Diego «El Cigala»: «Cantar para "indies" es un reto, pero ¿quién dijo miedo?»

¿Conocía el Sonorama?

La verdad es que no, y ha sido una gran sorpresa saber que en nuestro país la música y la cultura son capaces de mover tanto entre un público tan joven. Estoy deseando llegar y encontrarme con este público tan especial.

¿Y qué hace un cantaor como usted en un festival como ese?

Romper moldes y acercar el flamenco a los jóvenes desde una óptica más fácil de entender, porque, si algo caracteriza al flamenco, es su universalidad y su capacidad de diálogo con otras músicas. Los patrimonios que sobreviven y perduran son los que, sin perder su esencia, son capaces de adaptarse a los nuevos tiempos.

¿Le sorprende hasta dónde ha llegado «Lágrimas Negras»?

Por supuesto. Nunca imaginamos lo que luego sucedió y lo que aún perdura. Sinceramente, creo que fue un fenómeno difícil de superar.

¿Qué recuerdos de la grabación con Bebo guarda con mayor cariño?

Cuando me puse a grabar y mis ojos empezaron a llorar. La magia grabando temas como «Corazón loco» o «Veinte años», que me hicieron llorar como un niño por la emoción de estar con un genio como el gran Bebo, capaz de sentir la música con tanta profundidad y creando una hermandad maravillosa.

¿Cuál fue la primera señal que le hizo ver que el disco iba a ser algo mucho más grande de lo esperado?

Realmente no lo imaginábamos. En su momento sólo nos preocupamos de hacer buena música, poner mucha alma y disfrutar del proceso creativo. Todo lo demás vino después.

Interpretar este disco requiere un ambiente tranquilo, ¿no? ¿El bullicio de un festival «indie» podría ser un hándicap?

Sin duda, la acústica y las condiciones técnicas son parte importante de un espectáculo pero otra aún más importante es el público y sus ganas. Será todo un reto pero… ¿quién dijo miedo?

¿Ha pensado en algún truquillo para «ganarse» al público?

Ningún show es igual al anterior. «Lágrimas Negras» tiene la capacidad de llegar a todos y es difícil no emocionarse con sus piezas y el piano del gran Jaime Calabuch, Jumitus, pero además en este caso he querido venir acompañado de la Cali Big Band y traer algo del sabor de nuestro último trabajo, «Indestructible, el alma de la salsa».

Su homenaje a la salsa ha sido genial. Este proyecto le debe mucho a su «descubrimiento» de la música latina con Bebo, ¿verdad?

Me alegra que disfrutara con el documental; creo que tras verlo no solo se disfruta más del disco de «Indestructible», sino que además da la oportunidad de valorar y conocer todo el aspecto social que está detrás de un género tan maravilloso como es la salsa. «Lágrimas» me dió mucho, pero sobre todo me dio al gran maestro Bebo, al que siempre llevo en mi corazón. Él me abrió el camino que «Indestructible» me confirma: el flamenco es un patrimonio más vivo que nunca que puede y debe nutrirse y mantener un diálogo permanente con otras músicas para mantenerse vivo como ha hecho hasta ahora.

¿Cree que el gigantesco «boom» del reguetón está eclipsando otras músicas caribeñas?

¿El regue qué? La verdad es que poco le puedo decir porque no sigo ese tipo de música.

¿El flamenco debe ser andaluz y gitano?

El flamenco, ante todo, es universal y eso es así gracias a la aportación que durante siglos han venido haciendo diferentes culturas. Es un arte que se nutre del pueblo y sus vivencias y eso no entiende de geografía o de razas.