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ABC Cultural

Charles Manson y la música: el verano que el pop surfeó con el diablo

La relación de Dennis Wilson, batería de los Beach Boys, con el sanguinario asesino encabeza la macabra huella que Manson dejó en el pop

Dennis Wilson, en una imagen promocional de principios de los setenta ABC
David Morán

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«Llámame Charlie», le dijo justo antes de arrojarse a sus pies, consciente de que presentarse con un «llámame lunático homicida» quizá no hubiese surtido el efecto deseado. Y Dennis Wilson, el más tarambana de los Beach Boys, el ... hombre magullado y macerado en alcohol que el océano se acabaría tragando en 1983, no sólo le llamó Charlie, sino que se lo llevó a su mansión de Sunset Boulevard, le cedió la batuta de sus tumultuosas orgías y, de natural desprendido y despreocupado, invirtió hasta 100.000 dólares en mantener a flote sus caprichos los de su aterradora Familia. «A veces el Brujo me da miedo. El Brujo es Charles Manson, un amigo mío que se considera Dios y Diablo. Canta, toca música y escribe poesía, y quizá acabe siendo otro artista de Brother Records, el sello de los Beach Boys», explicaría Wilson a la revista británica «Rave» en mayo de 1969.

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