La firma de los Beatles con Brian Epstein: 60 años del contrato que cambió la historia del pop
El 24 de enero de 1962, los cuatro de Liverpool dieron el pistoletazo de salida a su etapa más gloriosa cerrando su acuerdo con el manager en la casa de Pete Best, que poco después sería despedido
Nacho Serrano
El 1 de enero de 1962, los Beatles recorrieron doscientos kilómetros de carreteras nevadas en furgoneta para asistir a una audición para la discográfica Decca. Acababan de conocer a un tipo llamado Brian Epstein que regentaba una tienda de discos y que ... se ofreció a sustituir a su antiguo manager, el dueño de la sala Jacaranda Allan Williams, e hicieron caso a su propuesta de intentar seducir a aquella célebre compañía. La prueba se hizo ante el A&R Dick Rowe y su asistente Mike Smith, duró alrededor de una hora y los Beatles (todavía con el baterista original, Pete Best ) interpretaron quince canciones con más nervios de lo normal. No salieron contentos de allí, pero Smith les dijo había ido «bien» y que tendrían una respuesta «en unas pocas semanas».
Epstein dejó pasar ese tiempo, pero cuando se hartó de esperar, llamó a Rowe y le preguntó qué habían decidido. «Los grupos de guitarras están desapareciendo», dijo Rowe, que para más inri añadió: «Los Beatles no tienen futuro en el mundo del espectáculo» . Rowe, quien murió en 1986, siempre negó la historia y dijo que en realidad fue Mike Smith quien rechazó a los Fab Four. Otro grupo, Brian Poole and the Tremeloes, también tuvo una audición el mismo día, y Rowe siempre aseguró que le pidió a Smith que eligiera él a los afortunados. Y su lógica fue la siguiente: «Los dos son buenos, pero uno es un grupo local, el otro viene de Liverpool. Es mejor coger al grupo local, podremos trabajar con ellos y mantenernos en contacto más fácilmente».
El chasco para John, Paul, George y Pete fue sideral , claro está. Podrían haberse rebotado con Epstein por el estrepitoso fracaso de su primer movimiento y haberle despedido, porque todavía no habían firmado nada con él. Suerte que tuvieron paciencia.
El día 24 de aquel mismo mes, formalizaron su relación profesional estampando sus firmas en un documento que se convertiría en la primera página de la historia del pop contemporáneo, pero no crean que Epstein lo hizo con la manta liada a la cabeza. Justo antes, llamó a Allan Williams para pedirle consejo: «Espero que no te moleste que te pida un poco de ayuda, Allan. Estoy pensando en dirigir a los Beatles , ¿qué te parece?», preguntó Epstein. «Son un grupo fantástico, pero te decepcionarán», respondió Williams. «Mi consejo es: no los toques ni con un puto palo. Son despiadados. Cuando se trata de contratos, ten cuidado con lo que estás firmando. Asegúrate de poder dejarles cuando quieras».
Las condiciones se pactaron en NMS, la tienda de discos de Epstein, y tal como Paul McCartney recordó años más tarde, su futuro manager llegó bien preparado a la reunión. «Subimos a la oficina de Brian para cerrar el trato. Estuve hablando con él, tratando de ganarle la partida en el juego de negociar un porcentaje bajo para él. Los demás también lo intentaron, pero él se mantuvo firme en su idea de cobrar el veinticinco por ciento de nuestras ganancias. Nos dijo: 'Podemos empezar por el diez por ciento y cuando las cosas vayan mejorando llegaré al veinticinco. Si lo aceptáis, seré vuestro manager desde ahora mismo'. Y estuvimos de acuerdo». Así es como lo vio Lennon: «Epstein estaba trabajando en una tienda de discos y no tenía nada que hacer. Vio a estos rockeros llenos de gomina tocando música a todo volumen y a muchos niños prestándoles atención, así que pensó: 'Bueno, esto es un negocio que no me puedo perder '. Además le gustábamos de verdad. Quería representarnos y no teníamos a nadie mejor, así que dijimos: 'Está bien, puedes hacerlo'».
El contrato se firmó en la casa Pete Best, cuyo sótano albergaba el Casbah Club, una cafetería con música en directo regentada por la madre de Best, Mona, y en la que Lennon, McCartney y Harrison habían tocado en sus tiempos como The Quarrymen . Estipulaba que Epstein debía «encontrar trabajo para la banda y administrar no solo su agenda, sino también la publicidad y todo lo relacionado con la ropa, el maquillaje y la presentación y diseño de los eventos de los artistas», a cambio del diez por ciento de las ganancias de los Beatles, una cifra que no podría superarlas 1500 libras al año. Pero en cuanto estalló la Beatlemanía los números se dispararon tanto que acabó el año cobrando el veinte el 20 por ciento. Apenas unos meses después, Epstein ya se llevaba la comisión del veinticinco por ciento que había pensado para 'cuando las cosas fueran bien'.
Lo curioso es que después de que los chicos firmaran el contrato, Epstein se lo llevó a su oficina y lo guardó sin poner su propia firma . Y no porque tuviera miedo tras el consejo de Williams, sino porque a pesar de la imagen que daba, no tenía tanta confianza en sí mismo. «¿Por qué no lo hice?», recordaría tiempo después. «Creo que fue porque aunque sabía que respetaríamos cada cláusula del contrato, no tenía estaba seguro al cien por cien de que sería capaz de ayudar adecuadamente a los Beatles. En otras palabras, quería liberar a los Beatles de sus obligaciones si eso era lo mejor».
Unos meses después, cuando Ringo Starr susituyó a Pete Best, firmaron un nuevo contrato cuyo valor histórico divide a los fans de los Beatles. ¿Cuál es más preciado, el de Best, por ser el primero? ¿O el de Starr, por ser el de la formación definitiva? En estos casos uno puede ceñirse al valor monetario otorgado por los coleccionistas, ya que los dos han sido subastados . Y la diferencia es mínima: el primero se vendió por 343.000 libras, y el segundo, por 365.000.
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