Plácido Domingo, cantante de ópera en tiempos modernos

Nació en la calle Ibiza de la capital española. Era 1941 , pero pocos años después sus padres, que eran cantantes de zarzuela, se trasladaron con él a Latinoamérica. Allí, en México, Plácido recibiría su formación musical , aunque no sin también intentar ser futbolista y torero. Intervino en comedias musicales e incluso recibió ofertas para hacer cine. Ha sido siempre un alma inquieta y en la actualidad, a pesar de sus más de 70 años, sigue demostrándolo: sigue en activo y, además, es director de orquesta y director de la Ópera de Los Ángeles.

«Tengo el mismo entusiasmo que cuando empecé, incluso más», declaraba Domingo en una entrevista a ABC en 2011. En sus inicios, en 1962, llegó a trasladarse a Tel Aviv junto a su mujer, Marta Ornella, para poder cantar. Se quedó allí durante dos años y medio y supuso su consolidación como tenor.

En la actualidad, está reconocido como uno de los mejores cantantes y directores de ópera del mundo, ha sido galardonado con once premios Grammy, con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (en 1991) e incluso tiene, desde 1993, una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Ha conducido la Washington National Opera y grabado un centenar de discos.

Los Tres Tenores

Uno de los hitos que no pueden olvidarse es el que protagonizó a partir de los años 90. Domingo, junto con Josep Carreras y Luciano Pavarotti , formó «Los Tres Tenores», una serie de conciertos que ayudaron a popularizar la ópera. De hecho, su repertorio no sólo incluía este género musical sino también otros como música pop u obras de Broadway .

También en esos años fundó Operalia , un concurso internacional de canto que ayuda a desarrollar la carrera de jóvenes cantantes. Su implicación con la música y con el futuro es innegable: Domingo impulsa también otros programas de crecimiento de jóvenes artistas en la Ópera Nacional de Washington y en la de Los Angeles.

Cáncer de colon

En 2010 el cantante de ópera fue operado de un cáncer de colon y, aunque los médicos le habían recomendado seis semanas de descanso, a la quinta él ya estaba cantando en la Scala. Tampoco se perdería el Mundial de fútbol de Sudáfrica, cita deportiva a la que nunca falta desde 1970, como gran aficionado que es. Desde Sudáfrica, con el alegrón de las victorias de la Selección, llamó a su mujer, que le dijo: «Plácido, por favor, no grites mucho». Cuando recordaba esta anécdota poco después, su mujer Marta Ornellas, reía al escuchar a su marido.