SOS 4.8., entre la gafa de pasta y la pista de baile

El festival murciano es la primera gran cita musical del año, una acertada mezcla de sonido «indie» y cultura de club

SOS 4.8., entre la gafa de pasta y la pista de baile

El festival SOS 4.8 cerró en la mañana del domingo sus puertas después de 48 horas en las que ha inundado Murcia de música, arte y reflexión. El evento ya se ha hecho mayor tan sólo en su tercer año de vida, ha sabido ... aprovechar el momento en el que muchos otros certámenes parecidos desaparecían por la crisis y la quiebra de productoras y ha consolidado un modelo que rezuma originalidad por los cuatro costados, que es asequible al bolsillo del ciudadano (y por ello, con 35.000 entradas vendidas, cinco mil más que el año pasado , mucha gente se quedó en la puerta) y que además no existe a estos niveles en España. Un festival urbano en el que el polvo no te cubre la cabeza, un espacio pensado para la comodidad de todos.

"He venido a Murcia porque me gusta encontrarme a gente con la que tengo gustos comunes", dice Unai, un joven malagueño que ha venido desde Madrid y está sentado en el suelo mientras charla con sus amigos. Al fondo suenan las guitarras de Franz Ferdinand , los cabezas de cartel del festival entero y la mejor representación del rock europeo del siglo XXI. En casi dos horas de concierto, el grupo escocés liderado por Alex Kapranos hizo un repaso a su discografía, formada por tres discos que van desde el puro rock de los dos primeros hasta un toque más electrónico en el último. Lo mejor fue la entrega de los de Edimburgo y que no renunciaron a tocar ninguno de los "hits" que les han hecho famosos, como "Jacqueline" o "Take me out" aunque este redactor, que ya es la tercera vez que ve a F.F. en concierto, no apreció nada nuevo en su impecable actuación. Antes que los escoceses, y en el mismo escenario, fueron Los Planetas los que hicieron de cabeza de cartel nacional. El año pasado cancelaron su visita a Murcia a última hora y en el ambiente había muchas ganas de ver a los granadinos, que dejaron no obstante división de opiniones en el respetable por el tono flamenco que ha tomado su último disco.

Ya metidos en harina, los también británicos Hot Chip hicieron sacar las gafas de sol al respetable. Una música electrónica tan glamurosa como la suya parece escucharse mejor pertrechado con unas "sunglasses", aunque sea de noche y no se vea ni torta. Así se puede dar rienda suelta al bailoteo mientras se disfruta de los grandes temas del grupo de electropop inglés, como «Ready for the floor» . Igual habían hecho previamente Crystal Castles , un grupo electrónico de sonidos desestructurados que sorprendieron por su directo, bastante bruto.

Delorean

Carl Craig

«ciudad del motor»

Sábado: sonido «UK»

Las dos letras que hemos puesto representan mucho en el mundo musical. Son todo un sello o marchamo de calidad que nos recuerda un estilo, una forma de entender la música. Venida de las islas vino la segunda hornada de artistas del festival murciano, que gastó buena parte de sus cartuchos en el viernes pero se dejó para el sábado a tres grandes clásicos «UK». El primero de ellos, los geniales Madness, una panda de abuelos adictos al ska que llevan 30 años en el candelero, aunque últimamente han revivido desde que sacaran nuevo disco el año pasado: «The Liberty of Norton Folgate». Su tema Our House proporcionó uno de los momentos más bonitos y recordados de la noche.

Mención especial merece Orbital . Al igual que Carl Craig representa el nacimiento del techno en Detroit en los años 80, Orbital forman parte del corazón de la escena "rave" británica que dio tanto que hablar en los 90, el equivalente a la "Ruta del Bakalao" nacional pero varios años antes. Este grupo surge entonces, cuando las fiestas ilegales inundaban los "warehouses" (naves industriales) de Londres, y el éxtasis corría por las venas de la mayoría de jóvenes que allí bailaban durante días. Tras varios años observando cómo el fenómeno crecía, el parlamento británico tuvo que intervenir mediante la Ley de Orden Público de 1994, que facultaba a la policía para clausurar inmediatamente cualquier reunión de personas en la que se estuviera escuchando «música caracterizada por la sucesión de bits repetitivos». Con la represión empezó a morir la escena «rave» británica, que sin embargo dejó un legado musical maravilloso formado por grupos como Orbital o The Prodigy . El sábado, este legado musical absorbió a un público entregado.

Fat Boy Slim,

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