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Sutil y elegante concierto de Año Nuevo en Viena, con Mehta al frente

El director no es un «showman», aunque lo intente: repartió copas de champán, activó la bomba con confeti...

Sutil y elegante concierto de Año Nuevo en Viena, con Mehta al frente afp

alberto gonzález lapuente

Zubin Mehta (Bombay, 1936) es un clásico del Concierto de Año Nuevo. Lo ha dirigido cinco veces: en 1990, 1995, 1998, 2007 y en este recién estrenado 2015. Pero Zubin Mehta es, por encima de cualquier otra circunstancia, una apuesta por la seguridad ante un acontecimiento siempre seguro, infalible y milimetrado que la Filarmónica de Viena difunde desde hace 75 años por el mundo entero.

La retransmisión televisiva llega a unos 90 países y es vista por más de 50 millones de telespectadores. Son pocos, pues habría que sumar otros muchísimos millones que siguen el evento a través de la radio e internet. En España, la responsabilidad es de Televisión Española y de varias emisoras de RNE, incluyendo a la musical Radio Clásica, que lo atienden en directo. Para los dormilones, insensibles y coleccionistas queda todavía la opción de comprar la grabación en CD, DVD o Blue Ray, que se comercializará en muy pocos días.

La realidad es que se hace difícil excusar la escucha de un concierto que pone el mundo a los pies de una Viena esplendorosa. En tiempos de autoprotección y después de que la «Encuesta de fin de año 2014» haya revelado que Europa es el continente más triste, tiene algo de emocionante ver que quedan espacios como la capital austriaca, si no desbordantes en el regocijo, al menos civilizados, como ha querido mostrar el último concierto de Año Nuevo, a todas luces dedicado a promocionar la ciudad.

Para empezar, es la primera vez que la Filarmónica de Viena ha cooperado con el departamento de parques y jardines de la ciudad llevando a la sala dorada de la Musikverein un mar de 30.000 flores avaladas con el certificado Fair Flowers Fair Plants (FFP), garantizando la sostenibilidad del producto.

La realización televisiva de Michael Beyer lo tuvo en cuenta, especialmente en la primera parte del concierto, fijándose en el detalle de varios ramos, enriquecidos por los colores rosa, naranja y amarillo intenso con los que se quiso aludir a las raíces hindúes de Zubin Mehta. Lo demás fue embelesarse con tiros de cámara inverosímiles o detalles impecablemente sincronizados con la música.

Refinamiento instrumental

Da gusto contemplar así, en alta definición, la ciudad inmaculada: sus calles impolutas, los jardines rectilíneos, la serenidad de los cafés, la pulcritud de los mercados, lo caballos brillantemente cepillados, los paisajes idílicos, la gracia del Ballet de la Ópera coreografiado por Davide Bombana.

El acabose para un concierto que ha alcanzado este año cotas extraordinarias de refinamiento instrumental ya fueran las trompas atacando el «Danubio azul» o la cuerda exquisitamente conjuntada al abordar los «portamenti» durante de la «Polca de Ana». Desde la extraordinaria obertura de Suppé, «Una mañana, un mediodía, una noche en Viena», rememorando los años de estudiante de Mehta en la ciudad, hasta acabar, en el mejor estilo, con la polca rápida «Mit chic» de Eduard Strauss, y al tiempo recorrer obras de la familia completa y alguno de sus contemporáneos.

Todo sutil, elegante y contenido: definitivamente vienés y definitivamente cercano a Mehta. Que no es un «showman», aunque lo intente, y se aplique repartiendo copas de champán entre los músicos tras el «galop» del danés Hans Christian Lumbye, haciendo malabarismos con la batuta al compás de la «Marcha de la libertad» del padre de la dinastía Strauss, activando la bomba con confeti al hilo de las «Explosiones» del hijo Johann, o procurando poner orden a las palmas de la «Marcha Radetzky» (en verdad, no siempre con éxito, porque, con independencia de la habilidad rítmica de cada cual, a nadie le agrada pagar y que encima le manden).

Lo suyo es hacer música y, de paso, contribuir a engrandecer una capital definitivamente autocomplacida gracias a un concierto que ha celebrado con polcas «electromagnéticas» y de «estudiantes» los 650 años de su Universidad y los 200 de la Universidad Politécnica. Con razón, en el mundo son multitud los que desearían ir a Viena y vivirlo en directo. Para todo ellos, la Filarmónica ofrece la posibilidad de darse de alta en su web y participar en el sorteo de entradas para el concierto de 2016. El plazo está abierto hasta el 28 de febrero y cualquiera de los inscritos tiene las mismas oportunidades.

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