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ABC Cultural

Amores reñidos en el Festival de Salzburgo

El certamen presenta una discutida producción de la ópera de Mozart «La flauta mágica»

Klaus Maria Brandauer y tres de los Niños Cantores de Viena, durante la ópera Ruth Walz

Alberto González Lapuente

Por extraño que pueda parecer, Mozart y el Festival de Salzburgo mantienen una larga relación de amor y odio. Un ejemplo inmediato es « La flauta mágica », la última ópera escrita por el compositor y el mejor ejemplo de aquella moda ... por lo mágico que tantas consecuencias escénicas tuvo a finales del siglo XVIII. Según el propio festival, durante noventa años la ópera se representó en 220 ocasiones incluyendo curiosos periodos de «exclusividad». Con un estilo hoy difícil de defender, el repudiado James Levine la dirigió durante una década antes de que aparecieran Georg Solti , Bernard Haitink , Riccardo Muti y en última instancia un agotado Nikolaus Harnoncourt que hará seis años insistió en lo complicado que es defender la obra con verdadero sentido alquimista. El misterio de «La flauta mágica» es una trampa aparentemente inmediata, inquietantemente polisémica, que Salzburgo reinventa una y otra vez sin que el experimento parezca tener fin.

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