Kurt Cobain en el confesionario: «Cuando escucho el 'Nevermind' hay algo en él que casi me hace llorar»
Se publica por primera vez en España, coincidiendo con el 30 aniversario del disco con el que Nirvana cambió la historia del rock, la reveladora biografía 'Come As You Are'
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónNada volvió a ser lo mismo. Apareció 'Nevermind', desalojó por sorpresa a Michael Jackson de lo más alto de las listas de ventas y la historia del rock cambió para siempre. «Llegó exactamente en el momento adecuado. Era música por, para y sobre ... un nuevo grupo de jóvenes al que se había pasado por alto, ignorado o tratado con condescendencia», recuerda Michael Azerrad en el 'Come As You Are. La historia de Nirvana' (Contra), biografía inédita en castellano durante 28 años y que aterriza ahora en las librerías, coincidiendo con el 30 aniversario del jaque mate de Nirvana. «Kurt grita en un código que millones pueden entender. Se comunica de la misma manera intuitiva y dispersa con la que han entrenado a su generación para asimilar y expresar información, gracias a letanía habitual de decenas de miles de horas de anuncios televisivos antes incluso de que supieran leer, a las pésimas escuelas, a la saturación de la era de la información, los videojuegos...», reflexiona Azerrad en el libro.
Los hechos, de sobras conocidos, son los siguientes: 'Nevermind', segundo disco de Nirvana, llegó a las tiendas el 24 de septiembre de 1991, hoy hace justo 30 años, y para diciembre ya estaba despachando 300.000 copias a la semana. A los dos meses ya vendía más que Garth Brooks, U2, Guns N'Roses y Mc Hammer. A día de hoy se calcula que más de 30 millones de personas han pasado por caja para hacerse con una copia del disco. ¿Qué ocurrió para que un veinteañero desaliñado y desgarbado, un crío que se enamoró del punk mirando fotos de los Sex Pistols e incordiando en los ensayos de los Melvins, se convirtiese en el nuevo mesías del rock? «Cuando un grupo como Nirvana sale del 'underground', realmente expresa algo que está sucediendo a nivel cultural», que diría Kim Gordon, de Sonic Youth.
El milagro de la distribución
'Bleach' (1989), el primer disco de Nirvana, se grabó por un puñado de dólares (seiscientos, para ser exactos) y sonaba caótico y desordenado, pero les abrió los puertas de ese 'nuevo' sonido, el grunge, que bandas como Green River primero y Mudhoney, Soundgarden y los Melvins después empezaron a exportar desde Seattle. El problema era la distribución: Sub Pop, el sello de la banda, era un desastre, y no había manera que los chavales que iban a los conciertos de Nirvana pudiesen encontrar el disco.
Un par de años después, tanto ese fracaso como la decisión de la banda de cambiar de liga firmando con Geffen explicarían, en parte, el éxito descomunal de 'Nevermind'. «El milagro de tener a una multinacional a cargo de la distribución supuso una gran ventaja para 'Nevermind' al convertirlo en uno de los primeros discos grunge en ser distribuidos a las principales cadenas de discos, donde cualquiera podía adquirir un ejemplar (y así lo hizo)», recuerda Azerrad. Además, añade, 'Nevermind' fue uno de los primeros discos 'alternativos' en sonar 'bien' en la radio gracias a (o a pesar de, según a quién le pregunten) la producción de Butch Vig. «En comparación con el típico disco alternativo más bien rudimentario, sonaba como un disco de Bon Jovi. La producción endulzaba la amarga píldora punk del grupo».
Desde entonces, nada volvió a ser igual. Ni para el rock ni, claro, tampoco para Kurt Cobain. «El éxito de 'Nevermind' trajo consigo situaciones difíciles para Kurt. Por un lado, un tío que odiaba el rock comercial estaba ahora haciendo rock comercial. Para más inri, un hombre tímido y huraño había pasado del anonimato más absoluto a adquirir una fama mundial no deseada en tres años», resume Azerrad.
Persiguiendo una estrella
En realidad, la historia se ha contado tantísimas veces que cuesta creer que quede algo nuevo que echarse a los ojos o las orejas. ¿El origen de 'Smells Like Teen Spirit' en una pintada de Kathleen Hanna? Visto. ¿Las cincuenta pastillas de Rohypnol y un par de tragos de champán en un hotel de Roma? Oído. ¿Los encontronazos con Axl Rose en los premios MTV de 1992? Ahí viene, ya llega, un bostezo de mandíbula desencajada. El pasado 20 de febrero Kurt Cobain hubiese cumplido 54 años, lo que quiere decir que la estrella polar del grunge, el último gran héroe del rock del siglo XX, lleva ya más tiempo muerto que el que estuvo vivo.
