ambos son «coaches». En realidad, demasiadas buenas migas. Varios abrazos y miradas cómplices captados por las cámaras del programa han desatado las sospechas e incendiado las redes con comentarios sobre la «buena pareja» que hacen, e incluso hay quien da por confirmada su relación. Pero las frases que soltaron los dos a su paso por el programa de Bertín Osborne «En tu casa o en la mía» el pasado miércoles desató una nueva sospecha, muy diferente. «Estoy buscando casa para ti y para mí, metemos un piano y formamos una familia». «Cuando nos casemos quiero que me regales un frigorífico así». ¿No están alimentando el rumor descaradamente, más que bromeando? ¿No está Malú ayudando a Pablo a desviar la atención? Porque hay una tercera posibilidad: Que Pablo esté con otra chica, en la que nadie haya pensado todavía y a la que quiera proteger de los focos. ¿Quién puede ser? Difícil respuesta, pero en la misma entrevista con ABC dice lo siguiente acerca de una artista chilena de 21 años llamada Camila Gallardo : «Ella me conoce muy bien, es parte de mi historia y de mi vida últimamente… es muy amiga mía». Dicen que uno de los motivos de su ruptura con Laura Devesa fue la dificultad de compaginar la vida profesional y la personal, así que sería lógico que Pablo buscara a alguien con sus mismas inquietudes, obligaciones y rutinas.

Hay un tema en «Camino, fuego y libertad» llamado «La dobleuve» que parece hablar de un amor que se rompe, y en la que López repite la frase «Que lo que se va no vuelve, que lo que se va, se va». Pero al principio de la canción puede escucharse a Camila (a la que sólo vería de vez en cuando si fuera su novia, por la distancia), cantando: «Se va, se va, se va, se va… y vuelve». Ese trocito lo grabó con su teléfono, con el que mantiene el contacto transoceánico con Pablo. Y él, en otra canción casualmente llamada «El futuro», asegura que le está «diciendo a una persona que deje el puñetero teléfono y que use un poco más la carne».