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ABC Cultural

Bob Dylan: los aplausos tras el último acto

Con «Rough and Rowdy Ways», su disco de estudio número treinta y nueve, el bardo ha vuelto a firmar una obra maestra de su tiempo, que no necesita maduración, instantánea e inalcanzable

Bob Dylan Christy Bowe

Nacho Serrano

Salvo contadas excepciones, el señor R. A. Zimmerman ha sido siempre un juglar verborreico, un narrador de historias que merecen ser contadas y adornadas con un detallismo fotográfico. Es raro que Dylan haga un disco si no tiene mucho que decir o, como ocurre en ... este nuevo trabajo, muchas preocupaciones sobre las que reflexionar. Echando un primer ojo a las letras de « Rough and Rowdy Ways », extensísimas, tan largas como las de los raperos, uno imagina cómo habrá quedado su máquina de escribir al terminar este disco cuyo título guiña el ojo al gran Jimmie Rodgers, la primera estrella del country (su gran «hit» de 1929 fue «My Rough and Rowdy Ways») y uno de los muchísimos personajes que forman parte del «collage» histórico-cultural que el artista plasma en el libreto de su obra, no tan distinto del que los Beatles quisieron reflejar en la portada de «Sgt. Peppers».

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