David Otero: «Una canción es como un peregrinaje; importa el camino»

- Es un trabajo muy redondo, ¿no?

Es un disco trampa porque ya había salido realmente. Nueve de los once temas habían visto la luz como singles y eso alivia un poco esa tensión de sacar todo el trabajo de varios años de golpe, es mucho estrés trabajar así. Es muy difícil que alguien escuche nueve canciones seguidas hoy en día… Hoy ha cambiado todo tanto que es realmente improbable. Debemos adaptar nuestros lanzamientos a la velocidad a la que vive la sociedad, que es al final quien manda.

- ¿Es bueno este ecosistema tan “rápido” para crear?

Creo que el contexto siempre es lo que determina hacia dónde se enfoca la creatividad. Cuando en los años 50 la música era tocada en la radio y se viajaba por Estados Unidos buscando talento para grabar singles, era ese contexto. Había pruebas de audición donde pasaban 30 o 40 grupos locales y la discográfica local escogía uno. Ahora el contexto es este; la gente no tiene tanto tiempo para escuchar los discos a fondo pero se produce más música gracias a la tecnología. Ni mejor ni peor, es lo que toca en este momento.

- Fue el artista más escuchado en la radio española en 2020. ¿Cómo se lleva?

Pues tampoco creas que me ha cambiado la vida especialmente. Recuerdo el día que me lo dijeron, estaba comiendo con mi mujer y me dijo: “Pero hombre alégrate que esto es algo muy bonito”. Y claro que me alegro pero no es algo en lo que me quiera quedar, no va a cambiar mi camino ni mi manera de encarar la música.

- Diga la verdad, ¿de pequeño se imaginaba montar tanto jaleo con tus canciones?

Ni de coña. No llamaba la atención de pequeño en el colegio, no era uno de los “populares” ni mucho menos así que para nada me imaginaba todo esto entonces.

- ¿Y ese momento en el se empezó a tomar las canciones en serio?

Nunca me las he tomado en serio y espero no hacerlo nunca. Por supuesto que son material, yo me decido a hacer canciones. Pero nunca he perseguido la fórmula mágica, siempre he tenido una actitud desenfadada con ellos, más cercana y libre.

- He leído también que tiene un armario lleno de cuadernos con canciones. ¿No se pierde un poco la ilusión por una idea si pasa mucho tiempo desatendida?

No, la verdad que a mí me pasa al revés. Si has llegado a la catedral de Santiago como peregrino después de hacer todo el viaje, por supuesto que te impresiona el momento de estar allí pero el camino es igual o más valioso.

- Toca la guitarra, canta y compone. ¿Qué es lo que más le cuesta?

Diría que la estética general del sonido: cómo conseguir que el sonido provoque una reacción en el cerebro. Eso se consigue con capas y capas de sonidos: a veces un teclado Hammond, un colchón de guitarras… Con el instrumento con el que más lo he logrado ha sido con la distorsión de la guitarra, me he acercado mucho a lo que tengo en la cabeza con este disco.

- He leído que le lleva seis horas escribir una canción. ¿Ha sido siempre así o se va haciendo más complicado cuantas más canciones tiene?

Siempre he sido así. El tiempo mínimo de una sesión de composición tiene que ser de cuatro horas para mí. Lleno cuadernos con ideas hasta que llego a punto del que se puede partir, necesito esta tranquilidad. Diría, si tuviera que hacer una metáfora, que es como meditar: se necesita un tiempo para entrar en el trance.

- Los once temas que componen el disco son una especie de viaje por su carrera. Cuatro de ellas son nuevas, pero para las más antiguas… ¿Fue capaz de imaginarlas desde cero o influye la forma que ya han tenido antes?

Ha habido muchos arreglos que venían del directo. Cuando grabas una canción al estudio y después la preparas para el concierto en el local de ensayo se ven cosas que se puedan cambiar o mejorar. Hemos trabajado casi todo a partir de esos arreglos más “en vivo”.

- ¿Qué es lo más especial de 'Otero y yo'?

Sin duda la oportunidad de trabajar con artistas tan talentosos, muchos de ellos amigos, que le han dado un toque único y familiar.

- Tiene varios conciertos en los próximos meses, empezando este sábado en Valencia. ¿Qué podremos ver en ellos?

Tenemos un formato a trío y todo live. Veo muchos conciertos donde la gente lleva cosas grabadas para el directo, secuenciadas… Cuando pensé en montar este formato, hablé con Pipo Romero (dirección musical) y Carlos Gamón (batería) pensamos en una guitarra eléctrica, un Moog (sintetizador) para hacerle el bajo y una batería. Lo que he descubierto es que no quiere tener conflictos con otro instrumento de púa, de ahí que haya sustituido el bajo por el Moog.

- Clapton decía que el trío es el formato más exigente para un músico…

Sí, sin duda. Requiere un nivel de concentración total y no puedes permitirte errores porque se nota mucho.

- Durante la pandemia montó una sección de tutoriales en Youtube muy divertida. ¿Veremos más?

Hay planes, hay planes… Atentos a mi canal (risas).

- ¿Qué le espera a David Otero en el futuro próximo aparte de los conciertos?

Es de las pocas veces en mi vida que no tengo obligaciones inmediatas. Por el momento planeo seguir evolucionando en el estudio, investigando y grabando cosas, y tocar todo lo posible en cuanto nos permita este dichoso virus.