Pablo García López: «Las redes sociales son un instrumento a nuestro alcance, pero no son la vida real»

El joven tenor cordobés vuelve a su ciudad natal para ofrecer un recital con canciones de compositores españoles

Pablo García López ABC

«¡Figúrese, ser cantante lírico en Córdoba!» Son palabras de Pablo García López (1988), tenor y cordobés para más señas; con ellas viene a reflejar su sensación de 'bicho raro' en una ciudad donde han reinado tradicionalmente los toros y el flamenco.

« ... En mi familia -relata el tenor- no hay nadie que se dedique a la música, pero yo sentía de pequeño como que me faltaba algo. Mi hermano tocaba el piano, y a mí me despertó curiosidad, así que les dije a mis padres que quería estudiar en el Conservatorio. Empecé con violín, pero el profesor de la clase de Coro me dijo un día que quería hablar con mi madre. '¡Pero ¿qué has hecho?, que el primer día ya tengo que ir a hablar con el profesor!' Lo que le dijo fue que yo tenía condiciones para cantar , que notaba una intuición a la hora de vocalizar... Y es verdad que al cantar sentía que me era muy fácil y que me llenaba. Mi padre me regaló por entonces un disco con el 'Requiem' de Mozart y a mí se me abrió un mundo...»

Allí comenzó la carrera de este joven intérprete que ha pisado ya el escenario de los principales teatros de ópera españoles y un puñado de coliseos internacionales. Actualmente reside en Madrid, tras un tiempo radicado en Berlín. Allí llegó tras estudiar en Salzburgo: «Berlín es otro mundo. Y Salzburgo: llegué allí al final del verano, en pleno festival, y esa fue mi sensación: que estaba en otro mundo. Asistí a un concierto de la la Filarmónica de Viena, con Pierre Boulez como director y Daniel Barenboim al piano... No puedo explicar lo que me pasó. Me quedé ensimismado. Y al mismo tiempo me sentí como en casa. Yo, aun siendo de Córdoba, tengo un alma muy alemana. Enseguida aprendí el idioma; y con Mozart y con el lied sentí algo muy especial».

Y es que Mozart y el lied alemán componen, por ahora, la columna vertebral del repertorio de Pablo García López. «Es la voz la que manda. Yo no puedo cantar « Tosca », pero es que además no me interesa. Mi voz es de tenor lírico-ligero -es muy clara, muy timbrada...-, y hay que ser realistas. Cuando llegué a Salzburgo me oyó una profesora polaca, Helena Łazarska , que me dijo que yo era un verdadero tenor mozartiano, una voz que no se encontraba fácilmente. Me gusta Mozart; es más complicado, porque son obras más difíciles en algunos aspectos, pero a mí me llena muchísimo».

Pablo García López (en el centro) en la ópera 'Dead Man Walking' en el Teatro Real Javier del Real

No fue la única que vio las posibilidades del tenor cordobés. Un ilustre mozartiano, el mexicano Francisco Araiza , le animó al escucharle a seguir con ese repertorio. «Es un universo inmenso, del que todavía no he raspado ni la superficie... He cantado ' Cosí fan tutte ', ' Don Giovanni ', ' La flauta mágica '... Son obras sobre las que hay que volver una y otra vez».

Admite que, dramáticamente, los tenores mozartianos son más aburridos . «No se puede tener todo -se encoge de hombros. Tamino y Ferrando tienen algo más de interés, o Tito, que va más allá. Pero Don Ottavio, en 'Don Giovanni' es un rol que uno no sabe muy bien cómo hacerlo. ¿Es un hombre mayor, es alguien joven, es un simplón? ¿Qué es? De todos modos, si les das un par de vueltas puedes encontrar una lectura... Si te encuentras con un buen director de escena».

Este cordobés de alma alemana, este 'bicho raro', volverá el miércoles 3 a su ciudad natal para ofrecer un recital, genéricamente titulado 'La canción española' junto a la Orquesta de Córdoba dirigida por Carlos Domínguez-Nieto . En los atriles, piezas de Pablo Luna, Óscar Esplá Antón García Abril, Eduard Toldrá, Jesús Guridi, Frederic Mompou, Tomás Bretón, Joaquín Turina y Manuel de Falla.

