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RAROS Y MALDITOS

Ernst «Putzi», el pianista y amigo de Hitler que sufrió la represión nazi por criticar su brutalidad

Fue amigo, mecenas y protector del tirano, quien acudía a cenar a su casa para escucharle tocar el piano. Compuso los himnos del partido y fue su jefe de propaganda. Cayó en desgracia en 1937. Huyó a EEUU y colaboró con Roosevelt

«Putzi» con Hitler en el Café HEck en 1930 ABC
Pedro García Cuartango

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Ernst «Putzi» Hanfstaengl fue mecenas, amigo y protector de Adolf Hitler hasta su caída en desgracia en 1937. No había en el seno del nacionalsocialismo personalidades tan contrapuestas, ya que Hanfstaengl era culto, rico y bien relacionado cuando conoció a Hitler en una cervecería de Múnich en 1922.

A partir de esa fecha, el caudillo alemán acudía con frecuencia a la casa del elegante «Putzi», especialmente por la adoración que sentía hacia su mujer Helene. Fue allí donde fue detenido en 1923 tras fracasar el golpe de Múnich. Circulaba una leyenda de que fue Helene quien convenció a Hitler de que no se suicidara.

Agradecido por sus servicios, el líder nacionalsocialista promovió a Hanfstaengl al cargo de jefe de la oficina de relaciones públicas en el extranjero. En esa época, Hitler se relajaba en el domicilio de su amigo, al que acudía con frecuencia a cenar. «Putzi», que era un reputado pianista, tocaba para distraer a su jefe . Era un hombre de aspecto desgarbado, tímido y medía más de 1,90 de estatura. «Putzi», su apodo, significa en alemán lo contrario: poco, escaso.

Hanfstaengl había nacido en el seno de una familia de la alta burguesía. Fue enviado a estudiar a Harvard, donde se convirtió en un personaje popular por ser el autor de las canciones del equipo de fútbol universitario. Tras finalizar su carrera en 1909, se trasladó a Nueva York para dirigir una editorial de libros de arte de su padre.

Volvió a Alemania en los años 20 y, tras iniciar su relación con Hitler, contribuyó a financiar el « Mein Kampf », recaudó fondos y ayudó al futuro Führer en sus discursos. Era, por decirlo así, su asesor de imagen y una persona de absoluta confianza hasta el punto de que compuso el himno de los camisas pardas y el de las juventudes nacionalsocialistas. También se le atribuye la paternidad del saludo Sieg Heil, coreado en las manifestaciones nazis.

«Compuso el himno de los camisas pardas y el de las juventudes nacionalsocialistas. Era, por así decirlo, el asesor de imagen de Hitler»

Hanfstaengl se fue distanciando del régimen al darse cuenta de su brutalidad . Sus críticas llegaron a Hitler, que, instigado por Goebbels, se vengó con una broma de extremada crueldad. Lo que hizo fue darle ordenes de volar hacia España para entablar unos contactos. En el avión se enteró de que el Führer había mandado que le arrojarán al vacío. «Putzi» entró en pánico y pidió al piloto que le perdonara la vida. El aparato aterrizó en Leipzig y no sucedió nada más.

Meses después, se fugó a Suiza, donde fue detenido. Logró emigrar a Londres y luego cruzó el Atlántico para refugiarse en EE.UU., que le acogió con los brazos abiertos. «Putzi», que facilitó información a los servicios secretos, había sido amigo del presidente Roosevelt. Volvió a Alemania en 1945, donde escribió sus memorias y residió hasta su muerte en 1975.

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