Años de nostalgia enloquecida, producción ingente de todo tipo de artefactos sonoros y literarios relacionados con la vida y la muerte (sobre todo la muerte) del músico estadounidense, y un arsenal de robustos lugares comunes sobre los que acomodar la leyenda. Ya saben: descontento generacional, entrañas vacías, alaridos punk y chutes de heroína. Nada nuevo ni nada que no sepamos. Y, sin embargo, llega 'Come As You Are. La historia de Nirvana' y el revuelo es considerable. Ayuda, claro, que el lanzamiento coincida con tan redonda onomástica. Pero ayuda aún más que 'Come As You Are' sea un ejemplo pluscuamperfecto de biografía de proximidad, un hito del periodismo rock que permite acercarse a la intimidad de Cobain y ls suyos se un modo nunca visto. ¿Un ejemplo? Veamos.
«Todo lo que sé acerca de Kurt lo he leído en los periódicos y en las revistas. Fue así como llegué a conocerlo», leemos. Al habla no un fan cualquiera de Nirvana o un chaval con afán completista al que le hubiese dado por saquear bibliotecas y hemerotecas para tratar de reconstruir los pedazos rotos de Kurt Donald Cobain (1967-1994).Nada de eso. El que habla, por increíble que parezca, es Donald Cobain, mecánico de coches, contador de troncos en la empresa maderera Mayer Brothers de Aberdeen y, a la postre, padre de Kurt Cobain. «Su idea de una salida de excursión padre e hijo consistía en llevarme con él a trabajar los sábados y los domingos. Yo me quedaba sentado en el despacho mientras él se iba a contar troncos», recuerda el propio Cobain en el libro. El relato avanza, la fama se abalanza sobre Cobain como un león famélico sobre una gacela y entra en escena Frances Bean Cobain, la hija de Kurt y Courtney Love. ¿Se imaginan cómo se entera Don de que ha sido abuelo? Eso es: otra vez por la prensa.
Amago de disolución
El diablo, dicen, está en los detalles, y es ahí donde se hace fuerte también un Azerrad que hizo buenas migas con Cobain tras entrevistarlo para 'Rolling Stone'' en 1992 y acabó convertido en una suerte de confidente del músico. «No puedes pasar tanto tiempo con una persona y no llegar a hacerte amigo suyo, especialmente cuando esa persona te ha contado toda la historia de su vida», sostiene el también autor de la no menos recomendable 'Nuestro grupo podría ser tu vida'. Esa es la clave, ya que nunca antes (ni tampoco después) el autor de 'Rape Me ' se intentaría explicar a sí mismo como aquí. De ahí que en 'Come As You Are' encontremos las drogas y el dolor de estómago crónico, la heroína y la metadona, sí, pero también una infancia dichosa que se llenó de nubarrones cuando sus padres se separaron o historias poco aireadas como el amago de ruptura que vivió Nirvan a tras publicar 'Nevermind'. ¿La razón? Fácil. El dinero. El vil metal.
Según explica Azerrad, Cobain había accedido a repartir de manera equitativa con Krist Novoselic y Dave Grohl los derechos de composición musical para evitar disputas, pero en cuanto la banda empezó a ingresar millones, cambió de opinión. «Me di cuenta de que yo cargo con mucha más presión y de que me merezco un poco más porque soy el cantante, escriben un montón sobre mí y soy yo quien recibe toda esa presión», dijo Kurt. El enfado de Krist Novoselic y Dave Grohl, sin embargo, no tuvo que ver tanto con eso como con el hecho de que Cobain exigiese que el nuevo acuerdo tuviera carácter retroactivo. «Montaron el cólera. Kurt, afirmaban, prácticamente les estaba quitando el dinero de los bolsillos. Aquella trifulca duró sólo una semana en marzo, pero casi acaba con el grupo», escribe Azerrad.
Abundan en el libro reflexiones de carácter generacional y sobre la relación de Kurt con las drogas, pero también anécdotas absurdas como las de la grabación de 'In Utero' (1993), con el productor Steve Albini prendiéndose fuego al culo («se echaba alcohol y le prendía fuego. Le gustaba hacer eso», diría Kurt) y toda la banda matando el tiempo con llamadas telefónicas de guasa. A Eddie Vedder, por ejemplo, le hicieron creer que Toni Visconti quería ficharlo para un nuevo grupo; a Evan Dando, que Madonna quería hablar con él. Chiquilladas tras las que vería la luz el problemático y casi maldito tercer disco de la banda, canto de cisne del grupo en un estudio y mapamundi del estado de ánimo de un Cobain que no tardaría en quitarse de enmedio. «Cuando escucho el 'Nevermind', no soporto la producción, pero hay algo en él que casi me hace llorar algunas veces, mientras que este me deja impasible», diría el propio Cobain sobre 'In Utero' antes de arder del todo.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete