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Brian Wilson, sobresaliente en música cinco décadas después

El instituto en el que estudió el líder de los Beach Boys «corrige» el suspenso con el que despachó su profesor de música la que sería la primera canción de la banda californiana

Brian Wilson, fotografiado a mediados de los sesenta ABC
David Morán

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Fue Brian Wilson el que a punto estuvo de quedarse sordo cuando su padre, el huraño Murry Wilson, le arreó con un tablón en la oreja y amagó con arruinar lo que más tarde se conocería como el «oído de Dios», pero si alguien estuvo especialmente duro de oreja con el líder de los Beach Boys fue Fred Morgan, su profesor de música en el instituto de Hawthorne, en Los Ángeles (California).

A Wilson, un adolescente que había aprendido a tocar el piano viendo cómo ese mismo padre que le zurró manejaba las teclas, no le interesaban tanto las sonatas de Bach como las armonías vocales de The Four Freshmen y las detonaciones orquestales de Gershwin, así que cuando Morgan le encargó componer una sonata para piano en duodécimo grado, Wilson s e descolgó con una melodía juguetona y saltarina. Una pieza que el profesor recibió como un fracaso estrepitoso y despachó con una F, el equivalente estadounidense a un suspenso.

Una calificación que no habría pasado de anécdota si unos pocos meses después aquella sonata fallida no se hubiese convertido en el esqueleto de «Surfin'», el primero éxito que grabaron los Beach Boys. El malogrado Dennis Wilson sugirió el tema, Mike Love salpicó la melodía de boms, dips y dits y Brian Wilson se encargó de hacer el resto. El single, publicado a finales de 1961, no dejaba lugar a dudas: 50.000 copias despachadas en un par de meses y una primera piedra que auguraba una carrera repleta de éxitos.

Cincuenta y siete años después de aquello, ya nadie duda del genio de Brian Wilson ni de su habilidad para levantar hermosas y sobrecogedoras catedrales de pop, pero ahí seguía esa F, afeando el paisaje y emborronando el expediente académico del autor de «Pet Sounds» con un insólito suspenso en música. Tampoco Morgan parecía demasiado dispuesto a dar su brazo a torcer - «fallaste en mi clase, pero has llegado alto en música», se limitó a decirle en una reunión de antiguos alumnos, según recuerda el propio Wilson en su biografía «I Am Brian Wilson» -, así que han tenido que pasar cinco décadas para que alguien se haya decidido a deshacer el entuerto.

Una restitución simbólica que se vivió el pasado lunes, cuando Wilson regresó al que había sido su antiguo instituto y la directora del centro, Vanessa Landesfeind, le hizo entrega de un nuevo boletín de notas en el que la F de «Surfin'» se había convertido como por arte de ensalmo en una A, la máxima calificación posible. Un sobresaliente tardío que Wilson, inmerso aún en la gira de conmemoración del 50 aniversario de «Pet Sounds», exhibió orgulloso a través de las redes sociales. Quizá era esto a lo que se refería el californiano cuando canturreaba el estribillo de «Be True To Your School».

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