El ascenso de Pablo Heras-Casado

«Il postino» es un gran cambio respecto a Weill.

«Me daba mucho morbo artístico dirigir algo tan diferente como "Il postino"»No puede ser más radical. De hecho me daba mucho morbo artístico dirigir algo tan diferente, con un estilo con el que yo no estaba familiarizado. Aunque sea muy distinto, responde a la trayectoria que estoy siguiendo. Me paso la temporada cambiando por completo de registro.

¿Es una manera de probarse usted mismo?

Sí, necesito sentir que todo lo que hago es un reto, que me pone aprueba y supone un esfuerzo intelectual y físico. Evidentemente dirigir una Quinta de Beethoven por décima vez también es un reto, porque es una obra inabarcable, pero me motiva poder abrazar proyectos muy distantes en lo estético, bien por el propio lenguaje de la obra que supone un trabajo de investigación o conocimiento del estilo, el contexto y la técnica, bien por tener que trabajar con una orquesta nueva y eso también es un reto. Como dirigir a Shostakovich en el Mariinski, donde he estado cuatro veces.

Actualmente se codea con las grandes batutas y sus formaciones. ¿Ha tenido alguna referencia como director de orquesta?

No, ninguna en concreto. He bebido de muchas fuentes para discernir lo que me gusta de lo que no me gusta. Para mí lo importante es el espíritu crítico en la formación, algo que aplico a la hora de elegir cuál debe ser el próximo paso, dirigir a una orquesta u a otra, el repertorio...

En los tres últimos años el ascenso de Heras-Casado ha sido vertiginoso. Después de volver al festival de Lucerna este verano, la próxima temporada dirigirá a la Orchestra de la Gewandhaus de Leipzig, la Filarmónica de Múnich, la Sinfónica de San Francisco , las orquestas de Rotterdam, Filadelfia, el Ensemble Intercontemporain y la Filarmónica de Nueva York , con la que debutará en noviembre en el Met con Rigoletto . Con este teatro tiene proyectos para otras dos temporadas, que alternará con su presencia como director principal de la Orquesta de St. Luke , cuya temporada se desarrolla en el Carnegie Hall ...

¿Pone también retos a estas grandes agrupaciones a la hora de elegir un programa?

«No hago concesiones con ninguna orquesta» Soy bastante imprudente e inconsciente en ese sentido, pero no hago concesiones con ninguna formación. Es cierto que cuando haces un debut buscan propuestas sobre seguro, pero para mí eso no es un límite. Mi trabajo es estar a la altura y defender las obras. No tengo miedo pero sí mucho sentido de la responsabilidad. Mi mayor satisfacción es que los músicos de esas orquestas me acojan y me respeten.

Ha coincidido también con Domingo en la grabación de un disco de arias de barítono de óperas de Verdi. ¿Cómo ha sido esa colaboración?

En el proyecto de grabación (Sony ), tuvimos mucho tiempo para trabajar y fue un lujo contar con la Orquesta de la Comunidad Valenciana durante tantas sesiones. Ha sido una de las experiencias artísticas más importantes de mi vida. Verdi es un personaje central en mi vida profesional con el que he crecido mucho. El poder abordar ese repertorio con alguien que respira el lenguaje verdiano como lo hace Domingo, a dos metros de mí, provoca un intercambio artístico y un diálogo fascinantes. Mientras él destila Verdi, yo lo estoy construyendo y moldeando.