Un soplo la vida

Hace treinta años, y una semana, llegué a Madrid y empezamos a ensayar, esa misma tarde y sin canciones en el repertorio. Siempre nos quedará la Madrid analógica. Ariel tuvo la visión del Tequila Reposado , nos enfocamos en ensayar, en armar la banda como quien planta un árbol. España era rockera, la bandera era negra y de cuero. Nos curtimos ensayando y tocando. Somos parte de la generación de Tablada 25, los legendarios locales de ensayo en Madrid, los de Almodóvar y McNamara , la vecindad de Gabinete Caligari . Pasamos por los garitos, ensayábamos de día y vivíamos de noche. De los bares a las Plazas de Toros con Joaquín Sabina , los festejos del Partido Comunista y el tradicional bolo en el Parque de Atracciones de Madrid.

Madrid era una fiesta y no estábamos invitados, pero teníamos pedigrí y voluntad para formar parte de una generación que alumbró a Extremoduro, Antonio Vega, Héroes del Silencio y Los Planetas . Paco Martín nos ofreció la oportunidad de grabar un álbum y la aprovechamos grabando un álbum. Hace treinta años, y una semana, nos encontramos para ser Los Rodríguez , todavía sin nombre y sin repertorio, una comunidad de rockeros conviviendo y ensayando en Madrid . No lo sabíamos entonces, pero España –en 1990–era el mejor lugar del mundo para aterrizar en septiembre, incluso sin un duro en el bolsillo. El rock era un gueto, había que elegir el propio destino. Y escribirlo. Toreros y bandidos con siete vidas, algunas por delante y otras ya finiquitadas. Me gustaría creer que fuimos campeones sin corona, que fuimos importantes para músicos que ahora son talentos contrastados, que le pusimos todo, al rock y a la banda, y que honramos el suelo que nos dio todo. Un soplo de vida.

¡A los amigos ausentes!