Raphael: «Nunca haré una gira de despedida»

—¿Y cómo será?

—Es el gran reencuentro con mi compositor de toda la vida (Manuel Alejandro). Es una prueba de fuego para los dos, que volvemos a trabajar juntos después de 28 años. Y la verdad es que lo que he oído hasta el momento es lo más. Ahora yo tengo que estar a la altura. Me ha dado 200 exitazos, y le estoy muy agradecido. Es un gran reto que asumo con toda la responsabilidad y con todo ese saber hacer las cosas que antes no tenía. Le he pedido por favor que quiero grabarlo igual que los tangos, en directo. Y está conforme, porque yo así tengo un plus.

—¿Saben hacerlo todavía de esa manera en un estudio?

—Cuando se quiere, se hace. Es como la televisión, que de verdad es un martirio con los dichosos playbacks, que yo no uso. Saben que cada vez que voy hay que atarse los machos, que eso va en directo. Y se hace.

—¿Sabría vivir sin esa dinámica: disco, conciertos, entrevistas...?

—Me sería difícil. Porque soy una persona tremendamente vital e ilusionada por las cosas. Mientras esté así, será difícil parar. Es como lo de las giras de despedida: «Ahora me voy, pero ahora no, ahora vuelvo..». No podría hacer gira de despedida, porque es mentira. Una persona que nace artista, muere artista.

—¿Con los años se sigue viviendo igual esa ilusión?

—Con más pasión. Porque cumplir años te hace ver las cosas de otra manera. Ahora me doy cuenta de todo, y lo disfruto mil veces más. Por ejemplo, el escenario. Antes tenía tales nervios que lo que estaba deseando es que pasara aquello. Sigue existiendo ese pellizco en el estómago, pero ahora lo domino. Ahora salgo a disfrutar y hacer disfrutar al público, que no tiene por qué soportar tus nervios y tus gaitas. Tras mi operación (trasplante de hígado, en 2003), estoy en un momento de mi vida impagable. Valoro más las cosas, todo es mejor. Alguien me dijo: «Tú juegas con ventaja, porque tienes la fuerza de una persona muy joven, y esto (se señala la cabeza) de nuestra edad».

—¿Se cuida de algún modo especial?

—Lo único que hago es que no me descuido. Una persona que ni bebe, ni fuma, ni trasnocha... Todas mis reservas están a disposición del público.

—Ahora vuelve con su cita anual en un teatro en Madrid, con el disco «Te llevo en el corazón». ¿Lleva en el corazón a la capital?

—Claro, es mi casa. Me encanta cantar en Madrid, la gente me tiene muchísimo cariño, y me lo ha demostrado muchas veces. Aquí siempre hay un plus, de emoción, de todo.

—De este disco triple, parece que el tango es lo que más le ha enamorado.

—Ya había hecho rancheras y boleros, y claro, es la novedad, y en el escenario se nota mucho que disfruto cantando tangos. En enero ya viene otra historia, pero en mis futuros conciertos siempre habrá un par de tangos.