«Me da la sensación de que ahora solo interesan los fuegos de artificio -habla del mundo del canto-; estamos en un momento en el que estilísticamente se está perdiendo la profundidad de la interpretación»

Estos compositores conforman el repertorio del disco ' Rutas ', que publicó hace unos meses, y en el que canta acompañado por el pianista Aurelio Viribay . «Cuando estudiaba con John Norris en Alemania -cuenta el tenor-, siempre terminábamos nuestro trabajo con 'Ich Liebe Dich', de Mozart; pero un día me dijo que por qué no cantaba canciones españolas, y le llevé a Turina y Toldrá. Me dijo que era una maravilla y que tenía que grabar este repertorio. Me puse a pensar, y durante el primer confinamiento me decidí; no podía hacer cosas con el lied si no empezaba con nuestro lied. No hay grabaciones recientes de este repertorio -menos aún por parte de un tenor-; es una música que hay que revisar y traer a nuestros días».

Ha puesto en este trabajo, además, unas gotas de 'cordobesismo' de la que se encuentra muy satisfecho. «Hemos recuperado a dos compositores de Córdoba: Manuel Medina y Joaquín Reyes , que tienen canciones con mucho que decir. Estoy muy contento, porque les hemos devuelto a la actualidad a Manuel Medina, y puede que a partir de aquí puedan venir otros trabajos».

No es frecuente, dice Pablo García López, que los tenores aborden este repertorio. Y empiezan sus reflexiones sobre el momento que vive la música actualmente (y no sólo la música). «Me da la sensación de que ahora solo interesan los fuegos de artificio -habla del mundo del canto-; estamos en un momento en el que estilísticamente se está perdiendo la profundidad de la interpretación. Claro que hay que cantar «La fille du régiment» , con sus nueve dos de pecho, pero también las canciones de Toldrá. No solo es nuestra lírica, sino que además están muy bien escritas».

Asegura que no le llaman la atención los cantos de sirenas: « Prefiero ganar en diez años lo que otros ganan en cinco , pero me gustaría hacer una carrera... Me gusta lo que mi voz me permite expresar, y no quiero perderlo. Por eso quiero cuidar el repertorio que hago».

Pablo García López, en 'Tosca' junto a Carlos Álvarez

Pero como joven no se desmarca de las posibilidades de las redes sociales- «Sería una tontería no utilizarlas, son un instrumento que tenemos a nuestro alcance hoy en día; pero cuidado, se puede perder el norte, la perspectiva. No es la vida real . Yo prefiero poner un video cantando Mozart a poner una foto mía en camiseta. Prefiero dar un contenido, aun sabiendo que no voy a tener tantos likes. No es mi carrera, y además no me llena».

De la pandemia, Pablo García López extrae lo positivo. «Se cancelaron muchos de los proyectos que tenía, pero a mí me ha servido para poner todo en su lugar. He leído mucho, he meditado, he cantado -todos los días, durante el confinamiento, cantaba dos lieder se Schubert, que eran terapéuticos para mi-. Y tras los primeros meses, he trabajado bastante».

«Hay que reivindicar el derecho a equivocarse -reflexiona-. Las carreras hay que verlas en su conjunto, y es fácil tener una crisis, o errar en el camino. Pero hay que aprender de los errores. Creo que debemos experimentar y tomar nuestras propias decisiones»

También le ha servido este último año de reflexiones para reencontrarse y hablar con gente con la que hacía mucho no se detenía a conversar. Gente y charlas que, reconoce, le han dejado huella. «Hay que reivindicar el derecho a equivocarse -reflexiona-. Las carreras hay que verlas en su conjunto , y es fácil tener una crisis, o errar en el camino. Pero hay que aprender de los errores. Creo que debemos experimentar y tomar nuestras propias decisiones».

Para tomarlas, añade, «hay que tener buena gente cerca, y yo la tengo...» Antes de seguir, se ensombrece esa voz ligera, que emerge de un rostro aniñado. «Aunque me he sentido incomprendido en casa ; el hecho de cantar en otro idioma no ha ayudado. Mi madre -se emociona- seguro que se sentía orgullosísima de mi desde el primer momento, pero no me lo dejó ver, o al menos yo no lo sentí, hasta que mi carrera ya empezó a tener peso. Durante un tiempo no me sentí acompañado aunque vinieran a verme cantar».

« Cuando dejé de empeñarme en demostrar que en preocuparme de ser feliz, todo cambió . Y cuando sentí el reconocimiento de mi madre me dije: hoy es el día. A partir de entonces las cosas ya fueron mejor entre nosotros».

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