Nuño de la Rosa, el rey de la noche madrileña
El pionero de las «salas de juventud» relata a ABC cómo abrió la ciudad a la música pop
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Iniciar sesiónEn la historia de Jesús Nuño de la Rosa, la palabra «primero» se repite una y otra vez. A sus 84 años recuerda con absoluto detalle cómo fueron los primeros conciertos madrileños de artistas como Miguel Ríos , Julio Iglesias , El Dúo Dinámico ... o Raphael , también de estrellas internacionales como Tom Jones o Vince Taylor, pero sobre todo, recuerda lo que costó abrir las primeras «salas de juventud».
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«Al principio eran clandestinas», recuerda con sonrisa traviesa mientras se acomoda en el sofá de su casa en la calle Rosales, donde recibe a ABC para compartir el ingente material gráfico que conserva. «Era a principios de los años cincuenta. Yo convencía a los dueños de los bares de Chamberí para que me dejaran usar su sótano, y ahí es donde yo monté los primeros guateques de Madrid», cuenta con orgullo.
Fiestas «underground»
La primera «sala» clandestina que abrió fue El Greco, en 1951, en la calle Blasco de Garay. «Allí ponía música con el primer tocadiscos que llegó a Madrid. Cobraba 11 pesetas, y se abarrotaba todos los días», cuenta de la Rosa, que desafió a las autoridades con tesón, empeño y mucha picaresca. «Cuando llegaba la policía nos echaba a todos, y en cuanto se iban volvíamos a entrar, más gente todavía. Luego volvía la policía otra vez, y así hasta que nos hicimos amigos de ellos y empezaron a tolerarme».
En 1952 abrió el Café Universitaria en la esquina de Princesa con Altamirano, y un poco más tarde inauguró la mítica La Cotera. Al poco tiempo, había abierto tantas salas en el distrito de Chamberí que llamó la atención del comisario de la sección de Espectáculos de Madrid, «un hombre que era muy duro, que cuando se enteró me llamó para que acudiera a la jefatura de Leganitos», recuerda con expresión severa. «Yo pensaba que iba a acabar en el calabozo, porque estaba desobedeciendo, pero terminécayéndole muy bien». De la Rosa le explicó que en Estados Unidos la juventud tenía sitios donde ver a Frank Sinatra , y que quería organizar algo similar en España. «Entendió que yo quería hacer algo positivo por la juventud, y me explicó cómo tenía que pedir todos los permisos. Con el tiempo se convirtió en un asiduo de mis salas».
Nuño de la Rosa, que jamás probó una gota de alcohol, fue un visionario con don de gentes. La combinación perfecta de virtudes para convertirse en un empresario de referencia del entretenimiento. Por eso terminó siendo presidente de la Asociación de Salas de Fiestas y Discotecas durante muchos años.
Imperator, la más célebre
La Tuna, inaugurada en 1958, fue la primera sala de juventud donde organizó conciertos («nuestra orquesta tenía a los mejores músicos», recuerda), y en 1962 llegó el turno de Imperator, la más célebre de todas (luego vendrían Silver’s, RKO…), y la que más veces recibió en su escenario a la flor y nata del pop nacional e internacional del momento: Salomé, Pekenikes, Serrat, Nino Bravo, The Shadows y un interminable etcétera. Otros que pasaron por allí simplemente para alternar, como la estrella del jazz Gerry Mulligan, también acabaron subiéndose a las tablas para pasar un buen rato con De la Rosa y sus clientes.
Las anécdotas que ha atesorado a lo largo de su intensa vida son increíbles, especialmente la de la entrega de un rifle a Fidel Castro , regalo de Franco: «Me hizo ese encargo cuando viajé con una delegación de empresarios a Cuba. El Generalísimo todavía sentía rencor hacia los estadounidenses por el montaje del Maine, y quiso tener esa pequeña venganza simbólica. También le llevé al Comandante una cinta con música pop española». Y es que a pesar de que le interesaron la política y los negocios, la música siempre fue lo mas importante para él. «Todo lo hice porque sentí que tenía que dar una posibilidad a la música en este país, y creo que al final se consiguió. Todo lo que soñé se convirtió en realidad».
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